B''H La desconexión y un verano caliente
Por Israel Winicki |
Las cintas naranjas y las cintas azules colorean el paisaje y la incertidumbre campea en el ambiente. Por un lado los colonos, que enfrentan un futuro incierto ante este “volver a empezar” que les plantea el gobierno. Abandonar el esfuerzo de años, las casas que construyeron, los campos que sembraron, las industrias que montaron para ir ¿a dónde? Quien sabe. Si, es cierto que van a recibir compensaciones por parte del estado, pero ¿pagan los años de esfuerzo? Por otro lado los militantes de derecha, los que siguen soñando con el “Gran Israel” de los tiempos bíblicos. A eso debemos sumar la actitud dividida y hasta contradictoria de los rabanim que van desde el predicar la no violencia y acatar la decisión del gobierno hasta reuniones de cabalistas en cementerios para rogar por la muerte del Primer Ministro por medio de la “pulsa denura”. La mayoría de los colonos está resignada y ya están haciendo las valijas. Pero hay una minoría dispuesta a resistir, y el gran temor es que esa resistencia sea violenta. En el otro extremo están los que quieren que termine la historia: Desmantelar los asentamientos y que los colonos se instalen fuera de Gaza y el norte de Samaria. Y también acá tenemos los extremos. Están los que dicen “Muy bien, hasta acá llegamos. Que los palestinos se queden con Gaza y que nuestros chicos dejen de morir por 8000 fanáticos” y están los que dicen “Este es el comienzo. Luego hay que negociar todo Yehuda y Shomrom y Jerusalén Oriental”. Y también entre estos están los dispuestos a la negociación con los colonos y los que exigen mano dura con ellos. Así las cosas. Las manifestaciones y las contra manifestaciones se suceden sin solución de continuidad. Hay represión, hay insultos por ambas partes. Sólo cabe esperar (y rogar) que no pase de esto. Pero algo es cierto. La mayoría de la población israelí, tanto los que están a favor como los que están en contra de la desconexión, sabe de seguro que esto no traerá la paz tan ansiada con los palestinos, como también saben que no declararán su estado. Ya se oyen declaraciones por parte de Hamas y otros grupos en el sentido de que la retirada israelí de Gaza es una victoria obtenida por medio de atentados y esto los envalentonará aun más. Ya tienen en la mira para sus kassam a Ashkelon y otras ciudades del sur de Israel. Ellos quieren más, quieren todo. Entretanto en Israel la espera es tensa y el miedo a una guerra civil es muy grande. Sólo una chispa, un simple acto de violencia, un atentado contra Sharon o la represión violenta de una manifestación anti desconexión, puede provocar un desastre. Esperemos que en estos momentos decisivos prime la cordura y que tanto los colonos y sus aliados, como los militantes de Shalom Ajshav y sus dirigentes sepan estar a la altura de las circunstancias y breguen juntos por un futuro en paz y unidad. Israel Winicki: www.porisrael.org Articulo especial para Generación J |
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