La responsabilidad del actor o la actriz al interpretar un texto literario
es un desafío.
La versión libre de una novela trasladada a un unipersonal no debe cambiar
el espíritu de la obra original y en este caso, se ha logrado.
"En el nombre de Raquel", interpretado por Mariel Rosciano inspirado en el
libro "La Polaca" de Myrtha Schalom, es una fiel manera de presentar el
drama de Raquel Liberman; judía polaca, engañada, esclavizada y
prostituida
a principios del siglo XX, rehén de lo que fue la Zwi Migdal, organización
de "trata de blancas" integrado por proxenetas de su mismo origen. La
actriz, es aquella voz y aquel cuerpo que se descarna de dolor y coraje
en la prisión real del burdel, pero también es la mujer que preserva los
recuerdos felices: la efímera vida de casada, sus hijos y la que se
permite soñar con la libertad.
Con una puesta en escena impecable al servicio de la dramaturgia de
Myrtha
Schalom y Mariel Rosciano, el director Gabriel Rovito, marca sobre el
cuerpo de la protagonista la usurpación de su identidad en los reiterados
ultrajes y violaciones a la que es sometida. Ese cuerpo transgredido se desgarra
yendo y viniendo sobre el reducido espacio para denunciar el sometimiento
y expresa su rebeldía cuando dice: "Yo no elegí esta vida". Un acierto
también el dibujo que proyectan las luces para sostener los cambios de tiempo y
espacios, amén de enmarcar los cambiantes estados de ánimo del personaje.
La minimalista escenografía de Bárbara Alperowicz utiliza cada recurso
para expresar situaciones puntuales que subrayan el argumento desde el inicio
hasta el final. La cama de hospital es una metáfora. Es a la vez el
rectángulo del acoso, el refugio de su maternidad, de su reposo y de su
anhelo de volver a amar. Esa alegoría se repite en el móvil que cuelga
sobre ella con camas y cunitas que se balancean y son las de esas otras
mujeres que, como Raquel Liberman, padecen bajo el mismo techo el
pasaporte al infierno de la explotación sexual.
La banda sonora de José Mediavilla fluye acompañando con fidelidad la
epopeya de Raquel: tradición, desarraigo, esclavitud, enamoramiento, desilusión, perseverancia.
Mas allá de la intención artística, "En el nombre de Raquel" es un
llamado de atención a la sociedad. Cuando las luces se apagan, suben las voces en off de mujeres que fueron secuestradas para ser explotadas y pudieron
escapar y la de las que buscan a sus hijas que testimonian y reclaman
justicia. Una advertencia para que nadie mire para otro lado.
La obra puede verse todos los lunes a las 21 hs en el teatro de la Sociedad Hebraica Argentina, Sarmiento 2257
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