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B''H Rosh hashaná
La renovación de la energía en el universo Por Rabino Heschel Greenberg, con agregados del Lic. Ernesto Antebi |
específicamente en el momento en que hacemos sonar el shofar, Di-s le asigna al mundo, nuevamente, una cantidad exacta de energía cósmica para el próximo año, y solamente para ese año. No más, ni menos. Los tres nombres de Rosh Ha’Shaná El nombre Rosh Ha’Shaná ha tenido la importante relevancia de recibir, al menos, tres traducciones diferentes. En los textos clásicos judíos, así como coloquialmente, se habla de Rosh Ha’Shaná ya sea como el “nuevo año judío”, “el comienzo del año”, o como la traducción literal de las palabras Rosh Ha’Shaná: “cabeza del año”. Y mientras que estos tres modos de referencia aparentan expresar la misma cosa, el pensamiento judío reconoce diferencias sustanciales entre ellos, porque cada uno de estos nombres contribuye a una comprensión más profunda de la significación de este importante día. La designación Rosh Ha’Shaná, como el comienzo de un nuevo año, nos exige una serie de preguntas adicionales tales como: ¿qué es lo nuevo que se inicia en Rosh Ha’Shaná? y ¿por qué debería considerarse el uno de Tishri (primer día de Rosh Ha’Shaná) como el principio del año, más que cualquier otro día en el calendario judío? La renovación de la Energía D-vina Nuestros Sabios, aunque sin referirse directamente a esta pregunta, parecen haberse anticipado a ella cuando declararon que Rosh Ha’Shaná es el aniversario de la creación de Adán y Eva, los primeros humanos. En otras palabras, Rosh Ha’Shaná difiere de todos las demás conmemoraciones, porque es la fecha que alude a un suceso radicalmente diferente y novedoso en la Creación del mundo: la aparición del primer hombre. Sin embargo, incluso luego de esta explicación, parecería no haber nada realmente novedoso en el Nuevo Año, dado que en éste sólo se conmemora el aniversario de un suceso, y que si bien alguna vez fue novedoso, a 5770 años de ello ya no lo es. Pero Nuestros Sabios, no obstante ello, arrojan una particular interpretación sobre el concepto de Rosh Ha’Shaná como un nuevo año. Según ellos, Rosh Ha’Shaná, lejos de ser apenas el aniversario de algo que alguna vez fue absolutamente original, por el contrario, implica que algo radicalmente nuevo está sucediendo en esos mismos días, año tras año. Y esto es así, porque según la sabiduría judía, cada año, a medida de que éste se va aproximando a su fin, entonces comienza a agotarse la energía D-vina asignada al Universo de lo ya Creado. Cuando nos introducimos en estos misteriosos días, las almas más espiritualmente sensibles pueden realmente sentir la “retirada” de esta energía del mundo, dejando tras de sí sólo un vestigio de la pujante fuerza original. Y tal como cualquier otra fuerza del Universo, que tiene dentro de él un tiempo de acción limitado, cada fin de año cuenta apenas con la suficiente energía para sostener al mundo, y evitar así, como una estrella fugaz, su completa extinción. Al respecto, el renombrado rabino e intelectual, Eliahu Dessler Z’L, afirma en uno de sus escritos más herméticos, que la extinción de los mundos creados anteriormente (por ejemplo el de los dinosaurios y otros aún más anteriores), se debió a una carencia de renovación de esta energía vital, que cualquiera de los mundos creados anteriormente necesitaba para funcionar. Pero más allá de esta pequeña digresión, y según la Tradición Cabalista, durante Rosh Ha’Shaná y, específicamente, en el momento en que hacemos sonar el shofar, Di-s le asigna al mundo, nuevamente, una cantidad exacta de energía cósmica para el próximo año, y solamente para ese año. No más, ni menos. La continuidad de la existencia. En cuanto a lo que concierne al año en curso, y si la vitalidad cósmica toca a su fin a medida que el año culmina, entonces el nivel o grado de vida que continuará teniendo la Creación, dependerá, en primera y última instancia, de la cantidad de Energía D-vina que el Todopoderoso le asigne en Rosh Ha’Shaná, al Universo en su totalidad. Y esto, lejos de ser una decisión unilateral por parte del Supremo Creador, dependerá, exclusivamente, del grado y la calidad interna, dentro de cada uno de nosotros, en aceptarlo sinceramente como nuestro Rey. Antes y durante Rosh Ha’Shaná. Es por ello que la sentida súplica que recitamos en Rosh Ha’Shaná a Di-s: “Reina sobre el mundo entero en Tu gloria” es, por lo tanto, absolutamente crucial, más allá de nuestros pedidos de que El nos otorgue vida y salud. Pues sin una respuesta afirma6 Guesharim Elul del 5770 Setiembre de 2010 tiva de Di-s al primer pedido, el segundo, ya más personal, carecería completamente de significado, porque la misma existencia del mundo en su conjunto depende de la involucración activa y directa de Di-s. Pedir a Di-s que sea “nuestro Rey en toda Su gloria”, es el equivalente, también, a pedirle que impregne nuestras vidas de propósito y significado. Cada Rosh Ha’Shaná, entonces, el mundo, y cada persona, recibe un verdaderamente nuevo contrato de vida. Por ello, en cada Rosh Ha’Shaná, pedimos a D-s que nos inscriba en el Libro de la Vida. Es decir, que nos renueve el contrato de este alquiler al que llamamos vida. Nuevas energías para un nuevo año El judaísmo, explica adicionalmente que en este Rosh Ha’Shaná venidero, no solamente se habrá de introducir una nueva generación de vida, sino que también la naturaleza misma de esta energía espiritual, será completamente novedosa y diferente a las anteriores. Y no es más de lo mismo. El año nuevo no es, meramente, una re-introducción de la misma vianda vital que el año pasado, sino que se constituye en una fuerza vital, absolutamente original, que lo hace verdaderamente diferente a todos los demás. A diferencia de cualquier otra fecha del calendario lectivo, donde después de cada efemérides el mundo sigue igual, Rosh Ha’Shaná marca el comienzo de un nuevo ciclo radicalmente diferente del anterior. En un espíritu práctico, este conocimiento de lo que realmente sucede en Rosh Ha’Shaná debe servir para fortalecernos e inspirarnos. Cuando comenzamos a percatarnos de que todos nuestros equívocos del pasado ya no parecen interponerse más en el camino de nuevos logros, esto es así porque para el año nuevo todos seremos dotados de una nueva energía sin precedentes. Ingresando a un universo nuevo, también ingresamos, individual y colectivamente, a un mundo dotado de nuevas cualidades y posibilidades, tanto espirituales como materiales. Rosh Ha’Shaná como comienzo del año El segundo nombre de Rosh Ha’Shaná, también es descripto como “comienzo del año”, en la oración “Este es el día que es comienzo de Tu obra, y un recuerdo de aquel primer día”. Pero, al igual que el primer nombre de Rosh Ha’Shaná (nuevo año), también esta descripción de Comienzo del Año es problemática. Al respecto, uno podría hacerse varias preguntas. Entre ellas: ¿Por qué considerar a este día como el “Comienzo de la obra de Di-s?” o ¿no es Rosh Ha’Shaná el aniversario de la aparición del primer hombre, la cual, según la Torá, acaeció recién en el sexto día de la Creación? Y, ¿por qué, de hecho, ha sido elegido este día como Rosh Ha’Shaná, en lugar del más aparentemente correcto 25 de Elul, y que fue, también según la Torá, el verdadero aniversario de la Creación? Pero a todas estas preguntas, válidas de por sí, la respuesta de Nuestros Grandes Sabios es que, antes de que el hombre fuera creado, todo el Universo carecía de legitimidad. Sin un ser humano dotado de Libre Albedrío, que voluntariamente aceptara a Di-s como su Amo, y que consagre su vida a El, entonces la existencia misma no tendría ningún propósito, porque tampoco habría quien reconozca la Creación como un hecho trascendente. La mecánica de la vida, por la vida misma, sólo sería un sistema cerrado en sí mismo, sin conciencia de lo que es, o peor aún, sin conciencia de lo que podría ser. Y en definitiva, tal como en los mundos anteriores, realmente no habría nada novedoso en el mundo. Porque lo verdaderamente novedoso en este mundo, no es la aparición del hombre, sino la aparición de la conciencia de lo trascendente en ese original ser: el hombre. Por lo tanto, y abreviando un poco, bien justificadamente podemos declarar que “Este es el día que es comienzo de Tu obra”, dando lugar así a uno de los nombres de Rosh Ha’Shaná como comienzo del año. El descubrimiento de la Presencia D-vina La guematria (el método matemático de interpretación cabalista) lleva a este análisis un paso más allá. Al sugerir que la palabra “Este (es el día...)”, que en hebreo se pronuncia ze, denota que se trata de algo que uno realmente puede señalar o algo que es tangible por sí mismo. Por ejemplo, éste (objeto o persona) y no aquel. En tanto que la fecha de la creación del mundo, el 25 de Elul, es representada por el valor numérico de la palabra hebrea ko (= 25), implica un cierto nivel de ambigüedad derivado de la expresión así como (Ko en hebreo). Por ejemplo ko amar, significa así como habló. Muy diferente es decir Vaiomer (y habló). Los términos ze y ko representan dos perspectivas diferentes de una misma realidad: mientras que ko es una aproximación más o menos certera (algo así como que escuché), la palabra ze implica una precisión determinante (esto es lo que escuché y no otra cosa). Y es así como Nuestros Sabios explican la diferencia entre Moshé y todos los demás Profetas: “Moshé profetizó comenzando con (la palabra) ze (‘esto´), mientras que todos los ulteriores Profetas lo hicieron (comenzando) con la palabra ko (‘así´)”. Y ello, explican Nuestros Sabios, se debe a la diferencia en que mientras Moshé tuvo una visión clara en cuanto a qué implicaba el mensaje de Di-s, los demás Profetas sólo tuvieron acceso, más bien, a una perspectiva confusa de la comunicación de Di-s con ellos. Y, por lo tanto, sólo podían sugerir una idea aproximada de lo que Di-s les había dicho, pero nunca algo tan determinante como en el caso de Moisés. Y es así, que en la diferencia entre la creación del mundo el 25 de Elul (la palabra ko) y la creación del hombre en Rosh Ha’Shaná (el 1° de Tishri y la palabra ze), se refleja la notable diferencia entre la claridad y la oscuridad relativa. En el primer día de la Creación del Universo, y sin el beneficio de los esfuerzos Por el Rabino Heschel Greenberg, con agregados del Lic. Ernesto Antebi www.jabad.org.ar del hombre por introducir la Di-vinidad en el mundo, entonces la presencia de Di-s sólo podía presuponerse (la palabra ko). Únicamente el hombre que sirve a Di-s, voluntariamente, puede suscitar la clara y radiante presencia de Di-s (la palabra ze) dentro de los inconmensurables confines de este mundo. Por ello, y si bien el Universo podría haber existido perfectamente sin la involucración humana, aún así no podría decirse que su existencia fuera la de una realidad completa, porque el elemento D-vino, la verdadera Realidad Creadora, aún se mantendría oculta. Shana Tová Umeborejet Por el Rabino Heschel Greenberg, con agregados del Lic. Ernesto Antebi www.jabad.org.ar |
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Revista de historia y cultura judía. Publicada por A.I.S.A. Asociación Israelita Sefaradí Argentina Director Responsable: Dr. Elías Hamui Director Editorial: Lic. Ernesto E. Antebi |