Desde la asunción en el 2009 y su reelección en 2013, Obama lleva adelante una parcial política militar de desentendimiento de lo que sucede en Medio Oriente. A las retirada parcial de Afghanistan e Irak se sumaron las vacilaciones ante el conflicto en Libia y Egipto y sus vacilaciones frente a la crisis siria y el plan nuclear iraní.
Lo más controvertido hasta el momento ha sido su rol frente al conflicto sirio. En el 2011 Obama afirmó que Assad debía dejar el poder. En el 2012 dijo que el uso de armas químicas por el regimen era la línea roja para una intervención humanitaria.
Los sirios usaron armas químicas contra su población varias veces antes del fatídico ataque del 21-08 en el que murieron 1.300 civiles. Fue allí cuando propuso un ataque militar limitado y selectivo en respuesta a una violación de derecho internacional pero ante la falta de socios, el peso de la opinión pública, el temor a cambiar la ecuación política en la región lo llevo a abstenerse de cualquier acción que no fuera la concentración de barcos y aviones. En la vacilación, sometió el tema a un congreso que no le es fiel. Finalmente los rusos lo sacaron del atoyadero y el papelón al lograr un acuerdo de desarme químico progresivo pòr parte de Siria que por el momento funciona correctamente. Los sirios comprendieron que tensaron demasiado la cuerda y Assad aceptó el desarme a cambio de sostenerse en el poder.
El acuerdo esta en ejecución y es beneficioso para la región, en especial para Israel que ve como uno de sus principales enemigos queda sin sus armas de destrucción masiva. Ahora el problema central es darle al Consejo de Seguridad de la ONU todas las facultades para actuar ante una probable violación del acuerdo por parte de los sirios. La ONU es la que debiera dictaminar si se autoriza a actuar de inmediato en caso de violación del acuerdo o si hace falta otra resolución con los lógicos riesgos del veto ruso y chino.
Hay que admitir por el momento los beneficios del acuerdo. Obama salvó su prestigio en una jugada diplomatica; Rusia fortaleció la relación con su aliado sirio, lo salva de un nuevo conflicto a la vez que obtiene más protagonismo en Medio Oriente. Siria resguardó su capacidad de uso de armas convencionales para enfrentar a los rebeldes ( pero también genocidar civiles); Irán abrió un diálogo crítico con EE.UU. cuya sinceridad es dificil de comprobar y en Israel se descomprimió la angustia de un conflicto abierto con Siria y Hizbollah.
En lo negativo puede remarcarse que la falta de una acción disuasiva norteamericana tensó los vínculos con los aliados como Turquía, Arabia Saudita, Egipto y Jordania que no quieren a Assad ni tampoco absorver a más refugiados.
Medio Oriente ofrece escenarios muy cambiantes y nadie puede profetizar como esto puede terminar. A esto hay que sumarle que la guerra civil en Siria, que ya lleva dos años y medio y 150.000 muertos y más de 2.000.000 de desplazados esta lejos de encontrar su final. El gobierno obtiene triunfos parciales pero no logra desarraigar a una guerrilla muy motivada y encolerizada que no acepta la realización de ninguna cumbre de paz sin antes ver a Assad fuera del poder.Los rebeldes sirios también estan enojados con los norteamericanos por la falta de ayuda militar, apoyo logístico y las presiones que soportan para asistir a una reunión cumbre de reconciliación. Por ahora el odio es más fuerte y además EE.UU. teme con lógica que sus armas destinadas a la guerrilla moderada lleguen a Al Qaeda que se fortalece en Siria
Las tormentas en Medio Oriente son una constante mientras se agrava la guerra civil islámica que tiene a Siria, Irak, Afghanistan, Nigeria, Malí , Yemen y otros países como meros campos de batalla.
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