Como cualquier judío estoy al tanto de todo lo que sucede en Israel y de cada hecho de antisemitismo grave que ocurre, incluso yo sufrí graves amenazas de muerte por ser judío y sionista, siento los insultos hacia mi persona y hacia mi pueblo todos los días. Pero que nos discriminen y rechacen otros pueblos es históricamente normal, lo que en realidad me preocupa y nos debe preocupar es la gran auto-discriminación que nos hacemos nosotros, en especial hacia los hijos de matrimonios mixtos. Soy judío por parte de padre y me considero reformista pero veo constantemente la auto-discriminación dentro de nuestro pueblo para con los hijos de los matrimonios mixtos, quienes a mi consideración son 100% judíos. No hay leyes faláricas que condenen a los hijos de los matrimonios mixtos a ser gentiles. De hecho la mayoría de las matriarcas venían de pueblos vecinos, Abraham mismo no nació de padres judíos y Sara tampoco. Siguiendo esta lógica no existiríamos los judíos, Isaac no hubiera sido judío y por consiguiente toda su descendencia. Pero si hay algo que la Tora nos dice en todo momento es “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Incluso los grandes sabios han dicho que uno no puede amar a los demás sin primero amarse a sí mismo, hacer esto sería imposible e hipócrita. Es por eso que me sorprendo cuando veo a rabinos o hermanos judíos participando de “conferencias interreligiosas para la paz”, y no porque este mal, sino por el hecho de que aún no nos amamos a nosotros mismos. Nos vivimos discriminando, por si el otro es reformista o si es ortodoxo; o conservador incluso a los judíos Etíopes. Creo yo que como pueblo primero debemos unirnos entre nosotros, la Torá nos pide y Hashem nos ordena que lo emulemos, que emulemos a Hashem en todo lo que podamos. Y yo pregunto ¿Cuál es la principal característica de nuestro Dios, el Dios de Israel? ¡Ejad! Así es, Hashem es UNO y por lo tanto como pueblo nosotros debemos ser UNO. Sin divisiones, sin grietas, con respeto y respetando. La Tora nos pide que seamos buenos con nuestro prójimo ya que “no podemos saber la sangre de quien es más roja”. Como pueblo debemos primero respetarnos y amarnos a nosotros, sin importar si uno es hijo de matrimonio mixto o no. La mitzvá de no casarse con un goy es por el hecho de que este te alejara de Hashem. “No lo casarás con ellos, no darás a tu hija para su hijo, y no tomarás a sus hijas para tu hijo, porque él causará que tus hijos se alejen de Mí, y adorarán a otros dioses” (Deuteronomio 7:3-4)” Cuando la Torá habla del pacto de Dios con Abraham no lo hace con Sara, pero Isaac si es judío, nadie lo discute. Ahora bien, podrían decir que la Tora y los preceptos de dios no estaban establecidos aun (Y es por este motivo por ejemplo Abraham le pide a Sara que consiga carne y lácteos para darle de comer a los tres ángeles en la ParasháVaierá, Génesis 18-22). Pero cuando Itró (Un sacerdote no judío) se acerca a Moshé en la parashá que lleva su nombre, la tora ya fue entregada, se sabe que un judío no puede casarse un una no judía (Como Moshé hizo con Séfora). Los hijos de Moshé y nietos de Itró sin embargo son judíos, nadie niega eso. ¿Entonces porque se niega que el judaísmo si se hereda por padre? Negar eso es negar a Isaac, negar a Eliezer y Gershom y a todos sus descendientes, el pueblo judío. Bilha y Zilpa, las dos concubinas de Jacob no eran judías pero dieron a luz a cuatro de las 12 tribus de Israel. Y Judá, el cuatro hijo de Jacob también se casó con una no judía. La reina Esther salvo al pueblo judío al casarse con un rey goy. Hay infinidad de pruebas que demuestran que los hijos de los matrimonios mixtos SON JUDÍOS Espero que se pueda comenzar a difundir lo más importante que Hashem nos ordenó, la unidad, ser uno así como el, nuestro Di-s es uno. Y salvar el futuro de los miles de judíos que se pierden cada año por la discriminatoria decisión de una ley rabínica y no halájica. Buscamos y añoramos desde tiempos bíblicos la llegada del Mashiaj pero esto solo ocurrirá si decidimos dejar a un lado los errores del pasado y unirnos todos juntos, ser un solo pueblo así como Adonai es uno, y seguir hacia delante. El templo de Jerusalén fue destruido, dicen nuestros sabios, por la gran desunión que había dentro de Israel y me temo que este templo no volverá hasta que no remediemos esto. Entonces yo me pregunto ¿Por qué se sigue, a pesar de todas estas pruebas bíblicas y halájicas, rechazando con tanto rencor a los hijos de madres goy? Yo creo que en parte es por vergüenza, vergüenza y miedo de tener que cargar con el peso de que durante años esta ley rabínica pero no halájica hizo que se asimilaran y perdieran millones de judíos a lo largo de la historia. Y lo que más pena me da es que si no se deroga esta ley lo más pronto posible esto seguirá ocurriendo y en aumento. Los judíos no se casan con goim por nada, esto es obra de centenares de años de un fuerte rechazo por parte de los sectores más ortodoxos hacia los judíos que no lo eran tanto. Y me temo que mientas más estrictos sean aun esto peor será. Yo lo último que busco es pelear, o discutir con otros sectores más conservadores y ortodoxos del judaísmo, no busco ofender a nadie, todo lo contrario, yo solo busco poder unirnos y destruir estos tabúes que tanto nos alejan el uno con el otro. Después de todo si hay algo que nuestro patriarca Yacov nos enseño es que los hermanos deben estar unidos. Tampoco dudo de la sabiduría de los rabinos, no pongo en duda la sabiduría de nadie, pero ser sabio no te hace un tzadik (Justo), tampoco dudo que muchos si sean justos y rectos. Pero que alguien sepa de Tora no implica que ponga sus valores en práctica, esto queda muy claro en la historia de Balaam, un hombre muy sabio, incluso un profeta pero con una terrible inclinación al mal. Espero que en algún momento se derogue esta ley elitista y nos demos cuenta de que el judaísmo no es un club vip. De que el judaísmo son los valores y costumbres que nosotros como Israelitas, como judíos, debemos poner en práctica, que somos un pueblo que debe y tiene que estar unido. Les deseo, nos deseó, a todos que hashem nos bendiga y podamos estar cada vez más juntos.
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