«Les quemamos la embajada/les quemamos la mutual/le vamoa quemar la cancha/para que no jodan más». A una semana de cumplirse el 20º aniversario del atentado que destruyó la Embajada de Israel que dejó 29 muertos, la hinchada de Chacarita Juniors eligió ese cántico para recibir a Atlanta, un club del barrio de Villa Crespo tradicionalmente habitado por la comunidad judía. No fue el único: también se escuchó «Acá viene Chaca/por el callejón/matando judíos/para hacer jabón» y el clásico «Ruso, ruso, ruso/Chaca te la puso». Todos estos cánticos fueron el prólogo de la brutal agresión sufrida por un puñado de dirigentes y allegados de Atlanta, atacados por los mismos que los entonaban luego de finalizado el partido. Los dirigentes agredidos -que ocupaban un pequeño sector de la tribuna visitante-, trataron de que la Policía los defendiera; según relataron, sólo recibieron más insultos antisemitas de parte de los agentes que debían cuidarlos. «Bancátela, judío de mierda», le dijo uno de esos agentes a Marcelo Santoro, vicepresidente de Atlanta. Desde ya, el episodio excede largamente lo que se denomina «el folclore del fútbol», y que incluye situaciones absolutamente inaceptables respecto de comunidades extranjeras como la boliviana y la paraguaya. Así parecieron entenderlo el INADI y la DAIA que, en sendos comunicados, hicieron pública su indignación por el hecho. El órgano antidiscriminatorio dijo que le pidió al Comité Ejecutivo de la AFA que «intervenga sobre este tema en su próxima reunión. Vemos con suma preocupación los incidentes en el estadio de Chacarita y, tomando en cuenta que no es la primera vez que su hinchada incurre en este tipo de situaciones, esperamos que la Asociación del Fútbol Argentino tome las medidas disciplinarias que están a su alcance», La barra brava «funebrera» tiene una larga tradición de cánticos, banderas y actitudes antijudías, justificadas desde su particular visión por ser los rivales de barrio de Atlanta. Uno de sus estandartes exhibía la leyenda «De la cuna al cajón haciendo jabón», que luego sería imitada en diversas ocasiones por las hinchadas de Almirante Brown de San Justo, Defensores de Belgrano y Deportivo Morón, entre otras. El INADI agrega que «las actitudes antisemitas, xenófobas y discriminatorias en general, lejos de formar parte del folclore del fútbol, representan prácticas muy graves que derivan en situaciones de violencia».Por su parte la DAIA afirmó que «este grave episodio, que se reitera con alarmante frecuencia, no puede ni debe ser tolerado», y exigió que la AFA sancione «al árbitro que no detuvo el encuentro como debió hacerlo al registrarse los cánticos que incitaban al odio y la persecución». El árbitro fue Fernando Rapallini, quien pareció sentirse cómodo con los sonidos que bajaban de la tribuna
Sergio Dattilo
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