Palabras de Pedro Resels, en nombre del Movimiento Judío por los Derechos Humanos, en ocasión de la entrega del premio DAIA 2005 el día 31-08-2005: No olvidamos que hace 22 años la bandera del MOVIMIENTO JUDIO POR LOS DERECHOS HUMANOS ondeaba por primera vez en las calles de Buenos Aires, llevada por Marshall Meyer y Herman Schiller, junto a Saúl Drajer, Eliahu Tocker, Baruj Plavnik, Fernando y Tamar Sokolowicz, Rosa y Pedro Resels, Ana y Manolo Grinstajn, junto a familiares de detenidos desaparecidos judíos y a miles de compañeros. No olvidamos que hacen hoy 8350 días una infame solicitada firmada por la DAIA, la AMIA y la OSA nos acusara de favorecer al antisemitismo por realizar un acto donde fueron oradores Hebe de Bonafini y el Premio Nóbel Adolfo Pérez Esquivel, convocado bajo la consigna "Contra el Antisemitismo". No olvidamos a aquel embajador de Israel que nos calificara como "Judíos Biológicos", ni ese informe con el que la DAIA pretendía explicar lo que había realizado durante la dictadura militar y sólo publica una lista mínima de nombres de detenidos desaparecidos señalando que pertenecían a tal o cual organización o que se le había secuestrado un arma o que se lo había aprehendido cuando estaba oculto en el consultorio de su padre. No olvidamos que mientras en nuestro país desaparecían día a día decenas de compañeros, entre ellos 2000 judíos, el Estado de Israel se concentraba en venderles armas a los militares asesinos. Como dijera Renee Epelbaum, madre de 3 detenidos desaparecidos: "no quisiera enterarme que a mis hijos judíos lo asesinaron con armas israelíes". No olvidamos que mientras desaparecían 30.000 argentinos, entre ellos 2000 judíos, el entonces presidente de la DAIA afirmaba que a la comunidad judía le convienen más los gobiernos de facto que los democráticos, porque aquellos controlan mejor el antisemitismo. No olvidamos que estas actitudes antagónicas no surgen por simples disidencias o distintos enfoques sino porque para nosotros los desaparecidos eran compañeros de lucha, mientras que para el judaísmo oficial eran terroristas que estaban en la vereda opuesta de su causa. Los desaparecidos judíos, lo supieran o no, estaban mil veces mas cerca de las utopías de justicia de los antiguos profetas de Israel que los corruptos que condujeron a las instituciones judías. Hemos dicho, y lo reafirmamos hoy, que nuestros compañeros detenidos desaparecidos, con métodos que no siempre compartimos, lucharon por NUESTRA Y VUESTRA LIBERACION como antes lo habían hecho nuestros hermanos, los combatientes del gueto de Varsovia. No olvidamos que mientras acompañábamos a la compañera Laura Ginsberg en su denuncia al Estado Argentino, y al emblemático judío oficial de aquel entonces Carlos Corach, como culpable local del atentado a la sede de Pasteur 663, la dirigencia comunitaria, a cargo de un grupo de banqueros, cruzaba vergonzosamente la plaza de Mayo para pedirle perdón a sus verdugos. Entendemos a la defensa de los derechos humanos, en las palabras de Albert Einstein, como "una lucha eterna en la que no habrá nunca una victoria definitiva, pero desfallecer en esa lucha significaría la ruina de la sociedad". Y es por ello que no olvidamos. Y tampoco perdonamos a quienes no han hecho una pública, sincera y profunda autocrítica, que sólo será discursiva sin un profundo cambio en la representación política de la comunidad judía. Es por todo ello, Señor Presidente de la DAIA que en nombre del Movimiento Judío por los Derechos Humanos, no puedo recibir de vuestra organización el premio DAIA 2005.
31-08-2005
|
|
|
|
|
|