El futbolista de Macabi Kfar Kana, Vasim Abas, optó por un camino original para "vengarse" de los empleados del Concejo Local que le exigieron pagar una multa de 750 shekels por una deuda. La historia terminó bien sólo gracias al trabajo de los funcionarios.
Los empleados del Departamento de Recaudación del Concejo Local de Kfar Kana pensaban que se habían levantado de la cama para otro día de trabajo rutinario. Sin embargo, se habían equivocado. En la oficina los esperaba un habitante de la aldea, con una carga inesperada: un balde lleno de monedas de diez centavos.
El sitio de Internet "Al-Arab", del diario israelí "Kol Al-Arab", que se edita en Nazaret, informó que enseguida quedó claro que el habitante, Vasim Abas, había hecho eso en protesta por la amenaza de esa dependencia de actuar en su contra si no pagaba una multa de 750 shekels. Abas es una persona conocida en su pueblo porque juega en el equipo de fútbol local, Macabi Kfar Kana.
"Ayer llegué a casa y me sorprendí al descubrir, pegada sobre la puerta, una notificación remitida por la Sociedad de Recaudación, en nombre del Concejo", le contó Abas al periódico Ynet. "En la nota decía que yo le debía al Concejo la cuenta del agua. No era consciente de esa deuda, que totaliza una suma baja".
"Ayer a la mañana fui al Concejo para pagar la deuda, pero me insistieron con que recién podría hacerlo después de pagar la multa. Como no me pareció lógico lo que me dijeron y no tenía idea de esa deuda, elegí pagar la multa de esta manera", concluyó.
Vasim se dirigió a la sucursal del banco y le pidió a la empleada retirar de su cuenta 750 shekels... en monedas de diez centavos. Cuando volvió al Concejo y pidió pagar la multa se encontró con el rechazo absoluto de los empleados del Departamento de Recaudación. Le exigieron que les hiciera el favor de ir a la oficina del correo local para que allí contaran las monedas y corroboraran que ciertamente se trataba del monto exacto.
Abas hizo lo que le dijeron los funcionarios y, de hecho, fue a la oficina del correo. Sin embargo, allí lo esperaba una sorpresa: la máquina contadora de monedas se había roto y no podían confirmar que la suma era la correcta. Por ello, desandó el camino y regresó al Departamento de Recaudación del Concejo.
Los empleados se vieron obligados a contar el contenido del balde, y tras una larga hora de recuento quedó claro que éste contenía sólo 440 shekels. Abas pagó el saldo por medio de... claro, otro balde con el resto de la deuda, en monedas de diez centavos.
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