Como se recordará, en el mes de abril del corriente año, la representación de Argentina en UNESCO votó favorablemente por el documento “Palestina Ocupada” en donde se vertían profundas críticas al accionar del gobierno israelí en sitios sagrados para los musulmanes en Cisjordania. La DAIA, en la práctica en representación del gobierno israelí, presentó sus quejas ante el Presidente Macri y el representante argentino ante UNESCO Rodolfo Terragno. En esa oportunidad se le manifestó a DAIA que en el futuro las decisiones al respecto se sopesarían más seriamente. Haciendo hincapié expresamente que se trata de una votación relacionada exclusivamente con “un conflicto entre un grupo de países árabes y el Estado de Israel”, Terragno afirmó que “Lo que yo creo es que hacia adelante hay que corregir esto. No imagino que se recreen las condiciones para que la Argentina vuelva a votar como lo hizo en la última ocasión”[1].
La UNESCO aprobó una nueva resolución que determina que “En el casco antiguo de la ciudad de Jerusalén tienen sus raíces las tres religiones monoteístas”. De inmediato la resolución pasa a culpar únicamente a Israel de “no administrar como se debe los lugares santos” y de “no cuidar como se debe el status quo que sostiene que Jordania es la encargada de mantenerlo en la Explanada de las Mezquitas”. El documento también hace referencia a lugares específicos bajo su nombre en árabe, desentendiéndose de aquellos en hebreo”[2]. Para Israel, se trata de una resolución de ONU que ha tomado posición que los judíos no tienen conexión con Jerusalén. La decisión se aprobó por 24 votos a favor, 6 en contra y 26 abstenciones, entre ellos Argentina. Desentendiéndose del contenido de la resolución, es mucho más importante dar una clara interpretación de las abstenciones. A sabiendas que la oposición, junto a los países indecisos, representaban una mayoría, y, si la posición de estos últimos sería clara e inamovible en contra de la decisión, la iniciativa hubiese caído. La mayoritaria abstención se debe interpretar como un claro apoyo a la resolución, solo que, para evitar una posible bronca y represalia de Israel e instituciones judías de la diáspora, muchos de los gobiernos, incluyendo Argentina, decidieron abstenerse. En ese contexto, no hay dudas que Macri le propinó una nueva cachetada a DAIA.
Ojalá me equivoque.
[1] Entrevista a Rodolfo Terragno”, Vis aVis, 8/8/16 [2] “UNESCO tomo una decisión que pone en duda la relación de Israel con el Monte del Templo”, Haaretz, 13-10-13
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