El juez federal Rodolfo Canicoba Corral ordenó procedimientos en una administración de consorcios en la que se manejaban propiedades a nombre de la familia y allegados del fallecido titular de la Unidad Fiscal AMIA.
El juez federal Rodolfo Canicoba Corral ordenó el allanamiento de la Administración de Consorcios Raúl Carman, en la calle Cerrito al 1100. El juez, el fiscal Juan Pedro Zoni y el titular de la Procuraduría de Criminalidad Económica (Procelac), Carlos Gonella, investigan que en esa administración de consorcios se manejaban propiedades a nombre de Alberto Nisman, Sara Garfunkel (su madre), Sandra Nisman (la hermana del fiscal), el informático Diego Lagomarsino y Claudio Alejandro Picón, un protagonista extraño que dijo que su empresa compraba autos de alta gama –la camioneta Audi que manejaba Nisman– y se la prestaba a algunas personas. La explicación poco creíble llevó a Canicoba Corral a citar a un socio de Picón, Eugenio Ecke, al que se conoce por sus vínculos con empresas de seguridad relacionadas con servicios de Inteligencia de EE.UU. La investigación de Canicoba Corral tiene un doble sentido. Por un lado, se buscan bienes no declarados que, además, no tienen explicación por la cantidad de dinero que implican. Nisman no tendría forma de justificar semejante fortuna. En este terreno entran los tres lotes en Punta del Este en el emprendimiento Pueblomío, los dos departamentos sobre la calle Dorrego, en Palermo Hollywood, la cuenta en el Merryl Lynch e inversiones –todavía no detalladas– en la Florida, Estados Unidos. Pero a esto se suman las sospechas que tiene el juez de la participación de Nisman y su familia en Monroe Plaza SRL –algo que fue revelado por este diario en exclusiva–, Palermopack SA, Sazón SA, Urbanizadora del Pilar SA. El segundo aspecto relevante de esta investigación por lavado de dinero está en el aspecto político-internacional, ya que vuelve a mostrar los estrechos vínculos de Nisman y su hombre de apoyo en la SIDE, Jaime Stiuso, con la Inteligencia norteamericana. En el allanamiento se buscaron propiedades o bienes en sociedad de Picón y Nisman. Es que a Canicoba le llamó la atención que el fiscal manejaba una lujosa camioneta Audi que Palermopack, la empresa de Picón, simplemente le prestaba. El juez lo que quiere saber es si existió un vínculo económico entre Nisman y esa especie de colateral de la CIA que integran Picón y Ecke. Debe recordarse un hecho que se produjo cuando el fiscal presentó la denuncia por encubrimiento contra la Presidenta y el canciller. Nisman sólo entregó un resumen del texto argumentando que era secreto. Les negó la versión total al periodismo, pero también a los propios familiares de las víctimas. En cambio, en su agenda dice claramente que el texto completo, incluyendo los CD de las escuchas, sólo fue entregado a María del Rosario Miró, una argentina que figura como asistente política de la Embajada de Estados Unidos en Buenos Aires. La agenda dice “llamó Rosario Miró de la Embajada de Estados Unidos solicitando copias. Me dijo Nisman que todavía no se las mandemos. Vino a la tarde a buscar los papeles y los CD. Dice que le agradece muchísimo”. Cuando Laura Ginsberg, de la agrupación de familiares Apemia, pidió lo mismo, Nisman sólo aceptó que se le entregue el resumen que se le dio al periodismo. Desde el punto de vista de la causa AMIA, Stiuso siempre fue el nexo con la Inteligencia norteamericana. Los dictámenes del fiscal siguieron la línea trazada en Jerusalén y Washington y, como recordó el ex director ejecutivo de la DAIA Jorge Elbaum, Nisman hasta ofreció fondos a esa institución para realizar una campaña contra el Memorándum de Entendimiento entre Argentina e Irán. Luego se descubrió que el fiscal mantenía estrecha relación con la Fundación de Defensa de la Democracia, ligada a la derecha republicana y sostenida en parte por el fondo buitre MNL. En la investigación sobre lavado de dinero se busca el costado económico de esta relación, en especial porque no se puede explicar el origen de los fondos y el nivel de vida de Nisman. Picón aparece vinculado económicamente en el fideicomiso en el que Nisman tenía dos departamentos con sus respectivas cocheras y que se está construyendo en la calle Dorrego. También hay conexión económica en la empresa Monroe Plaza y, por supuesto, en la camioneta Audi. Queda por averiguar el origen de los fondos de la cantidad asombrosa de propiedades a nombre de Sara Garfunkel: los tres terrenos en Punta del Este, una propiedad en un country, en Pilar y la cantidad no determinada de dólares que había en la cuenta en Nueva York del Merril Lynch. Un interrogante que habrá que develar es qué pasó entre Nisman y Stiuso en los últimos días de vida del fiscal. Está acreditado que 24 horas antes de la muerte, Nisman buscaba a Stiuso. Según otro ex espía, Alberto Massino, Nisman trató de contactarlo en forma reiterada, pero Stiuso no le contestó el teléfono. Luego argumentó que lo tenía en vibrador y por eso no escuchó, pero no se entiende por qué no le devolvió el llamado. Nisman dijo que tendría más escuchas, pero el propio Massino lo desmintió: la ex SIDE no tenía más escuchas. Por Raúl Kollmann e Irina Hauser PAG/12
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