A raíz de los acontecimientos que se suceden, especialmente, creo que es apropiado historiar un poco acerca de este fenómeno.
Es casi seguro que la historiografía del terrorismo musulmán habrá de dividirse en dos partes: antes del 11 de Setiembre del 2001 (derrumbe de las Torres Gemelas), y después de esa fecha. Hoy, una oleada de personas ansía descender hasta las profundidades del fenómeno que le ha sido impuesto al mundo libre, a Occidente, a Israel, a Europa y a América.
El centro de Estudios del Medio Oriente y África que lleva el nombre de Moshé Dayán, difunde desde hace muchos años los materiales que se le solicitan, referentes al Islam o a los Árabes. Dicho centro es reconocido como entidad internacional de gran prestigio académico, más allá de las fronteras de Israel. El ilustrativo trabajo de investigación del que pasaremos a ocuparnos, vio la luz antes del 11 de Setiembre. Su resonancia fue mayor, a raíz de la gran desgracia que se abatió sobre el pueblo norteamericano.
UNA NUEVA AGRUPACIÓN.
El autor, Meir Hatina, docente del Departamento para Estudios del Medio Oriente de la Universidad de Tel Aviv, pone en manos del lector una investigación minuciosa y original sobre uno de los grupos terroristas musulmanes, constituido en la Franja de Gaza allá por los años ´70 del siglo XX. Ese grupo, denominado “La Jihad Islámica”, desempeña un papel activo, lo mismo que el “Hamas”, en el contexto del terrorismo anti-israelí.
La investigación de Meir Hatina pone en evidencia los orígenes y las transformaciones de un grupo fundamentalista que cumple un proceso de radicalización, al pasar de la religión a la política y de la pasividad al activismo militar; y que elabora para su propio uso la teología de un movimiento de Jihad Islámica. Esta nueva teología recibe también la influencia de la “Hermandad Musulmana” en Egipto y logra expandirse en el campo palestino. Su fecha de largada explica el autor –es Diciembre de 1987, cuando la primera “Intifada”(sublevación), se desata en Gaza con la fuerza de un torbellino, sorprendiendo a Arafat y a la “Organización para la Liberación de Palestina (OLP)”. La “Jihad” declara ser su propulsora, asciende al escenario de la lucha y, naturalmente, amenaza la primacía de la “OLP”.
La “Intifada” constituyó un triunfo para los palestinos, ya que cambió totalmente el carácter de la lucha contra Israel. A partir de ese momento, la “Jihad” empujó a la “OLP” a una posición defensiva y, paralelamente, inició su acercamiento al “Hamas”, fundado por el Sheik Jassín. Pese a la afinidad ideológica entre ambas agrupaciones –explica el investigador- la “Jihad” preserva su independencia. Está claro que es la que provee los oficiales para los altos mandos y arroja así sombras sobre la “OLP”.
En este punto conviene señalar que el “Hamas” no fue, en sus comienzos, un movimiento político. Existen señales de que Israel le dio espacio, suponiendo equivocadamente que serviría de contrapeso frente a la “OLP”. Pero los avances de la Jihad Islámica en pos de la politización y de la lucha armada contra Israel, mostraron lo ilusorio de aquella expectativa.
LA “JIHAD” Y LA “OLP”.
La cuestión que se plantea es la del verdadero carácter de las relaciones entre la “Jihad Islámica” y la “OLP”. ¿Quién es allí “el patrón”? ¿Quién decide la forma y el ritmo de la lucha? La “OLP” (una entidad terrorista “domesticada” por la política israelí de paz, los acuerdos de Oslo, el enfoque de Peres-Beilin-Sarid-Barak, y en buena medida en respuesta a las presiones de Estados Unidos, Europa y la Comunidad Internacional) es vista hoy como un factor inclinado a la conciliación o a cierto grado de deslealtad en el campo musulmán que le proveyó sus altos mandos. Arafat declaraba querer un Estado, y desde su muerte el nuevo líder de la OLP y Presidente de la ribera occidental de Israel, Abbas declara que desea un Estado y afianzar un régimen normal (léase occidental), un sistema democrático con igualdad de derechos para las mujeres. Más aún, la “OLP” es, de hecho, una red de organizaciones diversas, algunas de ellas laicas, otras pro-marxistas, o bien dirigidas por árabes cristianos. La Dra. Hana Ashrawy, por ejemplo, es cristiana: un dato que los medios de difusión occidentales solían ocultar.
¿Qué significan estos “signos distintivos”? La “Jihad Islámica” y lógicamente el Hamas se oponen al panorama que acabamos de describir. ¡Sus propósitos son hacer primar la ley musulmana! ¡Es suprimir toda señal de laicismo, de “occidentalismo”! ¡Y sin duda se niegan a otorgarle igualdad a la mujer palestina! De hecho, la “Jihad Islámica” encuentra fórmulas de compromiso con la “OLP”, pero su verdadera asociación es con el ”Hamas”. Al mismo tiempo, mantiene buenas relaciones con Irán y Siria y, por supuesto, con el “Hezbollá” en el Libano. Y en cuanto a la contraposición sunita-shiíta, queda relegada hasta el día de la victoria (esto es, el de la eliminación de Israel).
FUNDACIÓN EN EGIPTO.
Se acepta generalmente que la “Jihad Islámica” fue fundada en 1981, en Egipto, por un grupo que encabezaba el médico Ftaji El-Shkaky, perteneciente a una familia de refugiados, nacido en 1951 en una aldea cerca de Ramallah. Después de estudiar en la Universidad de Bir-Zit, El-Shkaky viajó a Egipto y consolidó su formación bajo la influencia de la “Hermandad Musulmana”.
La “Jihad” empezó a actuar como organización militar anti-israelí en 1984, y a partir de 1987, como ya dijimos, fue ganando notoriedad.
RADICALIZACIÓN EXTREMA.
A medida que se agudizaba el conflicto israelí-palestino, crecía la radicalización de la “Jihad”. Paralelamente se acrecentaba su influencia en Gaza y en la Ribera Occidental.
En cuanto a la plataforma política de la “Jihad Islámica”, contiene los puntos siguientes:
1) La Jihad debe extirpar a Israel del corazón de la Nación Palestina: “Israel expresa la ofensiva occidental al corazón del Mundo islámico, por lo cual la lucha en su contra constituye un deber sagrado para todo creyente, allí donde está”. Si bien el Islam prohibe el asesinato de mujeres y niños, tratándose de Israel lo justifica. ¡Más de una vez se presenta a Israel como “el hermano gemelo del nazismo”! En una lucha que es ideológica y no política, todos los medios terminan siendo válidos. Esto hace comprensible el fenómeno de “los mártires”, (por ejemplo: los que se inmolan).
2) El Islam es el Movimiento que libera de todos los regímenes tiránicos en el mundo.
3) Respecto de la “Jihad Islámica”, la Nacionalidad Palestina es sólo parte de la lucha musulmana general. El “Problema de Palestina” es entendido en términos religiosos, cuando lo que debe primar es el enfrentamiento militar sin concesiones. El objetivo último es la victoria musulmana, y no la creación de un Estado según las aspiraciones de la “OLP”(es por esa razón que Arafat se negó a firmar el acuerdo con Barak y esas negociaciones terminaron con la segunda “intifada”). Todo intento de compromiso o de paz con el enemigo sionista, constituye una traición a los ojos de la “Jihad”, que por supuesto también se opone a los Acuerdos de Paz de Jordania y Egipto con Israel.
4) El nuevo orden mundial que surgió con la caída del Comunismo, constituye una amenaza para el Islam y los musulmanes. La “Jihad” se opone a todo proceso de democratización y de parlamentarismo. Entidades de Occidente tales como la UN, son peligrosas para el Islam. Es preciso eliminar, por desleales, a muchos regímenes árabes instaurados por el imperialismo occidental. Irán es el modelo de un régimen musulmán auténtico. Incluso la Liga Árabe es un conjunto de derrotistas en los que no se puede confiar. La “Jihad” cree en su propia misión, que es “consumar una revolución musulmana en la región”. También en la sociedad palestina es preciso promover una revuelta con un objetivo sagrado: ser la punta de lanza para una guerra contra Israel. Es decir, que los palestinos son el Pueblo de la Tierra Santa. Ellos deberán eliminar al Sionismo y destruir también los regímenes árabes que traicionan la causa.
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