"Dios pone en situaciones duras a los justos, pero después terminan siendo reconocidos", solía decir Beraja, considerándose un incomprendido. En el templo sefaradí al que concurría, en la calle Lavalle, mostraba el perfil de hombre que lo ha dado todo y sólo recibe críticas duras a cambio. "Es una pose", sostienen los opositores. Sea como fuere, lo cierto es que Beraja apareció como el dirigente más capaz, con mayor presencia y personalidad de la colectividad judía. Los que condujeron la AMIA --entre ellos Sergio Spolsky-- también protagonizaron una quiebra, la del Banco Patricios, e igualmente aparecieron vinculados con el gobierno a través del jefe de gabinete, Jorge Rodríguez. El anterior presidente de la DAIA, David Goldberg, quebró con el Sanatorio Antártida y también fue cuestionado por su relación con el gobierno de turno. Todo indica que la colectividad judía deberá reconstruirse, básicamente porque a corto plazo hay instituciones, escuelas y clubes que están en peligro de desaparición. La figura del tercer atentado que esbozan desde el oficialismo es falsa: no hubo un factor externo, no hubo terroristas que produjeron la crisis. Es verdad que la comunidad pasa por su peor momento y los viejos dirigentes han perdido buena parte de su credibilidad: tal vez eso produzca la aparición de una nueva camada, menos ligada a bancos y empresas, menos atada al poder y más independiente. "El Banco se convirtió en una especie de amo y señor de los clubes, escuelas y templos pequeños, que sobrevivían gracias a los aportes y créditos. Pero eso no era pura generosidad; significó la formación de un aparato que le permitía mantenerse en la presidencia contra viento y marea. A quienes no pudo dominar, como la gente de Memoria Activa, les hizo casi una guerra. Cuando se convocó en Nueva York un acto contra la impunidad, Beraja le ordenó a uno de sus hombres de confianza, Alfredo Neuburger, que llame a los dirigentes norteamericanos y los increpe para que el acto no se haga o que la gente de Memoria no hable". Un sector de la DAIA vinculado con el ex presidente Beraja, procesado por participar de maniobras en la causa AMIA durante el gobierno de Carlos Menem, viene impulsando un enfrentamiento entre la actual administración y el gobierno israelí. El diario Página/12 reveló que un cable de la Embajada de Estados Unidos en el que cita como fuente a un director ejecutivo de la DAIA, Alfredo Neuburger, quien insistía en que la Justicia argentina no debía investigar las maniobras en el caso AMIA, sino únicamente quién perpetró el atentado. Es decir, que proponía aliviar la situación de Beraja, el juez Juan José Galeano, el ex jefe policial Jorge “El Fino” Palacios y los demás procesados. No obstante, la investigación a cargo del juez Ariel Lijo siguió adelante y el caso está listo para ser elevado a juicio oral.
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