Mientras que el ministro de relaciones exteriores, Avigdor Lieberman, estuvo hablando calidamente sobre el prospecto de un acuerdo de paz con los palestinos, su apoyo a un intercambio de tierras no encontró el mismo entusiasmo en aquellos que posiblemente serían parte de esa transferencia. Lieberman dijo que apoyaba la opción de un intercambio de población y tierras con los palestinos, y clarificó que consideraba la transferencia del predominante “triángulo” árabe de comunidad, a cambio de asentamientos judíos en Cisjordania. “Ellos se definen como palestinos, entonces ¿por qué no deberían unirse a sus hermanos?”, preguntó. Pero aquellos que viven en la región principalmente árabe de Israel tienen una opinión diferente. Revia Mahajna, abogado de la villa Musmus en la región Wadi Ara, dijo que no ve ningún problema en llamarse a sí mismo palestino y querer quedarse en el Estado de Israel. “Desde una perspectiva histórica estoy viviendo en tierras palestinas que fueron traspasadas de padres a hijos mucho antes de que se estableciera Israel y, por el otro lado, tengo un documento de identidad israelí. Soy un palestino que vive en este país al igual que hay palestinos que viven en Canadá o Alemania”, dijo. Adal Mahajna, un agente de seguros también de Musmus, expresó que incluso si los árabes israelíes se llaman a sí mismos palestinos, la mayoría prefiere quedarse en Israel. “nuestra vida es aquí y una transferencia como esta nos cortaría de nuestras familias y amigos, árabes y judíos. Realmente no tiene una oportunidad. Es solo un globo de práctica para Lieberman, no es la solución del conflicto israelí palestino”, dijo. Por su parte, Alaa Atmanah de Kafr Kara dijo que el plan del canciller israelí es ofensivo y no viable. “Es una propuesta racista. La mayor parte de la población no aceptará entregar su ciudadanía israelí”, dijo. Atmanah agregó que si la transferencia fuese aprobada la mayor parte de los residentes del área se verían forzados a mudarse a ciudades como Hadera, Afula o Pardes Hanna. “No sé qué hay detrás de la propuesta, o cuáles son los intereses de Israel en este plan, pero no traerá ningún beneficio, solo un daño externo e interno”, destacó.
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