¿Fueron los tres atentados frustrados en Glasgow y en Londres actos terroristas para poner a prueba el temple del nuevo primer ministro británico o una posible represalia porque al escritor Salman Rushdie le concedieron la orden de caballero? ¿O podría ser que los ataques -que los funcionarios vincularon con Al-Qaeda- tuvieran la intención de recordar de manera violenta el alcance internacional de esa organización terrorista, simbólicamente señalando el segundo aniversario de los atentados en el transporte público londinense? Sin que nadie se atribuyera hasta ahora la responsabilidad, resulta difícil saber qué motivó los recientes ataques, pero no faltan las especulaciones ni las conjeturas. "Si los terroristas trataban de alarmar a Gordon Brown en su segundo día entero como primer ministro después de suceder a Tony Blair, no sería el primer intento de Al-Qaeda de dar una señal política", señaló Paul Wilkinson, presidente del Centro para el Estudio del Terrorismo y la Violencia Política , de la Universidad de St. Andrews. Wilkinson recordó en este sentido los atentados de 2004 en Madrid, que ayudaron a provocar la derrota electoral del primer ministro español, José María Aznar, y llevaron a su sucesor José Luis Rodríguez Zapatero a retirar a las tropas españolas de Irak.
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