Desde Suiza, especial para Comundiades
Con más de 1.000 días de una guerra salvaje que ha dejado más de 800 israelíes muertos y 5.000 heridos, Israel aún lidia con las opciones duras que ha tradicionalmente enfrentado vis-à-vis sus belicosos vecinos palestinos. Estas son tan difíciles -y algunas incluso tan extremas- que las convierten virtualmente en "no-opciones". Considere:
--Transfer: Implicaría la expulsión forzada de 3.5 millones de palestinos de las áreas en disputa. Además de ser moralmente repulsivo, sería prácticamente imposible y políticamente inimplementable. Indudablemente provocaría una violenta respuesta árabe-musulmana, transformaría al Estado Judío en un paria entre las naciones, y dividiría profundamente a la sociedad israelí.
--Integración: Una entidad política entre el río Jordán y el mar Mediterráneo, con palestinos e israelíes viviendo en ella, sería demográficamente catastrófico para los judíos. En cuestión de décadas la población judía sería superada en número por los palestinos, lo que prácticamente convertiría a Israel en un estado árabe con una minoría judía.
--Perpetuación del Status Quo: En tanto que se suele aducir que el status quo es insostenible, la realidad es que tanto israelíes como palestinos han convivido con el mismo por ya casi tres años. Sin embargo, representa una situación verdaderamente horrible y no es una opción política saludable al mediano o largo plazo.
--Separación: Puede ser obtenida mediante negociaciones pacíficas o acciones unilaterales. Los Acuerdos de Oslo procuraron alcanzar lo primero mientras que la muralla que está en la actualidad siendo construida apunta a lo segundo. Ambas tienen un común denominador: buscan un divorcio entre los dos pueblos. Algunos palestinos parecen estar dispuestos a concederlo, pero exigen una compensación a cambio: un estado propio. La mayoría de los israelíes parecen querer el trato, pero con algunas salvedades importantes.
De las opciones arriba enunciadas, separación es la única alternativa viable, la que inexorablemente llevará a la auto-determinación palestina. Pero, dados los impulsos violentos de la sociedad palestina y su culto de muerte creado alrededor del terrorismo-suicida, los israelíes ven con preocupación un estado emergente que pueda ser usado como plataforma para lanzar más terror y pandemónium. Hallar un equilibrio entre las aspiraciones nacionalistas palestinas y las preocupaciones de seguridad israelíes es en consecuencia crucial para encontrar una solución realista.
De esta manera Benjamín Netanyahu, ex premier y actual ministro de economía, articuló este concepto recientemente en una columna de opinión en el Washington Post: "El principio rector es este: los palestinos recibirán todos los poderes que necesitan para auto-gobernarse pero ninguno de los poderes que podrían amenazar a Israel. De manera simple: la solución es auto-gobierno completo para los palestinos con poderes de seguridad vitales retenidos por Israel".
¿Cuáles son tales poderes de seguridad? En un informe publicado unos años atrás, Zeev Schiff, el principal analista militar israelí, los describió. El estado palestino, postuló: a) No podrá establecer alianzas militares con otras naciones ni aceptar en su suelo embajadas de países aún oficialmente en guerra con Israel; b) No podrá permitir el despliegue de tropas extranjeras en su territorio; c) No podrá adquirir o manufacturar armas nucleares; d) No tendrá control sobre su espacio aéreo; e) Podrá tener una fuerza policial pero no un ejército.
¿Aceptaría estas restricciones una sociedad tan chauvinista y militarizada como la palestina, donde el bigote y la Kalashnikov son simbolos culturales de hombría? Si los palestinos quieren su estado, más les vale que sí. Si se hubieran comportado pacíficamente y nunca hubieran recurrido a la agresión violenta contra Israel, estas restricciones no serían necesarias. Pero los palestinos no son suecos. La visión fundacional del movimiento nacionalista palestino incorporó como un principio loable y objetivo político el aniquilamiento de Israel. Las Cartas Constitutivas de la OLP, Fatah, Hamas; todas ellas bregan por la destrucción de Israel, y una coalición de terroristas de la OLP, Fatah, Hamas y otros grupos ha estado matando israelíes por un largo tiempo.
Una cosa es cierta: los palestinos no pueden desafiar la existencia de Israel y al mismo tiempo exigir que ella acomode sus demandas nacionalistas. En el futuro cercano se les ofrecerá un estado, ya por tercera vez. Entonces, los palestinos deberán hacer una simple elección: o bien aceptar tal estado con sus limitaciones y prosperar pacíficamente, o bien rechazarlo y condenar a la región a la sangría perpetua.
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