Desarrollar las tierras poco explotadas en todo el país y generar kibutzim (plural de kibutz) son algunos de los lineamientos económicos del proyecto que esgrime la fórmula Kirchner-Scioli en procura de una "nueva economía agraria que garantice la subsistencia de una gran parte de la población".
Carlos Abalos, uno de los integrantes de la veintena de equipos técnicos, fue el encargado de exponer las propuestas sobre política agraria.
El economista referenció las iniciativas en esa materia, con los kibutzim, las pequeñas comunidades agrícolas organizadas en Israel, con reglas propias, por pioneros judíos en la década del '40, en las que los esfuerzos y los resultados son cooperativizados..
Servicio de PrensaAsí denominó Freud, a una carta escrita entre los años 1932 - 1933, respondiendo a Einstein, el físico alemán, Premio Nóbel en 1921; quien intervino constantemente a favor de la paz.
Ya Freud, había escrito otro artículo, en 1915 "De guerra y muerte. Temas de actualidad", luego del estallido de la Primera Guerra Mundial. Por esta época, el famoso psicoanalista, era miembro del B'nai B'rith, el club judío de Viena, al que perteneció durante parte de su vida.
En el subtítulo "La desilusión provocada por la guerra", comienza diciendo: "Envueltos en el torbellino de este tiempo de guerra, condenados a una información unilateral, sin la suficiente distancia respecto de las grandes transformaciones que ya se han consumado o empiezan a consumarse y sin vislumbrar el futuro que va plasmándose, caemos en desorientación sobre el significado de las impresiones que nos asedian y sobre el valor de los juicios que formamos. Creemos poder decir que nunca antes un acontecimiento había destruido tanto del costoso patrimonio de la humanidad, ni había arrojado en la confusión a tantas de las más claras inteligencias, ni echado tan por tierra los valores superiores. Hasta la ciencia ha perdido su imparcialidad exenta de pasiones ..."
Antes 1915, hoy 2003. ¿Qué aprendimos? ¿Por qué repetimos la misma historia? ¿Hasta dónde nos empecinamos en cegarnos y negar el grito desesperado de millones de personas que piden por la paz? ¿Cómo creer que el hambre se cura con más sufrimiento, dolor, horror y destrucción? ¿Cómo respondemos a las preguntas que nos plantean nuestros niños y adolescentes sobre por qué la guerra? ¿Tenemos respuestas, sin sentirnos, en parte, responsables, por tanta devastación, intolerancia y discriminación?
Un niño de seis años, responde a esta pregunta, "...pelean por el petróleo...". ¿Le es suficiente esta respuesta? ¿Logra disimular o calmar su angustia? ¿Se da cuenta que las imágenes televisivas no responden ni a un dibujo animado, ni a una película inventada por un director creativo, ni a un juego fantaseado de la computadora?
Volviendo a Freud, y a su artículo de 1915, hace referencias a la desilusión que las guerras provocan en el estado anímico de los seres humanos: y la actitud hacia la muerte.
Pensemos en la desilusión que se instala en cada persona humana por la frustración y el desconcierto que provoca el comprender que las desinteligencias y los conflictos de intereses, no pueden resolverse respetando, por encima de todo, LA VIDA. Los pueblos se militarizan y fortalecen para la muerte del enemigo.
"Enemigo", "extranjero", que no es otro, que aquél que piensa diferente de mi, aquél que pertenece a otra cultura a quien hay que eliminar.
Y en nuestra cultura, ¿dónde quedaron los "códigos éticos" portadores, insisto, del respeto por la diferencia y por la vida? El hombre, como Amo de la Tierra, vive transgrediendo el orden, la Ley. Algunos se erigen en "Mesías", en enviados de D", cuya palabra y decisión es fuente de "certeza y verdad absoluta".
La pregunta que Einstein hizo a Freud (en 1932), fue "¿Hay algún camino para evitar a la humanidad los estragos de la guerra?, y continúa " Es bien sabido que, con el avance de la ciencia moderna, éste ha pasado a ser un asunto de vida o muerte para la civilización tal cual la conocemos; sin embargo, pese al empeño que se ha puesto, todo intento de darle solución ha terminado en un lamentable fracaso".
Las denuncias sobre la guerra, se han sucedido a lo largo de los años, a través del cine, la literatura, la pintura.
Cómo no recordar, por ejemplo, al famoso pintor español, Picasso, que en su período llamado expresionismo ha realizado su maravillosa obra "Guernica", como símbolo del horror al que se somete la humanidad; como así también, al escaso éxito, de los esfuerzos realizados para alcanzar una meta de paz.
Y sigue escribiendo Einstein en su carta:
"...Este hambre de poder político suele medrar gracias a las actividades de otro grupo guiado por aspiraciones puramente mercenarias, económicas... compuesto de individuos que, indiferentes a las consideraciones y moderaciones sociales, ven en la guerra, en la fabricación y venta de armamentos, nada más que una ocasión para favorecer sus intereses particulares y extender su autoridad personal".
Releer estos artículos, me han conmovido fuertemente en esta época. La guerra representa pérdidas y sufrimientos. Parecería no haber respuestas totales y más tranquilizadoras para explicar el "entusiasmo" de ciertos hombres, por sacrificar vidas ajenas.
En este texto se explica que "el hombre tiene dentro de sí, un apetito de odio y destrucción"... "En épocas normales esta pasión existe en estado latente, y únicamente emerge en circunstancias inusuales; pero es relativamente sencillo ponerla en juego y exaltarla hasta el poder de una psicosis colectiva... un enigma que el experto en el conocimiento de las pulsiones humanas puede resolver".
Este modesto espacio, tiene el objetivo de llevarnos una vez más, a la reflexión.
Las guerras son a veces parciales (entre algunas naciones), otras, mundiales, y a veces, se desarrollan en los pequeños círculos familiares (por qué no considerarlo) ¿Tiene algún sentido, tanto desgaste en pro de ilusorios orgullos o búsquedas inefables (sin palabras que lo expliquen) de poder?.
Lic. Rita E. Abigador.
© LA VOZ y la opinión.
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