Cada año, el día 12 de octubre, a ambos lados del Atlántico se produce un acontecimiento festivo que pretende tener por base la historia. En el variopinto escenario de la 5ta Avenida De New York se la llama Columbus Day. En la España de Franco y en la que le ha seguido después Día de la Hispanidad. En New York protagonizan el evento los ítalo – americanos con despliegues de bombos, platillos, risas, confeti y una cabalgata que se diría imaginada por los Max Brothers. Dando por cierto que el descubridor de América era italiano de Génova los compatriotas de Frank Sinatra se complacen en celebrar aquella fiesta como propia. Lo malo del caso es que si bien Cristóbal Colón tuvo aquella relación con Génova, queda por demostrar que efectivamente naciera en ésa ciudad italiana. Y en el problemático caso de que así hubiera sido, qué extraño genovés era que lucho a muerte contra los genoveses, que vivió siempre bajo banderas extranjeras y que no demostró jamás saber media palabra en italiano, siendo así que se hartó de escribir en un castellano apurteguesado plagado de catalanismos? Americo Castro, el historiador español que fue profesor en Princeton decía que “el Columbus Day es una solemne farsa, el descubrimiento de Amériva fue un Spanish affair, una empresa española. Lo de Columbus fue ocurrencia de un alcalde neoyorquino, de ascendencia italiana, con miras a ganarse los votos de sus numerosos compatriotas“. Pero si los norteamericanos castellanohablantes o los españoles de España desplazasen a los compatriotas de Frank Sinatra de la 5ta Avenida, la comedia burlesca no haría más que levantar el telón de su segundo acto. Porqué entonces habría que preguntarse, qué clase de extraño spanish affair es ese del 12 de octubre de 1492, en que España no existía ni como nación ni como Estado? En vísperas del descubrimiento la voz “España” era un término geográfico, y no siempre con el mismo sentido, territorios de la península ibérica segmentados en Estados soberanos e independientes, poblados a su vez por etnias, religiones y lenguas distintas. Quizás no sea ocioso recordarlo. Portugal, de mayoría cristiana y lengua gallego-portuguesa, Castilla, de mayoría cristiana y lengua hoy llamada “ española “, El Estado Catalono-Aragonés, dominado en realidad por Cataluña, cuya única lengua era el catalán, Navarra, una región del antiguo País Vasco de dominancia cristiana, en su mitad norte poblada por vascosparlantes y el reino nazarita de Granada, árabe y musulmán. Añádase a éste puzzle la minoría judía preponderante sobre todo en el Estado Catalano-Aragonés, y se tendrá una idea aproximada de lo que eran hace unos quinientos años los distinto territorios hispánicos. Por desgracia las guerras y unas alocadas políticas matrimoniales y otras circunstancias consiguieron que los reyes castellanos llamados Católicos pusieran entonces la primera piedra del artificiosoe inestable Estado unilaterista que hoy llamamos español. “Isabel “, la popular serie televisiva que a través de su canal internacional la televisión española llevó hacia toda latino américa es una pequeña muestra que masificó el conocimiento de esas conocidas rivalidades. Los Reyes Católicos lograron extender a las ciudades de la Confederación Catalano-Aragonesa el mortífero brazo de la Inquisición castellana, precursores de la Solución Final y de la Nacht und Nebel, en 1492 expulsaron de sus reinos a todos los judíos, en 1502 hicieron lo propio con los musulmanes de Castilla, a la cual fueron anexionados en 1515 los vasconavarros. Y, amén de otras delicadezas, se prohibió durante más de dos siglos que los catalanes pusieran los pies en las Américas. Lo que quedó después de esas expulsiones, de esas anexiones y prohibiciones es la España oficial de predominancia cristiano-castellana y de lengua española. Con el resurgimiento soberanistas es posible que una nueva historia de España pueda comenzar a escribirse.A esta altura conviene incursionar en la amplia documentación histórica existente. Esta atestigua, sin márgenes de dudas, que a finales del siglo XV un personaje sucesivamente denominado Xristoval de Colomo y Xcristobal Colom, un apellido sin duda de origen catalán y de frecuente uso en judíos catalanes aparece en Castilla donde los funcionarios del reino lo cualifican de extranjero. Ese personaje que luego, según su propia confesión, modifica su apellido castellizándolo en “Colón “obtiene de los Reyes Católicos un documento escrito a modo de pasaporte, también ayuda material, para efectuar un viaje a los “mares oceanas “ de carácter mercantil, un asunto completamente particular, los bienes económicos que de ello resultaron se incorporaron a la Corona de Castilla y León después de haber muerto Fernando e Isabél. Los profesores Henry Kamen, graduado por la Universidad de Oxford, y Joan Corominas, por la de Chicago, en sus escritos finales dicen “a los argumentos históricos para creer que la familia Colom fuese Sefaradí se añaden fuertes razones lingüísticas”. Es así como catalanes y judíos tienen algo que decir en lo que comenzó como un simple viaje de exploración comercial y geográfico, pero cuando aquella empresa una vez onopolizada por Castilla se convirtió en una conquista, ya los catalanes tenían prohibido todo viaje trasatlántico, y si algún judío se escapó, pronto la Inquisición se dispuso ir a capturarlo, si lo creyó preciso hasta el fondo de las selvas amerindias. Las circunstancias evitaron a catalanes y judíos la responsabilidad brutal de la conquista de América y les reservaron un rol más aceptable y digerible, el de haber dado el impulso inicial a un viaje que produjo el Big Bang de la historia moderna, el choque del viejo y nuevo continente. Probablemente pasará bastante tiempo antes que estos hechos sean reconocidos como se merecen, pero reconforta pensar que algún día algún compatriota de Frank Sinatra por casualidad leerá el artículo correspondiente a éste affaire en la “ Encyclopaedia Britannica “ y su fe en el Columbus Day empezará a resquebrajarse, tampoco nada impide creer que el Gobierno de España comprenderá que no pueden pretender que el llamado Día de la Hispanidad sea una fiesta popular de todos los hispanos, porque ése día se recuerda menos el descubrimiento geográfico que la posterior conquista.
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