En los últimos años uno puede ver con alarma un progresivo deterioro de los contenidos de la TV abierta produciendo un nocivo efecto en los más pequeños en un medio en el que la chabacaneria, la abierta pornografía y el mal gusto estan presentes incluso en el mal llamado horario de protección al menor. Hace algunos meses dirigentes religiosos judíos,cristianos y musulmanes lanzaron una advertencia preocupante a la sociedad acerca del rol permisible de la TV en la formación de los menores. " El deterioro no parece tenr fin", dijeron en ese momento atinadamente. Una encuesta realizada por Ipsos -Mora y Araujo en la que se entrevistaron a 1200 personas el resultado fue concluyente . el 88% de los adultos consideró que la TV abierta no ayuda ni a padres ni a docentes en la educación y que los niños son los más afectados por los contenidos televisivos.
En la televisión actual crece la manipulación de audiencia y no pocos de sus contenidos avalan actitudes disolventes del tejido social cuyas consecuencias serán graves en una generación, en niños, jóvenes y en la formación de una sociedad influenciada por el facilismo, cholulismo e irrealismo que emana de las pantallas. A esto hay que sumar la trivialización de la vida humana, la manipulación de la mujer como objeto de consumo sexual y el lenguaje procaz. De hecho gran pàrte de la pobreza del lenguaje de los adolescentes de hoy proviene no solo de las diversas formas de chateo o redes de comunicación social, falta de lectura sino de conductores y animadores de pobre lenguaje pero abultados bolsillos.
En la TV actual se busca mayor audiencia, por voracidad comercial, en una irresponsabilidad conjunta de televidentes, productores de contenidos, empresarios y la absoluta falta de control por parte de las autoridades pertinentes. Educar, informar y recrear a través de la TV no implica apelar a golpes bajos y sexismo desenfrenado. No se trata de establecer censuras o listas negras tan activas en otros tiempos de la Argentina sino producir una TV responsable hecha por adultos para adultos y niños y no una TV en la que la histeria, el grito, el chimento, la falta de discernimiento, es moneda corriente.
La manipulación de audiencias y el sostenimiento de un mensaje único y repetitivo ( " todo vale con tal de pasarla bien ") es una TV disolvente, irresponsable e irrealista.
No se trata de anular totalmente la TV, como algunos propugnan, sino filtrar que ver y no ver. He alli el rol clave de un padre ante sus hijos. En definitiva tampoco estaría nada mal apagar la "caja boba " y ponerse a dialogar con un gran libro en la mano.La TV, Internet y otros medios vinieron a quedarse. Con todo lo bueno y malo que ello implica.
Solo el uso maduro de nuestra capacidad racional nos permitirá gozar de un merecido rato de distensión que es muy distinto a horas de procacidad y golpes bajos.
¿ y ud. qué opina ?. Escriba a periodicocomunidades@gmail.com
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