Pesaj ocupa un lugar preponderante en la tradición judía, porque es una fiesta esperada y querida -porque es el tiempo de nuestra Libertad- como lo manifiesta uno de sus nombres; porque muchos actos y rituales que realizamos llevan la impronta de la salida de Egipto, como el Kidush que pronunciamos cada viernes, porque es una fiesta de padres e hijos, donde los hijos son protagonistas y preguntan "¿En qué se diferencia esta noche de todas las noches del año?". Porque el relato de la liberación de la esclavitud a la libertad, nos acompaña durante miles de años, renovando cada año su presencia a través de comidas y canciones de fragancias y colores, como cantamos en idish "Canten con nosotros las viejas canciones que siempre sonarán renovadas". Los grandes escritores judíos, en idish y en hebreo, reflejaron en sus relatos y poesías distintos aspectos del querido IOM TOV PESAJ. Por eso, hay un texto básico de Pesaj, que es la HAGADÁ, la historia que es un diálogo de generaciones, y que en la noche de Pesaj renovamos su relato. Los símbolos de Pesaj en la colorida "Keara", la Matzá en su centro, el Jaroset y las amargas hierbas Maror recordando las amarguras de la esclavitud, las lágrimas y el color de los ladrillos. ¡Cuántos símbolos! ¡Cuántas historias narradas y cantadas en noches de "SEDER", Cuántos recuerdos de cada generación y sentirnos como si cada uno saliera de Egipto. Sholem Aleijem, el popular escritor judío, en hermosos relatos nos transporta a la Europa Oriental, al mundo del Shtetl, de la aldea. Una madre le comunica a su hijo, que este año, para Pesaj, le van a preparar nuevas botas y un nuevo traje y una nueva gorra... Las escenas descriptas con maestría, con el sastre tomándole las medidas al chico, y la mamá agregando centímetros a las mangas y al largo, porque "un chico crece". Finalmente, con las botitas nuevas, varios números más grande que el pie, el traje grande y la gorra cubriéndole la frente, tuvo que soportar las risas de sus amigos, cuando en la víspera de Pesaj acompañó a su padre al ZHIL. Otro relato de Sholem Aleijem, del mundo de la infancia, es el "Profeta Elías". Aquí también la madre, desde temprano le insiste a su hijo, que vaya a dormir la siesta, ya que a la noche tiene que mantenerse despierto, "pues es la noche del Seder, y tienes que preguntarle a papá las 4 cuatro preguntas, estoy segura, le dice la madre que te vas a dormir, y no podrás cumplir con los preceptos y escuchar la Hagada. ¿Qué creen ustedes?, después de tantas promesas, me dormí... y al dormirme, soñé que venía Eliahu Hanavi un viejito con una bolsa al hombro y una larga barba, me retaba porque no estaba despierto"... Otros hermosos relatos de Pesaj encontramos en la obra de Itzjok L. Peretz, contemporáneo de SH. ALEIJEM, relata en su hermoso cuento "El Mago" cómo se acercaba Pesaj, y los preparativos para tan magno acontecimiento. Todos en el barrio estaban ocupados con dichos quehaceres, sólo Rivke-Beile no tenía con qué comenzar a prepararse para el Pesaj. Su esposo Jaim-Ioine, se quedó sin trabajo. Hace ya rato que no queda nada por empeñar, ni candelabros siquiera, y Pesaj está cada vez más cerca. "Jam Ioine tenemos que pedir ayuda, ya no nos queda tiempo". Jam Ioine se resiste. "Si Dios quiere, tendremos nuestro Seder. La noche de Pesaj encuentra a la pareja a oscuras. Todas las casas brillan con luz festiva. Sólo Rivke Beile espera a su marido, que regresa del ZHIL. Las lágrimas corren por sus mejillas. ¡A Gut Om Tov! la anima el marido, ven, Rivke Beile no estés triste, no recitamos acaso esta noche "Kol Dijfin Ieite Veijol" en todas las casas - la puerta está abierta. En ese preciso momento, entra un visitante, los dos quedan sorprendidos. Vengo a pasar el Seder con ustedes -dice el extraño-. No tenemos nada para el Seder... No se aflijan, dice el visitante, yo traje el Seder conmigo. Pronunció unas mágicas palabras, y se hizo la luz, sobre la mesa, aparecieron la Matza y el vino, la keara y la comida hasta las sillas se cubrieron de mullidos almohadones... estaban sorprendidos. Sin saber qué hacer, corrieron a preguntarle al Rabino; él les dijo: si la Matza se puede partir, el vino verter en las copas y las almohadas tienen consistencia. Pueden disfrutar de todo, significa que el profeta Elíahu vino en vuestra ayuda. Cuando regresaron a su casa, los esperaba el Seder listo. El visitante se había ido, se sirvieron matza y vino y se sentaron cómodos a disfrutar del Seder... La Fe Jaim Ioine, había tenido su recompensa. Como a otros, Elianu Hanavi los ayudó. El Profeta que traerá la redención tan querida y esperada fue atraído por la Fe de Jaim-Ioine. Ya en remotos tiempos, reunidos en Bnei Brak nos relata la Hagada, estaban los Rabinos Eliézer, Rabí Akiva Rabí Elazar, Rabí Ioshua y Rabí Tarfon preparando la rebelión contra los poderosos Romanos. Pesaj, a través de los siglos, desde los sótanos de la inquisición, desafiando, la tortura, la prisión, y hasta la muerte, el judío no quería renunciar a sentirse libre. Pesaj, en el Ghetto de Varsovia -rompiendo las nuevas cadenas impuestas por los nazis, quebrando los cálculos de exterminio, la noche de Pesaj, inspiró a esos combatientes, a rebelarse contra los sangrientos opresores- no podían creerlo los cebados gendarmes de la S.S., que esta vez, la noche de Pesaj de 1943, hace 60 años, fueron recibidos con tiros, una resistencia que inscribió una página de oro en nuestra moderna historia. Pesaj marca un modelo de Gueula -Redención- y nosotros seguiremos relatando estas historias y muchas otras que rescatan el espíritu de nuestro pueblo y del Hombre que no está dispuesto a renunciar a la Libertad ni aun en tiempos Mesiánicos.. © LA VOZ y la opinión
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