Mucha gente me ha llamado a raíz de una nota del arqueólogo Israel Finkelstein negando la veracidad de los relatos bíblicos, las reacciones van del estupor al enojo y creo que no se justifica, salvo para aquellos dogmáticos que puedan sentirse ofendidos
Como en este tema entran a jugar las creencias, se debe ser cuidadoso para no herir a aquellos que sinceramente creen en la divina revelación al pueblo de Israel en aquella vieja montaña.
En lo personal, hace muchos años que estudio todo aquello que hace a la crítica y exégesis bíblica, por tanto ideas como la del DR Finkelstein me son ya familiares por demás.
Lo que ocurre es que no me plantean conflicto aún si fueran totalmente ciertas, mi identificación con el pueblo de Israel, el amor por su historia y por los principios sustentados a través de los siglos, no se verán afectados si Moisés recibiera realmente la Toráh o no.
Creo que los mitos de distintas culturas se han filtrado en la historia de Israel, de hecho, muchas de nuestras agadot (leyendas) dadas por ciertas, figuran en la mitología súmera, acadia o egipcia.
Lo mismo ocurre con el mito del príncipe arrojado al río y salvado por una princesa, o con el nacimiento de un niño elegido por proceso partenogenético o divino, todas estas secuencias se repiten de un modo u otro en las tradiciones y mitos de la cuenca mediterránea y en la Mesopotamia.
Ahora bien, ¿por qué no me plantea conflicto?, simplemente por que estudio nuestros textos sin preguntarme el ¿cómo? sino el ¿para que? No me interesa si salieron 600000 esclavos de Egipto o ni siquiera si salieron alguna vez de allí, lo que me apasiona es la forma de estructurar una sociedad con leyes nuevas y revolucionarias para la época.
Sé por investigación que la religión de Akennatón fue el principio monoteísta adoptado por los israelitas, tal vez la introdujo Rehuel, el llamado suegro de Moisés, ¿tengo entonces que cuestionarme si se dio la ley de una forma mágica, divina o producto de nuestros sabios?
Para aquellos que consideran que hubo una revelación divina en Sinaí, puede resultarle blasfemia lo que afirmo, no es mi intención en modo alguno, sólo pretendo explicar que para mí todo lo que la investigación pueda aportar es bueno y no afectará mi amor e identificación con mi pueblo y creo que eso debiera ser para todos.
Nuestra generación racionalista buscará entender los porques y los cómos, creo que es un camino insuficiente, preguntemos el para que de las parábolas, cuentos y leyendas y nos maravillaremos de la sabiduría de nuestros mayores.
Es probable que nuevas investigaciones demuestren que los israelíes nunca salieron de Canaan o de Egipto, y si así fuera, ¿perderá acaso algo nuestro hermoso relato de pascua y todo lo que a lo largo de la historia lo ha ido nutriendo?
Para quienes tienen necesidad de aferrarse a las palabras de la Toráh como dictadas por D”, inmutables e incuestionables, tampoco tendrán conflicto, simplemente no lo tomarán en serio y seguirán con sus creencias como siempre y me parece bien para ellos.
Lo que en definitiva quiero analizar es el hecho de las verdades históricas que probablemente no sean tales, pero lo que si es innegable es toda la epopeya del pueblo hebreo, navegando entre sus enemigos desde hace por lo menos 2500 años y eso nadie puede ni podrá negarlo jamás.
Quien se sienta consustanciado con el deambular errante de ese grupo humano a través de los siglos y se sienta parte de dicho grupo, no se sentirá afectado si se entera que Moisés fue un mito o Abraham una leyenda, al menos yo lo considero así.
Y si nuestra hermosa historia hubiera sido imaginada respecto a sus inicios por nuestros sabios, ¿perdería acaso su belleza? Creo que le dieron carácter religioso a las normas morales porque era la única forma de hacerlas respetar, como mandato divino no humano y estuvo bien que así lo hicieran, lo cual no quita valor alguno a todo lo que aprendemos de ella.
Por ventura creemos que si para un cristiano se le negara validez a la virginidad de la virgen maría, dejaría de rezar el rosario’, desde ya que no porque todo lo que a lo largo de los siglos fue nutriendo la idea original ya debería tener más fuerza que la misma.
Si hoy supiera que los israelíes nunca salieron ni entraron masivamente a Canaan, no me cambia en absoluto lo que pienso, es más, admiro la imaginación de aquellos que incluyeron un mito con características divinas o mágicas para nuclear a un pueblo alrededor de una epopeya que pudiera ser transmitida de generación en generación, enseñada a los niños y repetida por los ancianos, sin esas características la transmisión hubiera llegado a menos gente o hubiera sido menos recordable.
Por eso creo que no nos debe desesperar que se investigue y desmitifique a la historia, bienvenido sea, no es un ataque contra la fe y no debe ser tomado como tal.
Estimo que cuanto más sepamos y mas mitos erradiquemos, más cerca estaremos de aquellos que realmente supieron formar un pueblo con los valores del pueblo hebreo y si pensáramos que lo hicieron sin tanto auxilio de verdades reveladas sino por fuerza de su racionalidad, probablemente los admiremos más todavía.
A todos aquellos que creen firmemente en la revelación divina según esta escrita, todo esto no los afecta, a los que creemos que el único dogma para los judíos es como lo afirmara el rabino Leo Baeck la creencia en un D” supremo, tampoco nos toca este tipo de revelaciones, por el contrario, nos hace sentir mejor.
Isaías kremer
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