(13/2/2007) Por segunda vez las Naciones Unidas realizó el 27 de enero pasado un acto solemne de conmemoración de la Liberación de Auschwitz (campo de exterminio nazi), esto es una acción halagüeña viniendo de una institución cuyo principal deporte es la condena del único Estado judío del mundo.
Al mismo tiempo vemos que la ONU titubea ante las amenazas contra Israel del iranazi presidente de Irán, el negacionista Ahmadenijad (Irán no ha recibido sanciones por las abiertas amenazas de su presidente contra el Estado de Israel), al mismo tiempo, mientras que la ONU, a partir de la resolución que estableció la conmemoración, definió a la negación del Holocausto como un delito, a pesar de esto el aspirante a Führer iraní, realizó un congreso de negacionistas con total impunidad.
Pero si hacemos un análisis más profundo de las diferentes fechas de conmemoración del fin del nazismo veremos que no hay una única memoria sino que hay diversas memorias, cada grupo humano tiene su propia memoria histórica y confronta por imponer su mirada (una canción dice “Si la historia la escriben los que ganan eso quiere decir que hay otra historia...”), y el grupo que logra imponer su memoria “reconstruye” la historia según su voluntad y su ideología.
Los aliados, ahora las Naciones Unidas, establecieron como fecha conmemorativa de la Shoah (Holocausto), a diferencia de lo que uno hubiera esperado una fecha distinta al 8 de mayo (día que los alemanes firmaron su rendición incondicional); la fecha elegida por ellos es el 27 de enero, día de la “Liberación” de Auschwitz (encomillo la palabra liberación pues hace unos años leí un artículo de Jack Fuchs, sobreviviente de Auschwitz, quien negaba tal liberación pues, decía, que para que se produzca la liberación de algo debe haber una acción militar voluntaria dirigida a la toma de un objetivo, esto no fue lo que ocurrió en este caso, más bien sucedió que los aliados, los rusos en este caso, se “encontraron” con Auschwitz en su avance hacia Berlín, también encomillo la palabra encontraron pues hoy se sabe que los aliados, ya desde 1942 conocían la existencia de los campos).
¿Cuál es el significado de conmemorar el 27 de enero y no como nuestras kehilot el 19 de abril (o mejor dicho el 15 de Nisan)? Nosotros conmemoramos el comienzo de la gloriosa gesta de los combatientes del Ghetto de Varsovia, conmemoramos el inicio de la insurrección), mientras que, como ya dijimos los aliados conmemoran la “liberación” de Auschwitz.
¿No será que la intención encubierta tras la elección de esa fecha por los aliados busca establecer una épica de los aliados “liberadores”?, mientras que la historia nos muestra que ni antes ni durante la Shoah los “liberadores” fueron pasivos ante la feroz persecución de judíos desatada por los nazis y su pasividad se expresó no sólo en su falta de acciones encaminadas a salvar a los judíos europeos (recordemos la Conferencia de Evian, el infernal viaje del barco S.S. Saint Louis rebotando de puerto en puerto o los sistemas de “cuotas” que clausuraron las fronteras a la inmigración judía hasta varios años después del judeicidio), sino que, además, ya sabiendo que los nazis tenían en funcionamiento una industria del exterminio no realizaron ni una sola operación militar encaminada a detener o siquiera mermar la “productividad” de esta “industria”. En resumen, podemos atrevernos a deducir que los aliados fueron cómplices (por omisión) en el exterminio judío, su elección de la fecha conmemorativa busca construir una memoria alterna que los glorifique como los “liberadores”.
Una vez más la conclusión es simple, ¿podemos confiar que quienes no hicieron nada durante el más terrible exterminio de judíos de la historia y hoy se presentan como los “salvadores” haga algo por frenar a quienes hoy sueñan con repetir tan indigna “hazaña”? La respuesta más sencilla es que viendo la falta de acciones de sanción contra el régimen iraní, no solo por su insolencia de desafiar abiertamente a la ONU con respecto a su “Plan Nuclear” (llegar a ser una potencia nuclear para desatar una guerra nuclear contra Israel), sino también por no actuar ante las amenazas de su presidente contra un país miembro de la ONU, como tampoco ante las reiteradas burlas a la memoria de los asesinados por los nazis con los dichos negacionistas del fanático judeófobo que gobierna Irán.
La Shoah no debe repetirse, las amenazas deber ser tomadas con total seriedad. Si hoy no se toman medidas preventivas, de nada servirá que el día de mañana se establezca una nueva fecha conmemorativa de cumplimiento “obligatorio”, no queremos que la humanidad recuerde otro asesinato de judíos, queremos que lo evite.
Si hoy no paramos la prepotencia nuclear iraní, tal vez mañana nos encontremos con que el presidente de algún país integrante de la ONU niegue que en ese lugar yermo, donde está el desierto radioactivo, alguna vez hubo un Estado judío llamado Israel o una Ciudad Santa llamada Jerusalem. ¿O acaso los judeófobos no están hoy diciendo que la Shoah no existió?
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