Sr. Presidente de la República Polaca, Wladyslaw Raczkiewicz; Sr. Primer Ministro, General Wladylaw Sikorski; Señor Presidente, Señor Primer Ministro, Me permito dirigir mis últimas palabras a ustedes, y por su intermedio al gobierno polaco y a la sociedad polaca, a los gobiernos y pueblos de los países aliados, a la conciencia del mundo: De las últimas noticias del país se sabe, sin ninguna duda, que en estos momentos los alemanes están asesinando con absoluta crueldad a los últimos judíos que quedan en Polonia. Detrás de los muros de los guetos se desarrolla el último acto de esta tragedia hasta ahora desconocida. La responsabilidad por el crimen de eliminar a todo el pueblo judío recae en primer lugar sobre sus realizadores materiales, pero indirectamente, pesa sobre toda la humanidad, pueblos y gobiernos aliados que hasta el momento no han tomado ninguna medida concreta para detener este crimen. No puedo callar y no puedo vivir, mientras mueren asesinados los vestigios del pueblo judío del que soy representante. Mis compañeros en el gueto de Varsovia cayeron con las armas en las manos, en el último gesto heroico. No pude compartir su destino – morir con ellos, como ellos - , pero soy parte de ellos, pertenezco a su tumba colectiva. Con mi muerte quiero expresar mi más enérgica protesta contra la pasividad con la que el mundo observa y permite la eliminación del pueblo judío. Sé lo poco que significa la vida humana, particularmente hoy. Ya que no lo logré con mi vida, quizás con mi muerte contribuya a arrancar de la indiferencia a los que pueden y deben actuar ahora, aunque sea a último momento, para salvar de la destrucción al puñado de judíos polacos que aún viven. Me despido de todos y de todo lo que me fue caro y querido.
S. Zygielbojm
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