21 de julio de 2008.- Ser judío en España es difícil. Lo es por una razón: casi no hay judíos en España. Bueno, no es que no haya judíos en España, sino que somos muy pocos: los miembros de todas las comunidades judías de España no llegan a los 15.000 según las propias instituciones judías (aunque según los cálculos de los embajadores de Israel y de Argentina en España se acercan a 30.000) en un país de 45 millones de habitantes.
Pero en España sí hubo judíos. Hace mucho tiempo. Cuando fuimos expulsados del reino éramos unos 600.000 o el 10% de la población. Pero gracias a esa expulsión (que fue terrible no sólo por lo injusta, sino por lo eficaz), España pasó a tener 1 de cada 10 habitantes judíos en 1492 a 1 cada 3.000, actualmente.
Siendo tan pocos judíos en este país lo más probable es que la mayoría de mis lectores nunca haya cenado en casa de una familia judía, o conocido en profundidad a un judío. Sin embargo, según 'El País' de hoy, el 56% de los estudiantes secundarios españoles dicen que 'estaría poco o nada dispuesto' a trabajar con un judío.
Para que quede claro: este horroroso prejuicio que demuestran los estudiantes españoles es también el mismo que sienten por otras minorías. En orden de rechazo de los estudiantes españoles, los gitanos se llevan el 'premio' siendo rechazados por el 67% de los escolares. Luego vienen los marroquíes, despreciados por nada más ni nada menos que el 64% de los estudiantes españoles y enseguida después venimos los judíos. El rechazo es menor hacia los Europeos del Este (un 47%), aún menor hacia los africanos (un 45%), tras los que vienen los latinoamericanos y asiáticos (un 43%), y los menos rechazados son los norteamericanos y los comunitarios (28 y 22% respectivamente).
¿Pero cuál es la gran diferencia entre todos estos grupos y los judíos? Que el prejuicio antisemita del escolar español medio es un prejuicio basado no en el encuentro con judíos -que, como digo, es estadísticamente improbable- sino por la historia antisemita española desde la Inquisición. Yo me pregunto en qué está basada la judeofobia en este país. ¿Cómo puede ser que haya desprecio por el judío sino se le conoce?
En España, por ejemplo, ser judío es sinónimo de ser tacaño o avaro cuando en Estados Unidos son las instituciones judías las que más dinero invierten en asuntos sociales, destinados en la mayoría de los casos a no judíos.
Además, están los medios masivos de comunicación españoles que habitualmente atacan a los 6 millones de israelíes judíos --que viven entre más de 1.000 millones de musulmanes-- de ser la causa de la violencia en el mundo árabe y musulmán (cuando los palestinos representan una ínfima minoría de éste).
Existe en España otro antisemitismo que es el del progresismo que cree que Israel controla a Estados Unidos y que tanto Israel como Estados Unidos son dos países enemigos de la convivencia y la estabilidad global, al que se le añade el antisemitismo de la derecha católica tradicional.
Pero hay más. Existe en España la creencia del lobby judío todo poderoso. En Estados Unidos hay 34 mil lobbystas registrados en el Congreso entre los cuales una minoría son judíos. Si bien las instituciones judías en Estados Unidos (como el American Jewish Committee, Anti Difamation League, Bnai Brith o American Israel Public Affairs Committe) tienen poder, y hacen un aporte importante al resto de la sociedad americana y al Estado de Israel, no se entiende cómo la prensa española habla tan frecuentemente del lobby judío norteamericano como si controlara los destinos de la política y la economía mundial, cuando todos sabemos que es pequeño en comparación al lobby de la industria armamentista, petrolera o farmacéutica o a los 34 mil otros lobbies que hay en Estados Unidos.
Justamente, lo que no existe en España -pero muchos españoles creen que sí- es un lobby judío. Lo que existe en España es el trabajo que hacen las ínfimas comunidades judías españolas para que baje el nivel de prejuicio contra los judíos.
Ser judío en España no es fácil. Un compañero de mi hijo Tom fue suspendido recientemente por agredirle por ser judío. Mis hijas Alexa e Isabella también han tenido que sufrir situaciones en las que chicos españoles hacían comentarios antisemitas. El colegio al que van mis hijos es inglés y nunca han recibido comentarios antisemitas de chicos ingleses, ni tampoco de chicos alemanes, o de otros países de Europa, que son la mitad de los chicos. Quienes frecuentemente hacen comentarios antisemitas son los españoles. Es más: recientemente los padres de chicos no españoles se juntaron para hablar con los padres de chicos españoles y alertarlos sobre este problema que ahora parece bajo control.
En el plano personal, el hecho de ser judío no me ha causado problemas en España. Mis grandes amigos aquí son de familias españolas tradicionales, Miguel Salís, Pablo Perezpayá, Jesús San Vicente, Alfonso Gómez Acebo, Juan Herreros y en general no he notado prejuicios ni en ellos ni tampoco en sus hijos.
Tampoco he tenido problemas a nivel social, político (como profesor del Instituto de Empresa), ni como emprendedor. El prejuicio antisemita en España es fuerte pero parece estar basado en dos ejes: uno es el de la educación familiar, en el cual en ciertas familias está aceptado ser antisemita cuando, en verdad, no se conoce personalmente a ningún judío. El otro eje es el económico. Los judíos somos frecuentemente acusados de la miseria de los no judíos. Prejuicios como que 'matamos a Cristo' ya no se escuchan tanto, pero prejuicios como 'todos los judíos son ricos y controlan Wall Street' aún existen.
Una de los sitios donde más frecuentemente encuentro el antisemitismo es en mi blog. Hasta un colaborador de 'El Mundo' me llamó una vez judío especulador. Basta con 'googlear' 'Varsavsky judío' para ver la cantidad de comentarios antisemitas que hay.
Mi conclusión es que se puede ser judío en España, pero no es fácil. Si bien soy una persona laica, no practicante, estoy orgulloso de mis orígenes. Pero me duele mucho y me entristece que exista tanto prejuicio contra una minoría como la judía, un pueblo milenario perseguido durante siglos y siglos, y que en España es prácticamente invisible. ¿Se trata de ignorancia o de una cierta judeofobia inconsciente en un país casi sin judíos?
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