Sr. Director.
El día 22 de Julio pasado, a solo cuatro días de un nuevo aniversario del luctuoso hecho ocurrido en 1994 en calle Pasteur 633, en el diario LA NACIÓN se publicó un artículo titulado “LA IMAGEN DEL TERROR”, firmado por Carlos V. Corach.
A partir de una fotografía vista por él en una exposición, el autor desgrana partes de la barbarie y masacre sufrida por los judíos en Europa durante el muy tenebroso período nazi, e incluyéndole algunas duras comparaciones para poder graficar tamaño sadismo.
Si otro hubiera sido el autor (o si como lector yo no supiera de quien se tratase), bien podría haber aplaudido algunas de las expresiones allí vertidas.
Sucede que uno no puede dejar de recordar que el Sr. Corach, como ex-Ministro del Interior de la Nación durante el califato menemista, así como su predecesor, una justicia corrupta y adicta, los negligentes organismos de seguridad e inteligencia intervinientes, y demás cómplices, de un modo u otro participaron de esa enorme y bochornosa maraña de entorpecimiento y desvío en la investigación (y aún hoy activa), pergeñada en torno a los atentados terroristas dirigidos contra los edificios de la ex-Embajada de Israel y de la AMIA-DAIA, y muy fundamentalmente, contra todos aquellos que estuvieran dentro y/o en sus inmediaciones.
Difícilmente pudiera uno olvidar que él y todos ellos fueron capaces de darle la espalda a los 114 muertos resultantes de ambos hechos, a sus deudos, y a los cerca de 500 heridos (de distinta consideración) que les sobrevivieron.
Ahora, cuando las actuaciones judiciales los cercan a todos ellos por sus posibles responsabilidades en las acciones y/u omisiones incurridas en el tratamiento de tales atentados criminales y de sus consecuencias, al Sr. Corach se le ocurre rememorar a aquellos millones de muertos trágicos.
¿Qué busca con esa ACTITUD?
¿Acaso un PERDÓN? ¿Quizás LAVAR CULPAS?
Si es eso, al menos en mí, solo produjo VERGÜENZA AJENA.
Alberto Jorge Silbersztein
Ciudad de Buenos Aires
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