La historia de Coca-cola también tiene capítulos que hasta nuestros días han permanecido en la sombra. Uno de ellos es la relación que tuvo la compañía con la Alemania nazi de Hitler a la que suministró millones de litros del refresco durante la etapa de expansión del nazismo alemán de 1933 a 1945.
Varios altos ejecutivos de Coca-Cola en Alemania eran destacados miembros nazis, y la compañía adoptó una política de ignorancia hacia la práctica de la eugenesia y el exterminio de judíos por parte de los nazis. Aunque en un principio pudiera parecer que el inicio de la II Guerra Mundial posicionaría a la compañía de Atlanta del lado americano y de los aliados, Coca-cola supo posicionarse en un país que suponía el segundo mayor punto de venta del refresco a nivel internacional. En palabras de Eleanor Jones, en su artículo "Coca-cola va a la guerra", lo que salvó a Coca-cola Alemania de ser abolida por los dictadores nazis fue la estructura corporativa y la filosofía publicitaria de la compañía tan cercanas a la idea nazi de creación de un nuevo y poderoso orden mundial".
El nombre de la marca y el diseño del logotipo de Coca-cola corrió a cargo del contador del farmacéutico Frank Robinson, y en sus inicios la Cocacola fue introducida comercialmente como "un tónico efectivo para el cerebro y los nervios", siguiendo el camino marcado por el Vino Mariani.
Se dice que un día llegó un hombre con un fuerte dolor de cabeza a la farmacia de Jacob donde vendían el jarabe de la Coca-cola mezclada en agua y en vez de añadirle agua, pidio añadir soda. El hombre bebió su vaso por un nickel (5 céntimos de la época) y de esta forma nació la Coca-Cola con burbujas, tal y como la conocemos en la actualidad.
Fte Serv de Prensa
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