Casi todos los líderes políticos responsables expresan su deseo de contribuir a la paz en el Medio Oriente. Es fácil de decir. Un esfuerzo real por promover la paz requiere que se comprenda los motivos de las partes para mantener el conflicto. No puedo decir que entiendo claramente qué mueve a los palestinos. Si realmente quieren llegar a un acuerdo de dos estados con Israel, su manera de intentarlo es indudablemente muy extraña, ya que han rechazado todas las propuestas ofrecidas desde 1947. Pero creo que todo aquel que genuinamente desee la paz debería considerar cuatro factores clave que informen la visión del mundo de Israel: La geografía. La frase repetida estos días es que la geografía ya no tiene importancia en una era de misiles de largo alcance. Recordemos la famosa frase de Isaiah Berlin, " Los judíos tienen demasiada historia y demasiada poca geografía". Israel es un país pequeño, su tamaño es aproximadamente el de New Jersey o Gales, y menos de 2/3 del tamaño de Bélgica. En el contexto de Medio Oriente, Egipto es aproximadamente 50 veces más grande que Israel, y Arabia Saudita 100 veces. . Hasta la guerra de 1967 , las fronteras de Israel, que no eran nada más que las líneas del armisticio de la Guerra de la Independencia de 1948, tenían nueve millas en su punto más angosto, cerca de la parte media del país, la zona más populosa. Cuando el entonces presidente George W. Bush vio por primera vez ese ancho desde un helicóptero, su comentario fue, "Hay algunos caminos de entrada en Texas que son más largos que el ancho de Israel". Cuando las Alturas de Golán estaban en manos de Siria antes de la Guerra de los Seis Dias, granjas judías ubicadas a su pie eran blanco habitual de las bombas sirias. Miren lo que pasa hoy en Siria al otro lado del Golán. Cómo dar respuesta a las preocupaciones legítimas de Israel sobre su seguridad en un acuerdo de paz, no es algo simple. La Historia
Independientemente de las afirmaciones árabes que lo niegan, el pueblo judío ha estado relacionado con esta región durante más de 3.500 años. El vínculo entre el pueblo judío y la Tierra de Israel es esencial para la narrativa histórica. El pueblo judío nació aquí, sus textos sagrados emergieron aquí, sus templos se erigieron aquí, e incluso cuando fueron exilados por la fuerza, nunca dejaron de soñar con el retorno. Francamente, es una historia diferente de todas las demás en los anales de la humanidad. Al leer la Biblia encontramos a Jerusalén y a Sión literalmente centenares de veces. Se deben reconocer los lazos metafísicos y físicos entre el pueblo judío y sus manantiales de historia y santidad -quizás de la misma manera en que los musulmanes ven el vínculo entre el Islam y la Meca y Medina. La Psicologia Algunos descartan la preocupación de Israel por la seguridad como obsesiva. ¿Cómo puede ser, preguntan, que el país con las Fuerzas Armadas más fuertes de la región se sienta tan asediado, tan en la mira de las armas? El columnista del New York Times Roger Cohen tipifica este enfoque. Respecto de la preocupación de Israel sobre Irán, escribió: "El cierre [de un pasado que contiene el insistente espectro de la aniquilación] significa superar el horror. Significa lograr la normalidad a través de responsabilidad. No se puede lograr a través del aumento de las amenazas, la perpetuación de los temores, o el repliegue a la situación de víctima que ve todo acto, independientemente de su violencia, como defensivo”. ¿El “aumento de las amenazas”? ¿La “perpetuación de los temores”? ¿Es todo lo que se puede decir de la situación actual de Israel? Difícilmente. Si bien Cohen ha tratado más de una vez de rediseñar a Irán como país incomprendido, los israelíes difícilmente comparten su optimismo respecto de las intenciones de Teherán. ¿Cómo debe comprender cualquier nación la instigación a su destrucción por parte de otra nación que está absolutamente empeñada en adquirir las herramientas para lograr su objetivo? Y cuando la nación amenazada es Israel, sin duda, suenan las alarmas – y con toda razón. Israel tiene una historia. También el pueblo judío. Y ésta enseña que están quienes desean hacer daño y pretenden llevar a la práctica lo que dicen. Se les debe prestar atención, no minimizarlos. Esa historia también enseña, que con demasiada frecuencia, Israel y el pueblo judío han enfrentado el peligro mayormente solos. Las promesas de ayuda se manifiestan pero no se cumplen. Confiar en la buena voluntad de otros ha resultado una posibilidad riesgosa. Los dossiers están llenos de promesas huecas y compromisos no cumplidos. Por ende, sí, Israel tiene absoluto derecho, y hasta la obligación, de tomar seriamente las ambiciones nucleares de Irán –así como tiene absoluto derecho, y hasta la obligación de tomar seriamente los miles de misiles del arsenal de Hezbollah en Líbano, y el deseo de Hamas en Gaza de emular el ejemplo de Hezbollah. ¿Acaso simplemente se debe pasar por alto las palabras de Hamas y Hezbollah, que claman por la aniquilación de Israel, y archivarlas en el cajón de los excesos retóricos? En el mismo sentido, acaso Israel debería encontrar consuelo en que su presunto socio de la paz, el Presidente de la Autoridad Palestina Mahmoud Abbas, haya dicho que nunca reconocerá a Israel como estado judío y haya formalizado un acuerdo de reconciliación con Hamas? Y dados los recientes eventos en Egipto, Siria, Irak, Yemen, Libia¿la visión del entorno desde Jerusalén, debería necesariamente ser halagüeña y optimista? En suma, aquellos que han sido blanco de destrucción más de una vez, ¿deberían simplemente suponer que no lo habrán de intentar otra vez, e irse tranquilos a dormir? El anhelo. Los sobrevivientes de exilios, pogroms, inquisiciones, libelos de sangre, ghettos, y campos de exterminio no necesitan disertaciones respecto de por qué deberían buscar la “normalidad” y ubicarse en “el lugar correcto de la historia”. Después de todo, ¿acaso en gran medida no se fundó Israel precisamente para crear, finalmente, una nueva condición para los judíos? Normalidad –nada más y nada menos. Sin embargo, no se ha logrado totalmente, por lo menos no aún. Los temores existen, no porque no se los pueda olvidar, sino porque las amenazas persisten. Y las amenazas no se pueden pasar por alto porque el código genético del pueblo judío incluye un sistema de alerta temprano, que les dice que el régimen iraní y sus amigos quizás pretenden cumplir lo que dicen. Israel no necesita resoluciones de la ONU, editoriales o discursos sobre los imperativos de paz. Necesita socios creíbles, comprometidos con la búsqueda de paz. Cuando cuenta con tales socios, como lo ha demostrado la historia extensamente, Israel hace los mayores esfuerzos en cuanto a territorio, incluso a riesgo de su propia seguridad, para lograr una solución. Por supuesto, al final, los socios de Israel no tienen que aceptar su narrativa así como Israel no tiene que aceptar la de ellos. Y sin embargo a Israel se le pide que reconozca sus necesidades –de dignidad, justicia, y respeto. Y ese se considera un pedido legítimo para la resolución del conflicto. Por eso ellos, a su vez, deben al menos tomar en cuenta la visión del mundo de Israel, como hicieron Anwar Sadat y el Rey Hussein, ambos pacifistas, para su eterno honor. Luego, quizás, en las palabras del profeta judío Isaías, “No levantará la espada una nación contra otra ni se adiestrarán más para la guerra”. Nada puede ser más esencial para la misión judía. (x) El autor de esta nota es director del American Jewish Comitte de EE.UU.
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