La ex esposa de Nisman presentó una lista de “hechos” para argumentar que el fiscal fue asesinado. Para Fein, no hay ninguna prueba. Por Irina Hauser Sandra Arroyo Salgado reapareció en escena para insistir con la teoría de que a Alberto Nisman “lo mataron”. Mientras hablaba por una radio, por otra la fiscal Viviana Fein sostenía que no puede afirmar todavía si “se suicidó ni decir que lo asesinaron” y desafió a la jueza federal y ex esposa del fiscal a que entregue las “pruebas directas” de que se trató de un homicidio. Arroyo volvió a descalificar la investigación de la fiscalía y dijo que espera que “la Corte Suprema, como cabeza del Poder Judicial, ponga las cosas en su lugar”. La excusa de su nueva irrupción pública fue que el resultado de una prueba de reproducción del disparo, hecha con el arma original que causó la muerte, dio positivo, o sea que dejaba rastros de fulminante al ser accionada, mientras que los dos barridos electrónicos hechos sobre las manos de Nisman, ensangrentadas, dieron negativo. A ella le pareció una “prueba concluyente y científica” de asesinato, aunque a la fiscal no, y la incluyó en una lista de 14 puntos que, según su parecer, ponen en duda que Nisman se haya quitado la vida. La mayoría de esos ítems, sin embargo, reflejan solo la postura de sus peritos, que en las informes de las juntas forense y criminalística quedaron en franca minoría, ya que ambas descartaron indicios de homicidio así como la presencia de otra persona en el baño donde apareció muerto Nisman. “Pruebas directas, concretas, concluyentes, no hay”, aseveró la fiscal Fein. Los abogados de Arroyo Salgado ya habían iniciado una campaña mediática en la que uno de ellos, Juan Pablo Vigliero, llegó a decir que “la investigación está hecha como el culo”. Luego admitía que había que despejar hipótesis y no descartaba un suicidio, en declaraciones al Buenos Aires Herald. Pero Arroyo no renunció a su postura inicial: “Tenemos muchas pruebas y casi ninguna de que fue un suicidio”, dijo ayer. Fein reflotó una declaración testimonial de la jueza del 26 de enero que sugería otra cosa: “Manifestó que cuando a ella le llega la noticia del fallecimiento el doctor Nisman pudo haber atribuido tal hecho luctuoso, tal muerte, a una ingesta de pastillas”. La ofensiva mediática de los abogados y de Arroyo Salgado se refuerza cíclicamente ante algún revés, como el fallo de la Cámara del Crimen que la semana pasada confirmó a Fein a cargo de la investigación, y a medida que se consolida la hipótesis de suicidio. Así, la ex esposa de Nisman presentó 14 puntos para intentar contrarrestarla. Dos surgen de información reciente (la reproducción del disparo y el informe tecnológico) y el resto está basado en información vieja de la causa que representa un punto de vista minoritario entre todos los especialistas que participaron en la investigación. Rastros de fulminante Arroyo Salgado dice que si los dos estudios de barrido electrónico que se hicieron en un comienzo sobre las manos de Nisman dieron como resultado que no había rastros de fulminante, pero ahora una prueba de reproducción de disparo, hecha la semana pasada con la Bersa 22 que le causó la muerte, mostró que el arma dejaba restos de bario, plomo y antimonio, es “una prueba concluyente” de que fue otra persona la que le disparó. Este nuevo test se hizo por insistencia de la querella de la jueza y consistió en la recreación del disparo en un laboratorio de Salta tres veces, en dos baños y un vestuario con un maniquí cuya mano estaba recubierta de piel de cerdo, de la que se tomaron las muestras. La pistola es la que Diego Lagomarsino dice que le prestó al fiscal. El mismo proporcionó los proyectiles para el test. Para la fiscal Fein, no es una prueba concluyente, como no lo eran los barridos electrónicos al dar negativo. De hecho, le parecía innecesario hacer el nuevo estudio. Ahora, dice, “debe compulsarse el resultado con el resto del material probatorio, no podemos tomar una prueba en forma aislada”. El perito criminalístico de Lagomarsino (el técnico informático a quien la querella quiere incriminar en la muerte), Luis Olavarría, le dijo a Página/12 “que el resultado positivo no suma ni quita nada; la prueba en Salta se hizo en condiciones ideales de laboratorio, mientras que las muestras originales eran las reales”. Olavarría explicó que en las primeras dos pruebas de barrido electrónico sobre las manos de Nisman “interfería la sangre” en la toma de muestra de partículas. El resultado negativo era una posibilidad, incapaz de definir una hipótesis. La corroboración de que la pistola deja fulminante “no quiere decir que lo mataron”, advirtió. Peritaje informático La ex esposa de Nisman aseguró que el peritaje tecnológico determinó que la computadora del fiscal era “un colador” y que había sido infiltrada y manipulada. “Si Diego Lagomarsino era informático hacía muy mal su trabajo y lo estaba estafando a Nisman”, dijo. Según Arroyo Salgado el análisis del celular de Nisman determinó que fue operado por alguien después de su muerte y que hubo un borrado manual seguro de los últimos registros de llamados y mensajes que no fue realizado por él. Algunos portales, como Infobae, reflejaban ayer esa conclusión así: una de “sus computadoras y uno de sus teléfonos (de Nisman) fueron manipulados”. El acta final del análisis informático es del 31 de julio y lleva la firma del oficial mayor de la Policía Metropolitana Javier Come y los ingenieros que actúan como peritos de parte Marcelo Torok (por Lagomarsino) y Gustavo Presman (por Arroyo Salgado). En ningún momento habla de manipulación ni de adulteración. Sobre el teléfono, por ejemplo, sólo dice que “resulta llamativa” la ausencia del registro de comunicaciones previas a las 13.46 del domingo 18 de enero y de mensajes de texto previos a las 9.51.42. El “borrado seguro” no está descartado que lo haya hecho el propio Nisman con un programa específico. El reporte dice que no entró en acción un virus “troyano” en el teléfono, aunque estuviera presente sólo podría “tener efecto” en una computadora. Tampoco se halló el troyano en la de Nisman. Los técnicos informáticos señalan como “hallazgo relevante” la falta de registro de dispositivos USB antes del 13 de enero (dado que el sistema operativo tenía más de seis meses), pero no sacan conclusiones. Luego se determinó que Nisman usaba el programa Ccleaner con el que hacía limpiezas permanentes, que también borran la conexión de dispositivos. El peritaje dice que no se puede asegurar que la fecha y hora que figuraba en el ordenador “fuera real”. Sin embargo, este diario confirmó luego que a las 7.01.51 del domingo 18 de enero Nisman estaba leyendo Página/12 en la web, y se corroboró que coincidía el horario del sistema informático con el de la computadora del fiscal. Un dato demoledor, además, para el planteo de la querella según el cual la muerte fue el sábado. Golpes, bala, baño Arroyo Salgado insiste con que el cuerpo de Nisman tiene un golpe en la pantorrilla, como si lo hubieran reducido, y un hematoma en la cabeza, que asoció con algún objeto que no deje marcas (como una cachiporra llena de arena, dijo). La junta médica, con trece peritos contra dos, ya estableció que el golpe cerca del tobillo tenía “una expresión cromática variable” que hace suponer que era anterior a la muerte. El golpe en la cabeza lo relacionaba con la caída al momento del disparo. Hablaba de “golpe o choque con o contra un elemento contundente o superficie”. El cuerpo no tenía lesiones defensivas. Otra vez la jueza dice que el cuerpo fue movido dentro del baño, pero el informe de la junta criminalística fue taxativo -por mayoría de cinco peritos y disidencia del de la querella en que no había rastros de “desplazamiento de personas por el interior del baño”, ni huellas ni manchas de sangre que prueben que el cuerpo fue arrastrado. Del mismo modo, ella dice que la puerta del baño no estaba cerrada de desde adentro. Sin embargo, fue hallada apenas entreabierta y con el cuerpo que la bloqueaba de modo tal que hubiera sido imposible que alguien saliera de ahí. Sugiere que la trayectoria del disparo (de atrás hacia adelante y levemente ascendente) no es propia de un disparo suicida, pero hasta ahora nada lo demuestra, incluso el disparo se produjo a menos de un centímetro. Prefectura Arroyo plantea que efectivos de la Prefectura hacían inteligencia sobre Nisman. La fuerza dice que era un refuerzo de la custodia que, al parecer, estaba fuera del complejo Le Parc, a 30 metros del edificio (una distancia extraña para espiar), mientras que otros prefectos hacían adicionales adentro. Nisman a la vez estaba rodeado de más de diez efectivos de la Policía Federal. Y nada permite afirmar por ahora que desconocía la presencia de los prefectos. Pericia psicológica Arroyo Salgado cuestiona que no se haya hecho una pericia psicológica de Nisman hasta ahora. Sin embargo, el perito psiquiatra Ricardo Risso a quien ella había contratado renunció, porque según explicó a esta cronista no estaban dadas las condiciones para poder hacer ese estudio, que requiere los testimonios de las personas cercanas al fiscal, que difícilmente hablen con libertad ante un expediente de tanta exposición. Una autopsia psicológica apunta a determinar las circunstancias en que se encontraba la persona antes de morir. Muchas de esas personas cercanas, además, como la madre y la hermana, quedaron entrampadas en la investigación sobre los dudosos movimientos de dinero de Nisman, las propiedades y la cuenta en Nueva York. pag/12
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