Nicolás Maduro – Presidente de Venezuela Pablo Nachtigall (x)
Actualmente el mundo se está viendo sacudido como nunca por conflictos en torno a la manera de liderar de ciertos gobernantes. De norte a sur y de este a oeste, diversos países están convulsionados por guerras, problemas de convivencia y movilizaciones en torno a los cambios económicos, políticos y poblacionales. Liderar no es fácil. De hecho nada fácil pero es cierto que determinados estilos de liderazgo pueden avivar una hoguera y convertirla en un incendio de pasiones encontradas, mientras que otras maneras de dirigir, pueden contribuir a generar puentes de dialogo y consensos que contribuyen a generar países mas estables..
Pero veamos, ¿Qué es el liderazgo? Según el Dr. Kertesz, psiquiatra y consultor de empresas, el liderazgo se refiere al proceso de influencia sobre otras personas afín de lograr que otras personas hagan lo que deseamos que hagan. Desde el coaching, implica reconocer y describir en donde nos encontramos (estado actual) y adonde deseamos dirigirnos (estado deseado).y llevar adelante los pasos para lograrlo. Tan solo fijemos nuestra mirada en 2 modelos importantísimos de liderazgo bíblico, Moisés y su hermano Aarón. A Moisés le fue encomendado sacar al pueblo judío de su estado de esclavitud (estado actual) y llevarlo a la tierra prometida para que vivan como un pueblo libre (estado deseado). Sin embargo su tarea por lejos fue la más ardua que algún líder judío tuvo que sobrellevar ya que la mayoría de los judíos tenían una mentalidad pasiva, quejosa y apegada a sus cadenas, lo cual generaba enormes resistencias para movilizarse. Moisés, entre otras de sus increíbles características, tenía una alta tolerancia a la frustración que estaba cimentada en su confianza plena en Dios. Fueron múltiples las situaciones que tuvo que afrontar y asimilar y pese a todo se mantuvo al lado del pueblo judío hasta que llegaron a Caanán. Mientras que Aarón, su hermano, durante la travesía por el desierto donde abundaban los conflictos de convivencia, era reconocido por su liderazgo conciliador y pacificador: la gente lo amaba y respetaba porque facilitaba el dialogo basado en el respeto y aprecio entre las partes en conflicto. Hasta aquí hemos nombrado a dos de los más grandes líderes que tuvo el pueblo judío y ciertos rasgos actitudinales y comportamentales que los hacían merecedores de respeto, confianza y amor. Ahora volvamos nuevamente a nuestro siglo XXI y contemplemos la realidad de ciertos países, entre ellos el nuestro, y observemos lo que sucede: mayores índices de violencia, intolerancia, manipulación de la prensa, hostigamiento a personas que se manifiestan contrarias al líder. Estas situaciones no son fortuitas ni causales. Se suceden en diversos países del mundo y todas ellas tienen algo en común: lideres infantiles.
Por ello, llegado a este punto cabe preguntarnos ¿A qué denominamos liderazgo infantil? ¿Qué consecuencias traen a un país? Se denomina liderazgo infantil a una forma caprichosa y arbitraria de querer imponer a otros que hagan lo que deseamos, sin medir las consecuencias. El liderazgo infantil se caracteriza por ser ejercido por personalidades cuyos rasgos predominantes son inmaduros emocionales, narcisistas, caprichosos, arrogantes y poco proclives al dialogo. Un líder infantil no puede ni quiere escuchar opiniones diferentes a las suyas, ya que ello supera su capacidad madurativa – racional que le permitiría conciliar y genera acuerdos. Por otra parte manifiesta enormes dificultades para reconocer sus errores, ya que tiende a negarlos, minimizarlos o echar culpas a su alrededor. Es así como se producen los discursos que niegan la realidad aunque esta sea evidente y terminante en sus hechos diarios. Si nos detenemos a pensarlo un poco, esto es propio de los chicos. De hecho, no es que se trate de ser bueno o malo. Ciertas personalidades no terminan de madurar y por ende, cuando ocupan posiciones de liderazgo relevantes, ejercen el poder desde una postura infantil, donde intentan imponer sus caprichos y deseos. Por ende, podemos observar hombres o mujeres que superan los 40 o 50 años cuyos actos y palabras son propios de un púber o adolescente que no supera los 17 años. Si nos detenemos a observar concienzudamente, familiares o amigos a nuestro alrededor pueden comportarse en forma infantil en determinados momentos de su vida. La diferencia entre un adulto y un niño, es que el primero manifiesta capacidad de reconocer sus errores y asumir la responsabilidad de los mismos. Mientras que un niño y a veces un adolescente, evidencia notorias dificultades para ello.
¿Qué sucede en un país cuando es dirigido por un líder infantil? Cuando un país es liderado por una personalidad de rasgos infantiles, el resultado puede ser catastrófico y caótico ya que por definición, no existe vocación ni capacidad para dialogar ni llegar a consensos adultos en pro de un bienestar común. Por otra parte cuando aparecen retos y desafíos, en vez de afrontarse con criterios racionales y profesionales, se privilegia la mirada sesgada e infantil del líder que impide resoluciones efectivas. Por lo tanto, se consiguen resultados acotados y pobres, a costa del malestar de millones de ciudadanos. A su vez, el líder infantil puede mostrarse iracundo, resentido, soberbio, irónico y violento con los ciudadanos de su país. Cuando algo no es de su agrado, puede manifestarlo de maneras impropias a su investidura que generan daño moral, emocional y económico en los demás. En general los países que son regidos por estos líderes infantiles, manifiestan un clima de mucha tensión psico- social y estrés, aumento de conductas violentas, discusiones y transgresiones disciplinarias por parte de sus ciudadanos.
Cabe resaltar que cuando un país se compone de una mayoría de ciudadanos pasivos, tolerantes, sumisos y poco formados cívicamente, no existe riesgo ni peligro que impida al líder infantil seguir ejerciendo su poder arbitrariamente. Pero cuando en el país, hay un sector que no está de acuerdo ni está dispuesto a aceptar el liderazgo infantil, puede suscitarse una crisis que conduzca a guerras civiles, y caos general. Aunque sin llegar a esos extremos también puede generarse una atmósfera de pelea, conflicto y eternas discusiones. Familias enteras pueden verse sacudidas y desgastadas por este clima socio –político que contribuye a crear confrontaciones polarizadas y agresivas en la mesa del hogar.
Un último concepto para reflexionar juntos. Si existe una persona que ejerce un estilo de liderazgo infantil en tu familia, trabajo o país y te está causando malestar y enojo, ¿Qué hacés al respecto? ¿Permaneces pasivo y frustrado frente a ese líder infantil? ¿O te parás firmemente y expresas lo que pensás, haciendo valer tus derechos? Nadie es victima de nadie. Elegimos constantemente, y eso incluye a los lideres que nos representan…aún cuando estos sean infantiles.
(x) Psicólogo y autor del libro “BENDITO DINERO” ) - www.pablonachtigall.com
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