Por Julián Schvindlerman / Analista político internacional
Los espías israelíes son unos animales. O más bien, los israelíes usan espías salvajes. Aunque para expresarlo sin equívocos debiéramos decir que los israelíes tienen entre sus filas de espías a unas bestias. No hay modo de decir esto sin que parezca un insulto, pero en rigor no estoy más que tratando de trasladar lo que es una idea expandida en el Medio Oriente: que el Mossad ha reclutado, entrenado y enviado a tierras islámicas a agentes del reino animal. Considere estos titulares tomados de la edición digital del diario Yediot Aharonot solamente: “Los iraníes arrestan a 14 ardillas por espionaje” (13/7/07); “Turquía sospecha que un pájaro es un espía israelí” (14/5/12); “Sudán apresa a un buitre israelí espía” (6/12/12); “Irán expone un anillo de espionaje de pichones” (20/10/08); “Hezbollah aduce haber capturado un ave-espía israelí” (16/10/13). Hay más: “Egipto: los ataques de tiburones en el Sinaí podrían ser un complot israelí” (Jerusalem Post, 6/12/10); “Arabia Saudita detiene a halcón israelí por espionaje” (BBC, 5/1/11); “Israel es acusada de liberar ratas supernaturales para espantar a los árabes” (reporte de Palestinian Media Watch citando al diario oficial palestino Al-Hayat al-Jadida del 18/7/08). Por supuesto que hay un contexto para cada uno de estos titulares. Así presentó la agencia de noticias oficial iraní, IRNA, el arresto del escuadrón de ardillas: “En semanas recientes, operativos de inteligencia han arrestado a 14 ardillas dentro de las fronteras de Irán. Las ardillas cargaban equipos de espionaje de agencias foráneas, y fueron detenidas antes de que pudieran actuar, gracias al estado de alerta de nuestros servicios de inteligencia”. Residentes de una aldea turca se sorprendieron al hallar un pájaro que tenía un anillo de metal en una de sus patas con la inscripción “24311 Tel Avivunia, Israel” y lo entregaron a las autoridades locales. “Después de las evaluaciones, las autoridades decidieron no presentar cargos oficiales y el pájaro falsamente acusado quedó libre para volar a donde quisiera” informó el diario turco Hurriyet. Cuando en Darfur fue capturado un buitre con un GPS y una banda alrededor de una pata que decía “Servicio de Naturaleza de Israel” y “Universidad Hebrea, Jerusalem”, la prensa estatal local alegó que el ave había sido enviada para tomar fotografías que eran automáticamente retransmitidas al estado judío. Lo mismo aseguró la televisión de Hezbollah Al-Manar luego de atrapar a un ave con una banda que decía “Israel”. Otro tanto en Arabia Saudita. Las noticias relacionadas a los tiburones en Egipto y las ratas en Jerusalem Oriental eran más inquietantes: los presuntos agentes israelíes pretendían agredir, además de espiar, a los árabes. “Una de las cosas más increíbles que hemos leído durante este mes”, reportó Al-Hayat al-Jaddia, “es que los colonos [israelíes] han estado llevando cofres llenos de ratas y las liberan en los barrios de la Ciudad Vieja [de Jerusalem]… los esfuerzos de los residentes [árabes] para contrarrestar esta plaga han fracasado, sobre todo porque los gatos huyen de esas ratas debido a su tamaño y ferocidad…”. Luego de que turistas rusos y alemanes fueron atacados por tiburones en el Mar Rojo egipcio y surgieron las usuales acusaciones histéricas contra Israel, todo lo que el gobernador de la región, Mohammad Abdul Fadhil Shousha, pudo afirmar fue: “Lo que se dice acerca de que el Mossad arrojó al tiburón mortal [al mar] para dañar al turismo en Egipto no está fuera de cuestión, pero se necesita tiempo para confirmarlo”. Es sabido que animales son efectivamente empleados por agencias de gobierno. Perros son usados para detectar drogas, las célebres palomas mensajeras trasladaron secretos durante la Segunda Guerra Mundial, delfines han sido entrenados para hallar minas submarinas y hasta hubo un intento estadounidense de colocar micrófonos dentro de gatos soviéticos durante la Guerra Fría. Pero cuando un ave de control veterinario es confundida con un agente secreto sionista o un tiburón salvaje es acusado de trabajar para el Mossad uno debe admitir que hay algo profundamente desequilibrado en la psiquis colectiva de los habitantes del Medio Oriente inclinados a creer tales cosas. Al-Hayat al-Jadida directamente inventó la noticia de las ratas supernaturales que asustan a los árabes. En ese caso la mentira es funcional a un propósito político del oficialismo palestino: difamar a los israelíes y persuadir a los suyos de la imposibilidad de la coexistencia. En el resto de los casos la mentira es enmarcada en una coyuntura real: un tiburón atacó a nadadores en el Mar Rojo, un buitre con un GPS voló sobre el cielo de Sudán, hay ardillas sueltas en Irán. Luego se activa la imaginación excitada de una cultura predispuesta a inventar descabelladas teorías conspirativas en torno a los israelíes. Más allá de esa diferencia, el problema psicológico fundamental es el mismo. Hablando de lo cual viene a colación el reciente bautismo de dos leones bebés nacidos en el zoológico de Gaza: Fajr y Sijil, en honor a dos tipos de misiles del arsenal de Hamas. Esperemos que los fundamentalistas tengan la decencia de no lanzarlos contra Israel.
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