El pasado 9 de noviembre, el escritor y periodista Carlos De Nápoli, envió un informe al Servicio de Hidrografía Naval que dirige el capitán de ultramar Juan De Carranza para denunciar la identificación del barco espía nazi "Ussukuma", que fuera capturado y hundido por la Marina británica en el mar argentino, y cuyos restos descansan a 50 millas de la costa de Quequén. La embarcación, al momento de ser hundida, transportaba combustible, alimentos, torpedos y explosivos para reabastecer a submarinos y acorazados de la Kriegsmarine del Tercer Reich. El transporte desplazaba unas 8.000 toneladas y tenía 130 metros de eslora. Operaba normalmente para la Deutsche Ost-Afrika Linies, tocando habitualmente los puertos importantes del África
Un poco de Historia.
Al comenzar la Segunda Guerra Mundial, la nave fue puesta de inmediato al servicio de la Abwher, (Servicio de Inteligencia de la Marina de Guerra alemana), pasando a cumplir funciones en el Atlántico Sur. Vale aquí recordar que la Abwher se encontraba al mando del almirante Guillermo Canaris.
A medianoche del 5 de diciembre de 1939, cuando se dirigía al encuentro del acorazado Admiral v. Graf Spee, el navío que había partido de Bahía Blanca fue capturado por los británicos, pese a los esfuerzos de la tripulación por hundirlo.
La fuerza G del Reino Unido con base en las Islas Malvinas, que actuaba bajo el mando del comodoro H. Harwood, al capturar la máquina codificadora de transmisiones nazi Enigma y a sus operadores, se enteró de la intención del Graf Spee de tomar las Malvinas. Atento la gravedad de la novedad, el comodoro Harwood envió al crucero pesado HMS Cumberland a protegerlas y a los cruceros HMS Ajax, HMS Exeter y HMNZL Achilles a intentar la captura del acorazado.
El Graf Spee se encontraba sin combustible en las cercanías de las costas uruguayas cuando recibió de la máquina del Ussukuma (capturada por los británicos como se mencionó) un mensaje codificado señalando día, hora y posición para encontrarse y recibir los necesarios pertrechos. Así, el 13 de diciembre de 1939, con el sol del amanecer entorpeciendo la visual, el Spee (capitán Hans Langsdorff) se encontró con una desagradable sorpresa. Lo esperaban en lugar del Ussukuma los cruceros británicos Ajax, Achilles y Exeter ya mencionados. La trampa pergeñada por Harwood funcionó ya que cuando se percató del engaño era demasiado tarde y el capitán Langsdorff debió entablar batalla en desventaja.
Pese a ello, el Admiral Spee logró averiar seriamente a los cruceros livianos y poner fuera de combate al pesado (Exeter). Langsdorff, sin combustible, apenas llegó a Montevideo, puerto donde le negaron el carburante necesario. El capitán Langsdorff trasladó la tripulación de su barco a la República Argentina, hundió su nave, y se suicidó luego en Buenos Aires. Sus restos descansan en el Cementerio Alemán de Chacarita.
Con el código Enigma roto por vez primera tras la captura del Ussukuma, el Almirantazgo británico logró en esos días la destrucción y apresamiento de decenas de barcos y submarinos nazis, que seguían radiando mensajes con tranquilidad creyendo segura esta actividad.
Nada se sabe aún sobre el destino real de la tripulación del Ussukuma. El único ser viviente de la nave conocido fue un gatito, mascota de la tripulación, rescatado por pescadores marplatenses en una balsa a la deriva.
A la brevedad posible se iniciarán tareas de investigación en la nave sumergida para develar los misterios que aún guarda. Hay además en las cercanías del naufragio, dos pecios no identificados, uno de los cuales podría ser un sumergible alemán según el eco del sonar.
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