Hace muy poco tiempo, quizás horas para definirlo como poco, manifesté a la audiencia televisiva de La Voz, que la retirada de Israel de los territorios ocupados obedecía a una política estratégica tácticamente pensada, que tiene como colofón fortalecer las fronteras. A mayor expansión, significa militarizar aun más el propio Estado. Nada que ver con la paz que se pregonó a diestra y siniestra. Pero si en algo lo vale bienvenida sea... Desde la diáspora todo es fácil, y más aun decidir sobre los integrantes de la Kneset, que deben hacer, o que no, porque si pensar es libertad, hablar no lo es menos. Parecería que decir estupideces en forma pública y notoria confundiendo a la opinión pública es más. La política es una ciencia que, como tal, pocos la manejan con propiedad, pero en la que todos creen haberse doctorado. Llegué a decir y sostener, sin ser político, pero sí periodista con muchos años en la profesión, que nada tenía que ver la paz con la devolución de los territorios ocupados, como que "ahora van por más". El Parlamento israelí tiene muy claro los fines y objetivos que persigue, sus miembros fueron designados con total democracia, viven en el centro de los conflictos, conocen lo que muchos ni sospechamos de los subterfugios dentro del marco de la política, y menos aun, los reservados y confidenciales de los textos propios de una guerra que se maneja minuto a minuto, y que muy pocos dentro de la propia Kneset conocen. Son secretos de Estado. Irán es hoy la cara visible del odio. Nombrar a su presidente es manchar el papel de este diario con palabras groseras y hasta irreproducibles, lo que su editor responsable no me permite. Nada es por generación espontánea. Detrás de este aparato genocida están ocultos los rostros de ideólogos que se asocian para cometer asesinatos y bendecir al terror y el horror. "Ahora van por más", y mañana un poco más... y un poco más. Pero este "más" ha cerrado el grifo. Saben muy bien que hasta aquí llegamos, y que no cae una sola gota de agua para llenar un nuevo vaso. El Presidente de AMIA, Luis Grynwald manifestó en conferencia de prensa "que la comunidad judía argentina tendrá que despertar a las aletargadas comunidades judías de otros países, incluyendo a los israelíes, para exigirles que se sumen a nuestros reclamos para lograr el esclarecimiento de los luctuosos hechos acaecidos en nuestro país contra nuestras instituciones". Si bien fue un atentado a la Nación toda, salvo con el advenimiento del Presidente Kirchner, dándonos respaldo a exigencias y peticiones, todo lo demás fue realmente una farsa dilatoria, vergonzosa y desprovista de todo sentido ético, carente del menor dejo de moral, desplegando al máximo la bandera de la moralina. Los problemas judíos, estén donde estén, forman un todo. No hay judíos argentinos o judíos americanos, o de Biafra para diferenciarnos. Somos una sola comunidad tan sólo separada por las distancias. Y las distancias se acortan con la sola voluntad de participar, peticionar y exigir, y por sobre todas las cosas, de no olvidar el ayer, porque un pueblo sin pasado no tiene presente y carece de futuro. Y si hay algo que a los judíos nos sobra, es el pasado, donde aun hoy 6 millones de almas nos gritan desde el silencio ..." hermanos no olvidar "... Samuel Borodowski Periodista boroprensa@hotmail.com
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