En mayo del 2012, la oficina de derechos humanos de la ONU difundió detalles escalofriantes acerca de la masacre de más de 100 personas perpetrada en Houla, Siria. La mayoría de esas personas eran niños y mujeres que fueron brutalmente baleados a quemarropa. Existe fuerte evidencia que esta ha sido parte de una campaña que el presidente Bashar Assad ha emprendido sistemáticamente en contra de todas las personas que se están manifestando en oposición a su régimen dictatorial. Hasta la fecha del día de hoy se estima que el gobierno sirio ha matado a más de 10.000 personas. Frente a estos hechos brutales y aberrantes, el gobierno argentino no se ha pronunciado en contra de esta matanza. Curiosamente en ese mismo mes de mayo, se encontraba Cristina Kirchner y su comitiva intentando establecer relaciones comerciales “florecientes” con Angola, uno de los estados más corruptos y con un manejo del poder dictatorial, según el informe de Transparencia Internacional y Human Rights Wacht. Estos dos hechos internacionales cobran una tremenda relevancia si notamos que el gobierno de Cristina Kirchner ha hecho de la defensa de los derechos humanos, su bandera principal. Por eso cabe detenernos a reflexionar al respecto, ¿Qué sucede cuando un gobierno habla una cosa, pero su conducta contradice lo proclamado? ¿Cuáles son los efectos en sus ciudadanos?
Se explica en la Cabalá jasídica que el alma tiene 3 vestimentas: el pensamiento, el habla y la acción. Son las tres formas que nuestra alma tiene para manifestarse. Muchas veces estas vestimentas pueden no estar sintonizadas. Es ahí cuando podemos pensar una cosa, decir otra, para finalmente hacer otra diferente. Cuando una persona manifiesta esta clase de desorden entre sus vestimentas del alma, suele ser percibida por los demás como alguien caótico, impredecible y poco confiable. Solo reflexionemos si consultamos con un médico para operarnos y este nos dice algo que no piensa realmente y hace otra cosa inesperada y fuera de lo hablado… ¿Confiaríamos en este profesional para encomendar nuestra vida? La falta de congruencia entre lo que pensamos, decimos y hacemos, puede generarnos conflictos vinculares con quienes nos rodean. Una persona incongruente suele generar rechazo, desconfianza y bronca, ya que nadie desea en su sano juicio, mantener relaciones afectivas o laborales con alguien que hoy puede decirnos algo y mañana en forma repentina, hacer otra cosa. Desde la psicología clínica, el patrón de comportamiento incongruente en forma sostenida, puede observarse en pacientes con trastornos de la personalidad o del estado de ánimo (depresivo, maniaco), como también en pacientes esquizofrénicos. Una persona con cierto criterio de la realidad, puede reflexionar y concluir que si continua con sus incongruencias a lo largo del tiempo, podrá tener pérdidas y consecuencias negativas significativas en las diversas áreas de su vida. Sin embargo, la incongruencia, puede conducir al “doble mensaje”, en el cual la persona dice una cosa pero en su conducta no verbal expresa otra. Desde la psicología clínica se han efectuado diversos estudios e investigaciones que han demostrado los efectos negativos y perniciosos que sufren aquellas personas provenientes de familias disfuncionales que han estado expuestas a estos “dobles mensajes”.
Ahora reflexionemos que sucede si no es el individuo pero si el gobierno de un país entero, en este caso la Argentina, quien proclama a través del habla su deseo de “defender fervientemente” los derechos humanos, pero en la práctica concreta comportamental, no formula acciones ni declaraciones contra gobiernos que son señalados como dictaduras que violan los derechos humanos en forma flagrante. ¿Qué sucede con la Argentina que no parece “notar” que Angola es un país regido hace 32 años por un dictador señalado como uno de los dirigentes más corruptos del mundo? ¿Qué sucede con el gobierno argentino que no formula declaraciones condenando las matanzas sistemáticas contra civiles en Siria, pese a las pruebas irrefutables de organismos internacionales de derechos humanos?
La incongruencia genera efectos tóxicos en la convivencia ciudadana
Cuando un gobierno evidencia caos entre las 3 vestimentas del alma (pensamiento, habla y acción), pueden suceder múltiples cosas tales como:
• Parte de la población puede quedar “seducida” por el discurso o habla del gobernante, aunque para ello precisa negar gran parte de la realidad, de otra forma sentiría un caudal de frustración que no podría sostener (por ejemplo negar la verdadera inflación del 30% en Argentina)
• Se genera un fraccionamiento en la ciudadanía que puede conducir a una suerte de “guerra civil” entre aquellos que sostienen la incongruencia y los que sienten indignación frente a las inconsistencias reales del relato (esto es lo que se está manifestando en Argentina).
• Se eleva considerablemente la sensación de impotencia, frustración, bronca e indignación de un porcentaje de la ciudadanía, lo cual puede llevar a conductas riesgosas de violencia hacia otros (tal como se está observando en Argentina).
• Se intenta generar y “vender” una creencia popular de bienestar general que no tiene “pies en la tierra” y que puede atentar contra el crecimiento institucional y económico de una nación (lo cual está sucediendo inexorablemente en nuestro país).
¿Qué podemos hacer frente a las incongruencias de un gobierno?
Los sucesos externos suelen ser un reflejo de lo interno. Un gobierno incongruente puede reflejar las incongruencias diarias que como ciudadanos sostenemos sin replantearnos ni reflexionar. Por ejemplo, podemos hablar acerca de la importancia del amor y cuidado, pero arrojamos papeles a la calle, miramos TV basura, no preservamos nuestra salud ni alimentamos nuestra alma. ¿Cuáles son tus incongruencias entre lo que pensas, decís y haces en tu cotidianeidad? ¿Cuáles son los ajustes que precisas efectuar para que tus tres vestimentas del alma estén cada vez más sintonizadas? La congruencia es un arte que requiere un proceso arduo y gradual de compromiso con nosotros mismos y nuestro entorno. No es algo inmediato, pero los frutos de este trabajo interior, pueden embellecer y enriquecer nuestra vida de manera increíble.
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