Estoy realmente sorprendido, Casi diría desconcertado.
Me considero un hombre de fe, que intenta vivir de acuerdo con nuestra sagrada Torá, al igual que mi esposa y mis hijos. Si ellos, mis hijos, nacieron en Jerusalén, fue por expresa voluntad y deseo de sus padres, como un intento por rectificar la historia de un pueblo exiliado y disperso por los cuatro rincones del mundo. No vivimos en Israel ni por comodidad ni porque sea el sitio más seguro del mundo, sino porque es la Tierra que recibieron Abraham, Itzjak y Jacob. Toda nuestra familia quedó atrás, y jamás dudamos dónde queríamos
vivir y dónde educar a nuestros hijos. ¿Por qué cuento todo esto? Porque me resulta increíble que gente de mi propio pueblo, hermanos, mis hermanos, y a quienes amo, propongan que los hijos de Israel, maten o destruyan por venganza. La Torá prohíbe la venganza !!!!Mi reacción natural es matar a todos los árabes y cortarles la cabeza, pero yo no puedo darme ese lujo porque provengo de una descendencia de profetas y de sabios. Y eso me compromete. Ni siquiera con el archi-asesino de Eichmann actuamos de ese modo: no lo matamos al momento de detenerlo sino que lo trajimos desde Argentina y lo juzgamos. No como Estados
Unidos con Bin Laden !!!Sí, es difícil ser judío, y nosotros también tenemos instintos de venganza. Pero nuestra tarea es dominarlos y elevarnos por encima de los mismos. La Torá no enseña que el jamón “no” debe atraernos, sino que tenemos prohibido comerlo. Nosotros no somos EEUU ni Europa, ni somos ninguno
de los países árabes. Gracias a Dios !!Nosotros somos un pueblo destinado a existir en un eterno dilema, pero con la bendición permanente del Creador. Por favor, que estas bestias inhumanas, los hijos de Ismael o los hijos de Esaú, no afecten nuestra esencia ni nos descarríen del camino que comenzó con Abraham y
terminará, prontamente, en nuestros días, con la anhelada y deseada Redención final.
Daniel Karpuj - Israel
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