El siete es un número tipológico en el judaísmo, un número con numerosos significados simbólicos. En las Sagradas Escrituras la cifra siete aparece muchas veces: siete (“shivá”) días fueron establecidos como una semana (“shavúa”); cada séptimo día es Shabat – Sábado, día de descanso y cada séptimo año es declarado año de barbecho (también llamado “shnat ha-sheva”), en el cual está prohibido labrar la tierra, para que esta recupere la fertilidad.
El séptimo mes es sagrado (Tishrei, Rosh Hashaná, Iom Kipur), el séptimo año es sabático. El año del jubileo era determinado por el número siete multiplicado por siete y la “Menoráh” (candelabro), que Moshé mandó construir en el desierto para el Tabernáculo era de siete de brazos; en las últimas generaciones se transformó en un símbolo nacional, y fue adoptada como emblema (escudo) del Estado de Israel.
El patriarca Jacob trabajó siete años para obtener a Rajel (y recibió a Lea); José advirtió en Egipto, de los siete años malos, que sucederían a los siete años buenos, etc.
En muchas expresiones la cifra siete representa la exageración, describe una gran cantidad. Así, por ejemplo, en la expresión “mirar (o supervisar) con siete ojos”, que significa controlar bien, no quitar la mirada de aquello que estamos vigilando, como si lo mirásemos con muchos ojos. O en el versículo del libro de “Mishlé” (Proverbios) “sheva ipol tzadik ve-kam” (siete veces caerá el justo y volverá a levantarse), el cual enseña que incluso los justos pueden equivocarse muchas veces, pero ellos siempre vuelven a incorporarse y continúan su camino, no se rinden. En el libro de “Rut” se le dice a Noemí: “que tu nuera...quien es mejor para ti que siete hijos” (“asher hi-tová laj mi-shivá banim”).
“La luz de los siete días” es una expresión que significa una intensa luz; y cuando se dice “shivatáim”, se quiere decir siete veces, es decir: mucho, mucho más.
Al igual que el siete funciona como símbolo de la hipérbole (modo de expresión exagerado), así también el número setenta: “setenta caras tiene la Torá”, “setenta nombres tiene Jerusalem”, entre otras.
La expresión “sheva mitzvot derabanán” describe siete “mitzvot” (preceptos) que no aparecen en las escrituras sagradas, sino que fueron estipuladas por nuestros sabios: “netilat iadáim” (el lavado de manos); “birkat ha-nehenín” (la bendición de las cosas buenas, como las festividades y diversos acontecimientos de la vida humana); las velas de shabat; “eiruv” (la posibilidad de tomar fuera de casa objetos durante el shabat); “halel” (el agregado de melodías de los Salmos a las plegarias matutinas durante eventos especiales); velas de Jánuca y la lectura de la “Meguilá” (Rollo de Esther) durante Purim.
Los siete preceptos de los hijos de Noé que sí aparecen en la Torá, y definen de hecho siete cosas interdictas para todos los seres humanos, sin relación con su credo: idolatría; relaciones incestuosas; derramamiento de sangre; ingesta de partes de animales vivos; maldecir a Dios; robar; leyes (está prohibido conducirse sin un sistema legal y de justicia).
“Lashevet shivá” (permanecer sentado durante siete días) es la costumbre de duelo básica del judaísmo. El precepto de permanecer sentado siete días por un fallecido, es decir guardar luto por él durante siete días. ¿Y quién debe sentarse durante siete días? La expresión “shivá krovim” (siete allegados) define a los siete familiares por los cuales hay que guardar luto con motivo de su fallecimiento y cumplir con los siete días de duelo: “su mujer, su padre y madre, su hermano y hermana, su hijo e hija”.
Las “sheva brajot” son las siete bendiciones que se pronuncian bajo el palio nupcial. “Shivat ha-minim” (las siete especies) son los cultivos con los cuales fue bendecida la Tierra de Israel, según el libro del Deuteronomio: “Una tierra de trigo, cebada, vid, higo y granada, una tierra de olivo, aceite y miel” (la miel- “dvash”- es el dátil). Estas siete especies las recordamos en la fiesta de “Shavuot” (Pentecostés), celebrado siete semanas después de Pesaj.
“Shivá medorei gehinom” es un apelativo para los siete compartimientos que existen en el infierno, según la tradición. Como metáfora, se emplea esta expresión para describir un camino difícil, lleno de tormentos y obstáculos.
Y también está la expresión “escribir Noé con siete errores” (dicha sobre alguien que comete con frecuencia errores y consigue escribir el nombre “Noé” –“Nj” Noaj en hebreo que se escribe con dos letras y con siete errores).
Algo sobre el número siete en la cultura universal
Agregar algunos elementos que tienen que ver con el número siete en la cultura universal, podría tener un colorido singular:
Siete son las notas musicales, siete los colores del arco iris, siete los mares del planeta tierra y siete son las Maravillas del Mundo que son enormes construcciones realizadas en la antigüedad y consideradas entonces, como la cima de la técnica: las pirámides de Egipto; los jardines colgantes de Babilonia; el faro de Alejandría; el templo de Artemisa en Éfeso; la estatua de Zeus en Grecia; el mausoleo de Halicarnaso, y el coloso de Rodas.
Esperemos que el 2007 sea un año tan mágico y maravilloso como el número siete presagia.
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