No sólo renunció Mariana Stilman a la representación del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación en el juicio por el encubrimiento a los asesinos de la AMIA. También lo hizo quien fue el primer acreditado por la querella impulsada por dicha cartera y luego su estrecho colaborador, Ezequiel Strajman. El gobierno es cómplice de los asesinos. ya que quiere que permanezcan en el anonimato mientras impulsa un adefésico “juicio en ausencia” para declarar culpable a Irán por decreto, de manera de satisfacer a Estados Unidos e Israel. Y, por supuesto, a los argentinos que fueron los autores materiales del mayor asesinato masivo perpetrado en la Argentina desde los fusilamientos de la Patagonia, hace casi un siglo. Cortinas de humo… y fuego
El gobierno nacional intenta tapar el sol con humo y fuego. Como la querellante por el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos en el juicio a (parte de) quienes encubrieron a los asesinos de 85 personas al volar la AMIA, Mariana Stilman, renunció dando un sonoro portazo y denunciado al ministro Germán Garavano de ordenar “pinchar” el juicio (ya de por si vergonzoso, ya que se juzga entre otros al juez y los fiscales de la causa, al entonces presidente de la Nación y al jefe de sus servicios de Inteligencia… en casi absoluto silencio e incluso a veces en secreto) con el obvio propósito de forzar la absolución de todos los imputados (con la excepción, quizá, del ex juez Juan José Galeano, que parece condenado a ser el pato de la boda, chivo emisario o cabeza de turco), responde a través de esa cloaca servicial que suele ser el Infobae de Daniel Hadad, con la “noticia” de que el gobierno se apresta a desclasificar todos los archivos de la SIDE referidos a los atentados a la Embajada de Israel y la AMIA… lo que ya hizo el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner en el año 2015 como la ex mandataria rápidamente advirtió en un tuiter. En realidad, la aviesa intención del Gobierno es que ese material desclasificado (que el canalla de “Jaime” Stiuso ocultó a la justicia) pase de la órbita de la UFI-AMIA post-Nisman, a la Unidad AMIA del Poder Ejecutivo encabezada por Mario Cimadevilla, que hasta ahora lo único que ha hecho es proponer el anticonstitucional “jucio en ausencia”. Y es que Macri no confia que los fiscales a cargo de la UFI se avengan a hacer la plancha (como hacía Nisman) de modo que jamás se establezca quienes, cómo y por qué demolieron la AMIA con explosivos. Y como el Bloque de Diputados nacionales del Frente para la Victoria puso blanco sobre negro los pincipales casos de clamorosa corrupción por el que están imputados el presidente Macri y sus allegados (ver aparte), da la casualidad que se produce un incendio en el anexo de la Cámara, de modo de que esta última noticia tape la otra. Es “la casualidad permanente” de la que hablaba el reo Carlos Menem, el mismo que ahora su epígono Macri quiere poner a salvo de las consecuencias de haber desviado la investigación del atentado a la mutual judía luego de que en pocas horas después del aciago 18 de julio de 1994 policías federales llegaran hasta amigos de su cuñado Emir Yoma y al edificio de la calle Cochabamba en el que un Menem pobre vivió a comienzos de los ’80 y dónde también tenía un departamento su médico, Alejandro Tfeli, involucrado personalmente en las maniobras preparatorias del atentado.
|
|
|
|
|
|