Hace algunos años, con Fernando Paolella empezamos a investigar los atentados a la Embajada de Israel y a la mutual judía AMIA. Lo hicimos por separado, ya que aún ninguno de los dos sabía de la existencia del otro.
En el marco de esa investigación nos conocimos y decidimos aunar esfuerzos para llegar a la verdad. Nos prometimos en esos días -no sin desconfianza de poder lograrlo- culminar nuestra indagación en un completo libro que tuviera los detalles que nadie hubiera contado jamás. Creíamos entonces que las principales evidencias de ambos atentados –especialmente el de la AMIA- estaban muy bien escondidas y que nos costaría muchísimo llegar a desmadejar el ovillo, pero nos equivocamos.
Con el paso del tiempo descubrimos que el mayor escollo para llegar a la verdad no era la falta de pruebas, sino la presión de ciertos grupos de poder para que no se llegara a dilucidar la real trama de este asunto.
Pasaron muchos años entre ese primer día de trabajo junto a Fernando y hoy. Y pasaron muchas cosas también: tuvimos acceso a información privilegiada, nos granjeamos el odio de las autoridades de AMIA y DAIA y hasta tuvimos el tupé de enviar dos cartas al presidente de la Nación, Néstor Kirchner, para que supiera cuál era el verdadero nudo del problema. Esto último provocó que nos llamaran a declarar en la causa AMIA, donde aportamos abundante información y alguna evidencia documental.
Con el paso del tiempo, escribimos más de veinte artículos sobre este tema y fuimos mencionados como dos de los únicos diez periodistas argentinos que investigaron independientemente la causa AMIA. Al mismo tiempo, nos enemistamos con algunos colegas de diarios de la talla de Clarín y Página/12 que de manera descabellada publicaron información falsa, aún cuando les ofrecimos evidencia de sobra que demostraba que estaban escribiendo una interminable falacia.
No es este el primer libro que se escribe sobre las causas AMIA/Embajada de Israel. Existen al menos seis obras más, de las cuales habría que destacar Cortinas de humo, de Jorge Lanata y Joe Goldman. Más allá de las imprecisiones que pudiera tener, es un libro que salió a la venta pocos meses después de que se produjera el atentado a la AMIA y fue el primero que se animó a decir que jamás hubo un coche bomba en la puerta de la mutual israelita.
Ese es uno de los puntos que no debe perderse de vista a la hora de intentar llegar a la verdad. El invento de una Traffic bomba es funcional a los intereses que quieren desviar la atención de este magnicidio.
Desde hace años peleamos contra esos intereses, así como la imbecilidad de algunos de nuestros colegas, quienes tienen su enorme cuota de responsabilidad por la desinformación publicada.
Podrán Uds. estar de acuerdo o no con nuestro libro, pero deben saber que es una investigación totalmente independiente.
CHRISTIAN SANZ
christiansanz@hotmail.com
Director Ejecutivo
Periódico "Tribuna de periodistas"
www.periodicotribuna.com.ar
info@periodicotribuna.com.ar
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