“Los chuetas mallorquines son judíos, nuestros hermanos los hijos de Israel, la nación de D-os”. Esta es la conclusión del dictamen emitido por el rabino Nissim Karelitz, jefe la la Gran Corte Rabinica de la ciudad israelí de Bnei Brak y uno de los rabinos más importantes del mundo. La buena nueva fue traída a Mallorca por Michael Freund, presidente de Shavei Israel y Elihahu Birbaum, rabino de esta entidad. Ambos convocaron una rueda de prensa en Palma, que tuve el honor de compartir con ellos. En apenas dos meses los descendientes de judíos conversos de Mallorca, los chuetas, hemos sido objeto de un doble reconocimiento. Por una parte, el pasado 5 de mayo, el gobierno de las islas Baleares , se puso al frente de una acto institucional de reparación y desagravio, que contó con el apoyo de todas las entidades mallorquinas dedicadas a la cultura hebrea, entre ellas Tarbut. Fue la primera vez en 320 años que la infamia perpetrada contra nuestros antepasados en aquellos infaustos Autos de Fe de 1691-93 fue claramente condenada por una autoridad, civil o religiosa. En aquella ocasión estuvo presente el rabino Wiessel, número dos de Karenblitz, quién nos prometió trasladar a su superior la realidad actual de los chuetas.
A partir de ahora los chuetas mallorquines que así lo deseen podrán iniciar las gestiones para ser oficialmente admitidos como judíos y contar como minian en los oficios religiosos. El rabino Birbaum, quien se reunió con un pequeño grupo de descendientes de conversos en la sinagoga palmesana, fue muy claro al respecto: “No se trata -dijo- de que mañana nos situemos en medio de la calle y pongamos una kipá sobre la cabeza de cualquier persona que tenga uno o varios de los 15 apellidos estigmatizados”. “Lo que hemos venido a traer - prosiguió- es una normativa halájica que, como tal, solamente vincula a los chuetas que manifiesten su deseo de retornar a la fe de sus antepasados”.
Para Michael Freund, que se emocionó mucho al transmitir la noticia, “este dictamen abrirá el camino a los descendientes de aquellos cuya religión fue secuestrada, borrados sus nombres y maldecida su memoria”. A partir de este punto la puerta está abierta y Shavei Israel organizará, después del verano, toda una serie de actuaciones tendentes a mostrar el camino a los chuetas que, de algún modo, quieran retornar a sus ancestros.
"Personalmente, nunca quise aceptar la conversión al judaísmo. Siempre supe que era judío. Durante seis largos años fui un navegante entre las dos orillas. A través de mis libros expresé claramente mi identidad, pero en medio de la oscuridad no divisaba ya la costa que había abandonado. No podía volver atrás, así que seguí adelante. Hasta que un día de finales de 2009 encontré mi redención en Nueva York, la misma ciudad que acogió a miles de “marranos” que, huyendo de la Inquisición, buscaron cobijo en una nueva tierra de promisión. En la noche del 10 de julio, pocas horas antes de anunciar, junto a Freund y Birbaum, la gran noticia, me emocioné con las lágrimas de algunos chuetas jóvenes, que no podían creerse lo que estaban escuchando. Entonces supe que siempre me había interesado más este reconocimiento colectivo que el mío personal, que había conquistado, como un solitario trofeo, en la antigua Nueva Amsterdam.
La puerta está ahora abierta. Sólo falta decisión y valor para cruzarla
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