"Intervención divina", fue dirigida y protagonizada por el árabe israelí Elia Suleiman, nacido en Nazareth en 1960. A los 21 años, viajó a los EEUU a estudiar cine. En 1994 volvió a Israel y dirigió y creó el Dpto. de Cine y Medios de Comunicación en la Univesidad de Bir Zeit. "Intervención Divina" fue dada a conocer como una producción palestina. La Academia estadounidense no permitió que compitiera por el Oscar al no ser Palestina una nación, no obstante la aceptación, en el pasado, de films de Puerto Rico, Hong Kong y Taiwán. Si se hubiese presentado como una película israelí, dado que filmada en Nazareth y Jerusalén; hablada en árabe y hebreo; interpetada por israelíes y dirigida por un director árabe-israelí, esa razón no hubiese sido válida. Nazareth es la mayor ciudad árabe de Israel, donde residen unos 70.000 árabes musulmanes y cristianos. Cuando Suleiman nació, la ciudad contaba con 25.000 almas y 53.500 en la época de su regreso desde los Estados Unidos. Todos ellos fueron, y son, ciudadanos israelíes con plenos derechos, viven en democracia, eligen sus autoridades comunales y algunos de sus diputados expresan, en la Knesset opiniones parecidas a las expresan los actores en la película. El mayor problema social, hasta mediados del año 2000, fue el de las relaciones entre cristianos y musulmanes, que tienen fricciones en todos los países de la zona y cuya máxima exclosión fue la guerra civil en el Líbano. La idea de construir una mezquita en las cercanías de la Iglesia de la Anunciación dio lugar a un conflicto no resuelto y que se esta dirimiendo en los tribunales israelíes. Parecería que la primera escena de la película, adolescentes árabes-musulmanes-israelíes lapidando a un aparente árabe-cristiano-israelí, disfrazado de Papá Noel lo refleja. Con el estallido de la Intifada y la declinación del turismo todo cambió en Nazaret. Descendió un 94 % la ocupación hotelera comparando la actual ocupación con las del año 2000, cuando Juan Pablo II visitó la ciudad, pocos meses antes de que comenzara la Intifada, que tuvo como consecuencia directa que la tasa de desempleo sea superior al 16% y que muchas oficinas públicas sean trasladadas a la Alta Nazareth, habitada por 45.000 judíos israelíes. Los actores muestran, con poco diálogo y en el mejor estilo de Jacques Tati, la animosidad e intolerancia consecuente: maldiciones, la quiebra del negocio del padre del protagonista, al borde de un infarto; una violencia desmedida para eliminar a una inofensiva culebra; botellas que se arrojan; calles que se destruyen; un automóvil obturando la salida de un garage; una pelota de fútbol que se destroza; bolsas de basura que van y vienen. Ello y el transformar un hospital en un fumadero son síntomas de la descomposición social. La otra localización es el el check-point que controla la ruta que sale de Jerusalén hacia Ramallah. Ahí suceden hechos mágicos: la parodia del corto francés "El Globo Rojo", con la cara de Arafat (la única sonriente en el film, que parecería reirse de todo y de todos) que sobrevuela Jerusalén. La protagonista femenina atravieza el paso de control con porte erguido y arrogante, ante la mirada atónita de los soldados israelíes y que se convierte en una guerrera "ninja", pelea a la manera de "Matrix" y derrota con las piedras (símbolo de la Intifada) a la unidad israelí, protegida con un escudo que es el mapa de Israel y destruyendo un helicóptero artillado. Esta simbología es significativa, puesto que estas aeronaves son las que utiliza el ejército en sus "eliminaciones selectivas", contra los líderes terroristas, en represalia por los actos de terror.Producto de similar ilusión, que denota impotencia ante la creada situación de hecho, es el carozo de damasco transformado en la bomba que hace estallar un tanque de guerra del ejercito. Por el estado de sitio y las restricciones de movilidad desde territorio israelí a las zonas administradas, o viceversa, ése es el lugar de encuentros de la pareja. En escenas mudas, se muestra un bien logrado erotismo con juegos de manos de ambos protagonistas. Durante el lapso junio 1967/setiembre 2000 las comunicaciones entre ambas poblaciones fue fluida y lo que siguió es otra triste consecuencia de la Intifada. Las estadísticas de Nazareth del año 1996, muestran que el 19,3% de la población tenía entre los 20 y los 29 años y de ellos 58% eran hombres y 42% mujeres. Las restricciones existentes motivan que los palestinos afirmen que son tratados por los judíos como los nazis lo hicieron con ellos en los campos de concentración. Ello se plasma en la larga y exagerada secuencia del oficial de Tzahal valipuleando a los automovilistas árabes que cruzan el puesto de control ante la mirada indiferente del resto de los soldados. La escalada bélica del conflicto israelí/palestino sólo conduce a un callejón sin salida, dirimible únicamente mediante el diálogo, la negociación y el compromiso. Parecería que es esta la moraleja cuando, en la escena final, el director protagonista y su madre, en la ficción y en la vida real, contemplan la válvula de la pava en el fuego de la hornalla y comentan que la presión es demasiado grande. El espectador puede inferir si es que aluden a la situación en Nazareth, a la existente en Israel y el resto de Cisjordania, a todo el Cercano Oriente o al mundo. Mario Czemerinski
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