Los atentados terroristas frustrados en Londres se han transformado en la más dura prueba para el nuevo gobierno y especialmente para la autoridad y la imagen del primer ministro, Gordon Brown. En su primera entrevista televisiva, Brown se mostró desafiante y calmo frente a la amenaza de Al Qaeda en Gran Bretaña. Pero consideró que, además de la batalla contra el terrorismo, hay otro combate a ganar: el de los "corazones y la mente", para separar una comunidad de musulmanes moderados de los fundamentalistas radicales, que quieren generar violencia y tragedia. "Está claro que nosotros estamos lidiando, en general, con gente que esta asociada a Al Qaeda. Es obvio que tenemos un grupo de gente, no en este país, pero alrededor del mundo, que está preparado para infligir, en cualquier momento, el máximo daño a civiles, más alla de la religión que tengan esa gente asesinada o los heridos", dijo Brown.
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