Vivimos todos en un mundo muy rápido y exigente donde cada minuto cuenta porque “el tiempo es dinero” ¿no?. Pero, y ¿donde queda el tiempo para vivir? ¿Cuándo tenemos un instante para pasarlo con nuestra familia?. Mi respuesta: la de un adolescente, los padres trabajan demasiado para poder intentar darle a los hijos todo lo que desean pero yo puedo asegurar que lo único que los hijos queremos es ver a nuestros padres en casa, descansados y contentos, no con una sobre-exigencia, devastados por el estrés y con las cuentas y tratando de llegar a fin de mes como tema rondando en sus cabezas ; en otras palabras, queremos a nuestros padres vivos y con nosotros. Sin embargo, sabemos que es lo que tienen que hacer y pesar de todo, me parece que es mejor que alguien tenga demasiado trabajo a que esté con falta ¿no? “M ejor que sobre y no que falte” dicen, parece ser verdad aunque a veces se deje la vida en el intento.
Los padres no son los únicos sobre-exigidos en este mundo vertiginoso, nosotros, los hijos, también tenemos que “cumplir con obligaciones sociales”.
Colegios de doble jornada, equipos deportivos, actividades extracurriculares, etc. y ¿Dónde queda nuestra niñez?. Vos como niño y ahora como padre ¿lo hacías?, ¿ibas 10 horas al colegio, después a entrenar y después a practicar piano?. Después la gente se pregunta porque los chicos están tan acelerados, violentos o no responden en el colegio, pero no, hay que cumplir con los deseos de nuestros padres y de las exigencias del momento.
En referencia a la parte “nocturna” de la adolescencia, cuando uno sale tiene que tener cuidado en no “ver mal a alguien en la calle” porque puede terminar en una pelea callejera o si no le respondemos el mensaje de texto diciendo que llegamos, nuestros padres se asustan a muerte. Vos como niño y ahora como padre, ¿te pasaban esas cosas cuando salías? .
Todo esto no lo estoy diciendo como excusa ni para que se nos tenga lástima; solamente estoy contando lo que cotidianamente un adolescente tiene que vivir y a veces se deja de lado la niñez, quemando etapas, y tenemos que ser adultos a la fuerza.
Es simplemente mi punto de vista.
Dario Balan
Cap. Fed.
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