Un grupo internacional de científicos dirigido por el profesor israelí Oded Rejavi, de la Universidad de Tel Aviv, descubrió un mecanismo genético que representa la respuesta física a las dificultades experimentadas hace varias generaciones. Durante el invierno de 1944, los nazis bloquearon el suministro de alimentos a Bélgica y Holanda, creando un periodo de devastación y hambruna cuyo impacto en las mujeres embarazadas produjo uno de los primeros experimentos epigenéticos, según los cuales los rasgos de un ser vivo se configuran en el desarrollo más que en los genes. Dicho experimento demostró que las respuestas fisiológicas del cuerpo a las dificultades podrían ser heredadas; sin embargo, el fenómeno no tenía explicación científica. Transcurridos muchos años un equipo de científicos de la Universidad de Tel Aviv y la Escuela de Neurociencia Sagol de Israel, junto con el Centro Médico de la Universidad de Columbia y el Instituto Médico Howard Hughes, ambos de Estados Unidos, descubrieron, gracias a una serie de experimentos con gusanos, un mecanismo que responde al nivel de resistencia a la inanición durante varias generaciones, según informó el portal Jewish Business News. «Identificamos un mecanismo llamado 'pequeños ácidos ribonucleicos (ARN) de herencia', que permite a los gusanos transmitir la memoria del hambre a varias generaciones», explicó Rejavi.
Los investigadores descubrieron que los gusanos que fueron sometidos a inanición y murieron al principio de su desarrollo producían pequeños ARN implicados en la nutrición. «Nos sorprendió descubrir que los bisnietos de los gusanos hambrientos tenían una vida útil más prolongada», agregó Rejavi. El científico señaló que este mecanismo podría permitir a los padres preparar a su hijos para dificultades similares a las que ellos experimentaron.
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