Puede que en un futuro distante y remoto, en algún lugar del espacio, alguien tome una pieza informática que colocada en sistema adecuado, llene sus sentidos con un relato sobre un pueblo que sobrevivió 4 milenios y 6 civilizaciones, sin tener lugar físico para su desarrollo.
Imagino al sorprendido escucha como a un ser de nuestro tiempo leyendo una tablilla súmeria con la leyenda de Gilgamesh el inmortal y que su asombro no sería menor al nuestro frente a la “fantasía súmeria”; sin embargo, no es fantasía ni sueño la supervivencia del pueblo de Israel.
Como podría O.Sprengler, quien ve la perspectiva histórica de las civilizaciones como destinada a morir después del ciclo de nacimiento-apogeo-muerte, entender la evolución del pueblo judío? .
O A.Toynbee, quien habla de evolución de etapas inferiores hacia etapas superiores, entender la zaga de los judíos, a quienes calificó de “resto fósil de la historia” ya que no encajaba en ninguna de las categorías por él descriptas?.
Quizás la respuesta más aclaratoria sea la de M.Buber, quien explica que la relación pueblo-D”s fue la directriz que permitió la permanencia, ya que el judío doquiera que vaya, lleva con él la shejináh (presencia divina)
Hemos cumplido la profecía honrando los lugares hacia donde los vientos de la historia nos empujaron (*).
También lloramos y añoramos nuestra tierra en medio de los sufrimientos junto a los ríos de Babilonia (**).
Pese a todo, estamos cumpliendo con la actitud señera del profeta, quien previó que algún día regresaríamos (***).
Para aquel que tenga mis años y se haya criado en un hogar judío, en el que cada acto o ceremonia estaba precedido por la tradicional “pushke” celeste y blanca, donde todos y cada uno reconocíamos la necesidad de aportar para tener una patria.
O recuerde a su madre o a sus hermanas vendiendo inservibles flores de papel o muñecas caseras de “paño lenci”, para aportar dinero al Keren Kayemet Leisrael, no podrá menos que sentir como propia la lucha por el restablecimiento del estado judío en su tierra.
Cuando por las calles de mi ciudad salían a bailar un “hoira” ante las miradas de los goim y veía a los viejos judíos, buhoneros, traperos, sastres, campesinos, tomados de las manos cantando, no podía dimensionar el momento porque no había vivido el horror previo de trashumar continentes sin tener donde abrevar la sed, como les ocurrió a todos ellos y a sus padres durante tantos siglos.
Cuando un hombre comparó el surgimiento del Estado con una nodriza que durante años amamantaba a niños ajenos y después al crecer éstos, era despedida (echada) sin contemplaciones ,pese a su afecto y cariño por la criatura.
Ahora esa nodriza podría por fin criar niños de su propia entraña a quienes volver a brindar afecto y amor sin que la desconozcan luego.
Quizás los jóvenes no puedan comprender el efecto emocional que tuvo el día de la independencia en cada uno de los sobrevivientes de tantos años de diáspora irremediable, ni tampoco el idealismo que animaba a prohombres como don Isaac Kaplan (Z’L) quien siendo ya muy anciano, venía a mi casa a buscar la contribución para el KKL y cuando le preguntábamos por qué no iba a Israel aunque sea a conocerla, respondía que el estado joven era para los jóvenes y que él no tenía “derecho” a ocupar un sitio que otro podría requerir.
Con el tiempo, la orientación religiosa me apartó de ciertos esquemas sociales, pero más que nunca supe que debíamos ser : 1) un pueblo como los demás pueblos, 2) un pueblo luz y guía de otros y 3) “de Sión saldrá la Toráh y la palabra de D”s de Jerusalén”; esto me llevó más fervientemente que nunca a apoyar el ideal sionista y al joven estado.
Durante mi adolescencia, año a año nos reuníamos todos los judíos en el Luna Park para escuchar a “los grandes”, que nos hacían vibrar con sus relatos sobre las maravillas del naciente país.
Recuerdo a Golda Meir en un aparte con nosotros, alumnos hebreo-parlantes, nos dijo: “prefiero toda la vida a un judío activo aunque sea odiado por algunos, que a un judío muerto a quienes todos compadecen” y al principio, al menos en mi caso, fue determinante en mi pensamiento y accionar.
Hemos transitado 3000 años de historia, superamos las barreras del paganismo, el mundo greco romano, el impacto cristiano, el Islam, la Edad Media y la Edad Moderna, y llegamos, de acuerdo a la profecía de Jeremías, a reconstituirnos en la fe de nuestros padres.
Es como un viejo árbol hachado, mutilado, herido, que ve alumbrar un retoño, lo protege con su sombra, lo nutre con sus viejas raíces y aunque sabe que con el crecimiento del vástago van desapareciendo sus viejos muñones carcomidos, sigue alimentándolo con todo su poder hasta que pueda ser fuerte por sí solo.
Nosotros, los judíos galúticos “de antes”, somos parte de un mundo que ya no es, ahora surge un nuevo judío tanto en Israel como en la diáspora, ya no son los “sobrevivientes” ahora son los “emergentes”, con toda la fuerza que otorga un anclaje profundo en el pasado y una misión a cumplir para el futuro.
Nosotros, los que sentimos júbilo por el surgimiento del Estado, lo que sentimos que un largo camino tocaba a su fin, los que vimos concretar la profecía, quizás seamos los que aunque quedemos a la vera del camino, podemos comprender el esfuerzo sobrehumano de aquellos soñadores “de antes” que hace 60 años, en un día del mes de Yar, rubricaron el Acta de la Independencia con un Bebitajon Zur Israel (Con seguridad en la roca de Israel) , a lo que quisiera agregar como proyección de deseo : Am Israel Jai La Netzaj (Pueblo de Israel vivo hasta la eternidad).
Puede que el ser intergaláctico del futuro, lea sobre esta epopeya sin mayor emoción y lo crea una fantasía, yo doy gracias a D”s por haber vivido el alumbramiento de Israel y hoy sus 60 años de vida, porque sinceramente creo que D”s ha actuado de maravillas para que de Sión nuevamente salga la Toráh y la palabra divina de Jerusalén.
(*) “Ten por cierto que tu simiente será peregrina en tierra no suya y servirá a los a los de allí y serán por ellos afligidos durante muchos años”. (Génesis 15:13-14).
“Edificad casas y habitadlas, plantad huertos y comed sus frutos, tomad mujeres, tened hijos y multiplicaos allí y buscad la paz en la ciudad a la cual vais cautivos y rezad a D”s por ella, porque en su paz tendréis paz”. (Jeremías 29:4-7).
(**) “Si te olvidare Jerusalén, que mi brazo derecho se marchite” (Salmo 137:5).
“Junto a los ríos de Babilonia nos sentamos y lloramos al recordar a Sión; en los sauces que están en ellos colgamos nuestras cítaras, ¡oh hija de Babilonia que has de ser destruida! feliz quien te pague por lo que hiciste con nosotros” (Salmo 137).
(***)”Compra la parte de una propiedad y paga bien por ella, inscribe la escritura y deposítala en vasija sellada, pues todavía se adquirirán casas, campos y viñedos en esta tierra” (Jeremías 32:14).
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