John Kerry, el Canciller Norteamericano en la segunda cadencia presidencial de Obama, se propuso demostrar que es capaz de coronar su gestión con un éxito significativo justo en el escenario en donde decenas de sus predecesores en funciones fracasaron durante los últimos 46 años. Su constancia y empecinamiento son dignos de admiración, aunque resulta muy patético ser testigo de uno de los funcionarios con mayor jerarquía del mundo dándose la cabeza contra la pared. Para cualquier experto en política internacional el jefe del Departamento de Estado Norteamericano con sus incesantes giras por Medio Oriente no hace más que reflejar una triste imagen de quien denodadamente pretende resucitar un proceso con certificado de defunción expedido 4 años atrás. A diferencia de Hillary Clinton, el primer Canciller de Obama, Kerry no dejó pasar 4 años y el escepticismo lo atacó apenas transcurridos unos pocos meses en funciones. Invitado a dar una conferencia en el Fórum Mundial 2013 del Comité Judío Americano (AJC), Kerry aprovechó la oportunidad para advertir el peligro de continuar con el estancamiento en las negociaciones con los palestinos y el verdadero objetivo del discurso no se puede interpretar de otra manera más que un espoleo a Netanyahu para moverlo de su intransigencia.
“Si no resolvemos el conflicto, eso acarreará consecuencias. El tiempo se nos termina. Si no lo logramos en esta oportunidad, es muy probable que no tengamos otra. Si el status quo continúa, Israel deberá elegir en ser un estado judío o una democracia” afirmó categóricamente a los presentes. A manera de clara advertencia declaró: "Todos aquellos que están convencidos que el status quo en el conflicto palestino-israelí puede continuar, viven en alucinaciones"[1]
Solo es necesaria una corta vivencia en la región para llegar a una rápida conclusión que el sermón del Canciller Norteamericano no impresiona ni asusta a nadie del liderazgo israelí. Los pasillos de la Casa Blanca y el Capitolio están repletos de fotos de distinguidos funcionarios norteamericanos que tuvieron la osadía de hacer declaraciones con los mismos pronósticos. Allá ellos e Israel firme y colonizando Cisjordania a todo vapor.
Más aun. Durante los últimos 46 años desde la conquista de Cisjordania los distintos gobiernos no dejaron de escuchar ese disco rayado con funestos presagios en boca de distinguidos intelectuales o ideólogos catalogados de izquierda. No solo que no modificaron la concepción, sino que “gobiernos con mayoría de izquierda” (Rabin, Barak) ni siquiera lograron revertir la tendencia.
La experiencia nos hace suponer que es muy probable que la imprudencia del Canciller Kerry tarde o temprano le haga sentir la mano dura de Netanyahu. Tan solo se requiere repasar la lección que Netanyahu le dio a Obama cuando tuvo la ocurrencia 3 años atrás de proponer la concreción de la idea de “dos estados para dos pueblos” con una división territorial que se base en los limites hasta el 4 de Junio de 1967. Quien analiza la complejidad de Medio Oriente debe tener claro que de nada ayuda acosar a Netanyahu, o en realidad a la mayoría de los israelíes, con pronósticos apocalípticos. No solo que Netanyahu y esa gran mayoría no se molesta demasiado por continuar colonizando Cisjordania, mantener a millones de palestinos bajo control militar sin derechos civiles y en última instancia beneficiarse de la conquista territorial[2], están convencidos que se dispone del poder de imposición al mundo de lo que se considera nuestro legítimo derecho de conservar esta confusa y problemática realidad.
El descomunal poder militar y económico de Israel con el apoyo de las influyentes comunidades judías de la diáspora garantizará por generaciones el soporte ilimitado del servilismo y adulación norteamericanos, el titubeo europeo y la contención ruso-china. Bajo esas condiciones no es necesario anexar Cisjordania, solo continuar por la misma senda otros 46 años o 46 décadas.
Ojala me equivoque
[1] ”Quien piensa que el status quo en Cisjordania puede continuar vive en alucinaciones” Haaretz, 4-6-2013
[2] ”Todos ganamos de la conquista de Cisjordania”, Hagay Matar, Haaretz, 4-6-2013
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