Agrupación por el Esclarecimiento de la Masacre Impune de la AMIA
“Cuando uno mira los veintidós años transcurridos está claro que hubo una construcción sistemática de un muro de impunidad del Poder Judicial, que en lugar de perseguir a los responsables cometió todo tipo de delitos e irregularidades que involucran pruebas contaminadas y pistas omitidas, que llegan al punto de que hay un juicio por encubrimiento donde están involucrados el juez (Juan José Galeano) y los fiscales (Eamon Mullen y José Barbaccia) que intervinieron; el Poder Legislativo, que conformó una comisión bicameral para seguir el proceso sobre la Embajada de Israel y la AMIA y en lugar de llamar la atención sobre las irregularidades las avaló; y el Poder Ejecutivo: llevamos ocho presidentes, de distintos colores políticos, y no se logró instalar una perspectiva cierta; es más, también forman parte del juicio el ex presidente Carlos Menem y el ex jefe de la SIDE (Hugo Anzorreguy). Este juicio no motivó pensar que hubo un plan de encubrimiento, cada uno está siendo juzgado por haber faltado a sus responsabilidades como funcionario. La única razón para que los tres poderes hayan contribuido al encubrimiento es que el Estado está involucrado. Es más, la decisión de colocar la suerte de la causa en el marco de la discusión de la geopolítica internacional cumplía con la misión de desplazar la responsabilidad del Estado. La persistencia de la clandestinidad también aparece en la muerte de Nisman. La abnegación, el compromiso y la pelea de los familiares de las víctimas del atentado siguen sosteniendo el tema en la sociedad. Una Comisión Investigadora Independiente es un acierto de APEMIA porque alude al papel central de la comunidad como control del espacio institucional. Por eso la mayoría no está en manos del Poder Legislativo, sino de las personalidades que la integran. En la pelea del movimiento de derechos humanos siempre nos dijeron ‘¿qué información habrá?’ y de repente aparece.
El hecho que el acuerdo nuclear haya corrido a Irán del Eje del Mal hizo ingresar al sistema político dominante en la Argentina y a la estructura de poder que había venido construyendo una salida de impunidad en un conjunto muy grande de contradicciones. Están sin saber muy bien a dónde ir y eso es lo mejor que nos puede ocurrir. La acusación a Irán tiende a diluirse, por lo menos como está formulada. El juicio en ausencia cada vez tiene menos fortaleza. Vivimos debates en el Parlamento, con el ministro de Justicia (Germán Garavano), donde no pueden dar argumentos para sostener esta idea, más allá de que siempre aparece algún energúmeno que escribe en el diario que ésa es la salida. La muerte de Nisman es parte del derrumbe de esa hipótesis. Tenemos cosas extrañas: el asalto a las oficinas de la AFI en marzo, sustrayendo información del ‘caso AMIA’, y el informe de gestión de los fiscales, que muestra que hay agujeros demasiado importantes en la hipótesis de Irán y empieza a abrir la puerta a otras líneas de investigación.
La propuesta de la comisión no hace otra cosa que concitar apoyos. El único punto donde estamos para atrás es una cierta tendencia a reforzar el secreto de los archivos. Tengo la impresión que podemos instalar el debate en Diputados con una perspectiva bastante más interesante que la que tuvimos hasta ahora. La presentación de hace dos años no estaba firmada por el Frente para la Victoria ni por el Pro, que en este caso involucran su acompañamiento. En todos los casos es con las presidencias de bloque, excepto el Frente Renovador. Están las condiciones para que se abra el debate y seguramente aparecerá la discusión sobre los archivos y la composición de la comisión. En el Senado la tarea es otra... (mucho más difícil).”
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