Durante la Guerra Civil Española, en un discurso por radio, el General falangista Mola anunció que atacaban Madrid con cuatro columnas, pero que paralelamente y dentro de la ciudad actuaba una quinta columna de apoyo, formada por los simpatizantes de Franco. Esta frase dio pie a que después del conflicto se extendiese universalmente el nombre de “quinta columna”, para designar a los que en retaguardia de cualquier sitio se dedican al espionaje, difusión de noticias y sabotaje, a favor del enemigo. Tarea moralmente condenable ésta, salvo que los que la llevan a cabo estén identificados ideológicamente con dicho enemigo (lo que le daría cierta legitimidad a su accionar), ya que de lo contrario se transformarían en simples traidores, merecedores de todo tipo de repulsa y castigo. La Vilma (además ex legisladora del sistema que odia) es uno de estos últimos personajes, aunque no la única, que por su ignorancia han tomado partido gratuitamente a favor del nuevo (viejísimo) enemigo de occidente, motivo por el cual he encopetado este artículo mencionando su nombre. Enseguida hablaré de ella, en procura de que sopese su conducta antes que sea demasiado tarde, y por tal un posible y paradojal destino se ocupe de escarmentarla.
Mientras tanto digamos que Vladimir Putin, hoy mandamás de Rusia, fue, en un cercano pasado, el “capo” indiscutido de la KGB soviética. Una institución policial y algo más, que bajo su mando y quizá también participación personal asesinó, secuestró y/o torturó a incontables opositores. Con todo, quienes de éstos llevaron la parte más liviana fueron las damas capturadas por razones menores o por simple averiguación de antecedentes, a las que a lo sumo y para diversión de directivos y agentes, dícese que “solamente” se violó.
Moshé Katzav por su parte trabaja de Presidente de Israel. Por su función meramente protocolar, le sobra el tiempo para aburrirse soberanamente. Ocio que él rellena dándose ciertas libertades, agradables a su sensitividad. Como es hombre con todas las letras y de sangre bullente, tiene una fortísima debilidad por el sexo opuesto, sobre todo por las féminas que se resisten a su acoso porque tienen apetencias físicas que a él lo excluyen. Entonces las toma por la fuerza (según denuncia existente a la fecha en sede policial y judicial), aprovechando la contundencia de su cargo. Un accionar deleznable para los varones de ley, que sin embargo ha promovido la admiración de su par ruso, quien no ha dejado de manifestar su envidia por las andanzas pantalones abajo del que calificó como “machote”, por haber violentado sexualmente a 12 empleadas suyas.
La Vilma por su lado es una militante de la nueva izquierda que de izquierda no tiene nada y de fascismo mucho. Casi nadie la conoce, ni siquiera aquellos que alguna vez la votaron; salvo esos curiosos televisivo dependientes que carentes de algo mejor que hacer, se enfrascan en los paupérrimos y demagógicos noticieros de Crónica, Canal 26, América o TN, canales devotos de presentar a la consideración ciudadana los acontecimientos poco importantes, siempre que contengan violencia y mucho barullo. Y es precisamente en ellos donde normalmente se visualiza a La Vilma, gritando desaforada, puede ser codo a codo con Chávez “el bolivariano”, a favor de Morales “el cocalero” o de Fidel el “48” (el morto que parla) y siempre, siempre, en contra del “Imperialismo Yanqui”, cosa que evidentemente la desvela. A tal punto que en los últimos tiempos y para exteriorizar ese “antiimperialismo”, La Vilma, aun a riesgo de que le explote la carótida viene abusando de la flexibilidad de la misma, y con ella hinchada hasta el paroxismo aparece en primera fila de las manifestaciones pro islámicas, entonando consignas a grito pelado a favor de éstas y contra el Imperio Yanqui-Anglo-Israelí.
De acuerdo a lo antedicho no hace falta poseer una especial agudeza, para darse cuenta que nuestro mundo se transformó en algo totalmente desatinado. Razón por la cual, tratar de ser coherente en cualquier análisis es un verdadero despropósito y yo no soy quien para tratar de cambiar el rumbo. Por tal motivo debo, como Tarzán con los ojos vendados, transportarme de liana en liana y al tanteo y que la aventura me lleve a donde sea. Y es en semejante estado, que se me da por imaginar cosas. ¿Qué pasaría, me pregunto a mí mismo porque no hay nadie más en los alrededores, si La Vilma, Dios no lo quiera si ella no lo quiere, fuese violada?. Como algo debo contestarme, concluyo que depende de en qué lugar. En nuestra Argentina, por ejemplo, sabemos que se le haría poco caso y, en lo posible, se trataría de culparla a ella, pero sin otras derivaciones más que la inevitable vergüenza pública y la detención de algún patán desocupado, al que mandarían a la cárcel. En otros lugares, pienso que no cambiaría mucho el destino de la ultrajada y el de su presunto agresor, en algunos casos con mayor y en otros con menor suerte para ambos. Pero como estoy fantaseando y por tal puedo desplazarme por el mapa a entera voluntad, se me antoja situar en dos escenarios diferentes y bien paradigmáticos la imaginaría violación de La Vilma, dado que por su propio accionar errático ambos le influyen. Supongamos entonces que el agravio físico a la susodicha, que no es joven ni vieja, linda ni fea, cabe aclararlo, aconteciese mientras la misma se encuentra a solas con Moshé Katzav, hasta donde yo sé todavía presidente de Israel, país contra el que la niña manifiesta constantemente y pide su destrucción. Las consecuencias del ataque de marras resultarían ser un escándalo público de proporciones (como el que ya existe), en las que el agresor se supone que perdería la primera magistratura, más otras puniciones que le cabrían, como ser el escarnio público y el final de su carrera política, la descomposición de sus vínculos familiares y otros castigos no menos dolorosos. Mientras que la víctima, ella, si bien con secuelas físicas y psíquicas a cuestas, tendría la oportunidad cierta de continuar con una vida normal, en tanto a fuerza de voluntad consiguiese reponerse anímicamente de las mismas. Ahora bien, si continuamos viaje, la situamos pasando las fronteras israelíes e imaginariamente la transformamos en una mujer islámica, su futuro ya no tendría esas chances. Porque siendo islámica, un modo de vida al que La Vilma a los gritos tanto apoya, por lo que es de suponer que acepta íntegramente esa cultura, cualquier afrenta sexual a la que fuese sometida y por quien sea, significaría su posterior lapidación en pública ceremonia; donde su pueblo la enterraría hasta el cuello y la asesinaría a pedradas, correspondiéndole a su propio padre rematarla con una piedra de gran tamaño, hasta aplastarle el cráneo. Recordemos con este propósito el caso de la joven palestina que no hace mucho “injurió” a su familia, saliendo de paseo a la playa de Gaza con su novio también islámico. En compañía de la hermana de la chica, conviene aclararlo, para vigilarlos y evitar que cometan los excesos propios de las parejas que se atraen y/o quieren. Esa aventura tuvo un triste colofón; ya que los tres fueron abordados rato después por una banda de Jamás, quienes los cocinaron a balazos en castigo a su temeridad.
Y por ésto es por lo que lucha La Vilma... creyendo en su intimidad y verdaderamente, que lo hace contra “el Imperialismo”. Y no es una sola Vilma la que se comporta tan neciamente. Si los lectores tienen buena memoria, recordarán que cuando aún el Sida andaba deglutiéndose el organismo del terrorista Arafat, éste recibió la visita y el apoyo irrestricto de unas cien “artistas” españolas, quienes se daban a conocer como “Grupo de Artistas contra la Violencia de Género”. Conjeturo que contra la violencia al género femenino. Y justamente fueron a Ramalla en clara manifestación contra Israel, país éste donde se respeta la libertad de la mujer para que haga con su cuerpo lo que mejor le venga en gana, mientras alentaban a una comunidad islámica que mata a las damas, si tienen la osadía de tan sólo salir a pasear con el novio y aunque estén acompañadas y vigiladas. Y, lo que son las paradojas, quizá una especie de correctivo aplicado por el Creador, apenas regresadas estas señoras de su excursión en apoyo al “rais infectado”, islamistas que no se conmueven con muestras de solidaridad como las de ellas le obsequiaron a su pueblo con 3 bombas que mataron a dos centenares de viajeros, en la Estación ferroviaria de Atocha.
Y ésta es la nueva guerra en la que estamos inmersos todos, incluidos los que aún no se han dado por enterados de ello. Además se trata de una guerra singular y sin precedentes. Porque antiguamente los enfrentamientos bélicos se daban, invariablemente, entre ejércitos uniformados y tenían códigos aceptados por las partes en pugna. Hoy, todo eso cambió y para mal. Ya no se lucha como antaño, tropas contra tropas, sino sociedades contra fantasmas. Que están ocultos entre la población civil, cosa que asegura su impunidad. Son muy pocos dichos combatientes, pero extremadamente peligrosos. Se trata de fanáticos religiosos pertenecientes a una comunidad confesional gigantesca, que alcanzaría a los 1.300.000.000 de integrantes. Entre esta cifra pavorosa de gente, la mayoría se presume que sana y devota, se ocultan estos criminales. Visten como todos, concurren a las mismas casas de culto y tal como ellos se comportan. Hasta que se deciden a actuar y salen de su letargo. Entonces se ponen en acción, eligen cualquier objetivo y matan, destruyen y secuestran y enseguida se vuelven a esconder entre su gente. Y como son exactamente iguales en todo a los de su comunidad, por más aparato de inteligencia que se tenga la posibilidad de aprehenderlos se dificulta en extremo, porque los fugitivos buscados pueden ser cualquiera de los 1.300.000.000 millones antes mencionados. De ahí que sean cuasi intocables, porque en caso de que se intente reprimirlos, de seguro que habrán de caer muchísimos ciudadanos probos. Lo ocurrido en la persecución de Israel a los terroristas de Jizbalá hace poco en Líbano, es un claro ejemplo de ello. Dichos rufianes efectuaban sus ataques a las tropas y a los pobladores comunes hebreos confundidos en medio de civiles libaneses y una vez consumada su fechoría, sin perder el tiempo, se mezclaban entre los mismos. Y como no se trataba de un juego e Israel no iba a dejarse destruir así como así, en las posteriores represalias caían muchos civiles, no pocos de ellos totalmente ajenos a dicha guerra. Y era en ese momento en que desde todos los sitios del mundo afloraban los “quinta columnas” como La Vilma y junto a irresponsables dirigentes islámicos, con más muchos clérigos que se dicen pacifistas, hacían manifestaciones bien ruidosas, para detener el “genocidio” israelí.
Pues bien, repasando todo lo antedicho, advertiremos que individualmente La Vilma no vale nada. Y hasta se podría afirmar que también ella tiene conciencia de su disvalor. Pero justamente en eso radica su peligrosidad. Porque no pudiendo discernir entre lo posible y lo utópico, La Vilma y los millones de Vilmas tratan no obstante de tener algún protagonismo, jugando a que pelean por un noble ideal. Y para ello no encuentran inconveniente de marchar y gritar a favor de teócratas, dictadores, fundamentalistas y misóginos, transformándose así en “quinta columnas”, que socavan su propio modo de vida y el de su gente. Desde luego que tampoco lo hacen solas, hay además muchísimos Patricios que las acompañan. Y con la anuencia y complicidad de radios, diarios y televisoras proclives a venderse por lo que les den, forman un compacto dispuesto a apoyar al enemigo, soñando, es de presumir, que abogan por una sociedad mejor.
Entretanto, la bestia ha despertado y con una furia inusual. Aparentemente hibernó durante siglos, mientras occidente se desangraba a sí mismo en guerras por poder y territorios. Pero no era más que apariencia, su delirio de conquista, además de ser pretenciosamente hegemónico permanecía incólume y para conseguirlo estaba preparándose en las sombras. La última conferencia de Majmud Ajmadenijad lo refrenda. El hombre no se anduvo con chicas, advirtió atinadamente que el mundo camina totalmente desrumbado y con miedo y está aprovechando la ocasión. Véase que inclusive George Bush, halcón de halcones, comenzó a retroceder y le admite uno a uno sus desplantes. Con un aditivo poco alentador y que todavía no fue advertido por quienes sin saberlo son su blanco final: el resto de la humanidad y principalmente los cristianos. Porque el persa amenaza con destruir a los judíos y para conseguir tal objetivo pretende hacerse de la bomba atómica; pero no son los judíos e Israel su única meta, ni siquiera la más importante. La parte oculta de su plan es muchísimo más ambiciosa. A tal punto que si consiguiese detonar una bomba nuclear en Israel, cosa que esperemos se le impida lo antes posible, dada la pequeñez de territorio que éste ocupa, la contundencia destructiva del artefacto arrasaría con los principales sitios y símbolos cristianos. Con lo que dejaría a esa confesión sin sustento histórico material y de ese modo la anularía sólo con dejar pasar unas pocas generaciones. Téngase en cuenta que a la yihad le sobra tiempo y paciencia y puede esperar lo que sea, mientras engulle y engorda despacito. Mientras que a los que no les sobra el tiempo es al resto de los humanos que serán sus víctimas y que hoy andan totalmente aturdidos... entre otras cosas gracias a los gritos de La Vilma.
Cosas veredes Sancho... puso en boca de Don Quijote Cervantes y no se equivocó para nada el bardo.
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