Con sus 85 años de edad, José Moskovits habló en exclusiva con Comunidades y recordó la independencia del estado judío y su participación en la guerra del 48 luego de sobrevivir a los campos de exterminio del nazismo. Un ejemplo de vitalidad y amor a lo judío.
La de él es una historia llena de tragedia, horror, muerte y guerra. Sin embargo, sus palabras no muestran la tristeza y desolación, sino todo lo contrario, el orgullo de haber peleado por sus ideales y su pueblo.
El presidente honorario de la Asociación Israelita de Sobrevivientes de la Persecución Nazi en la Argentina (Sherit Hapleitá) nos recibió en su oficina y entre papeles, condecoraciones, fotos y recuerdos, Yehuda (nombrado de esa manera en su nacimiento el 27-03- 1926 en Budapest, Hungría) habló con Comunidades de sus sueños e ilusiones mientras estaba detenido por el régimen de Adolf Hitler, su llegada a territorio mandatario y su actuación en la Haganá y luego en el Ejercito de Israel.
“Cuando estábamos en los campos de concentración lo único que soñábamos era salir de ahí y poder ir a lo que ese entonces era Palestina” comenzó a narrar José Moskovits, quien fue el único miembro de su familia que sobrevivió al nazismo.
“Cuando me liberaron en Budapest, al ver que no estaba mi familia, porque sistemáticamente los eliminaron, decidí ir a Palestina, porque queríamos fundar nuestro propio estado independiente”, un sueño que con mucho esfuerzo se volvió una realidad el 14-05 -1948 (5 de Yiar del 5708).
¿Cómo fueron esos días previos a la llegada?
En 1947 estábamos en Italia en un campamento de refugiados cerca de Roma y llegó el momento de ir a Israel, lo que en ese entonces era Palestina. Yo era uno de los madrijim del grupo ; el barco se llamaba “Af Al Pi Jen”, porque era el primer barco después del “Exodus”, y salimos de Nápoles. El movimiento no quería dejar que yo vaya ; tenían planes por problemas económicos y yo era uno de los jefes de todo lo relacionado con la economía, pero yo fui, quería ir. Oficialmente fuimos con bandera turca, y poco antes de llegar a Haifa, los ingleses nos descubrieron. Vino una fragata muy grande que por primera vez en mi vida había visto. Nosotros le decíamos que queríamos llegar y le tiramos con las conservas, con el carbón; hubo un muerto y varios heridos. Luego nos abordaron los británicos y nos llevaron a Haifa, de ahí en un barco de prisioneros a Chipre, donde estuvimos poco tiempo, y el segundo día de navidad de 1947 nos llevaron al campo de administración de los ingleses. Allí estuvimos no más de 3 días y fuimos acompañados por la policía palestina, que eran judíos, árabes e ingleses a Ein Jarod. Finalmente en 1948 fui como voluntario a la Haganá, con el número 27, y tenía el gran privilegio y mucho orgullo, después de la Shoá, de poder estar y luchar por la independencia de Israel.
- ¿Existió algún tipo de entrenamiento para poder luchar ?
Cuando estábamos en Chipre recibimos cierto tipo de adiestramiento. Yo recuerdo muy bien como dentro del campamento nos enseñaron todo tipo de maniobras, pero sin armas porque no tuvimos, pero hacíamos mucho entrenamiento físico, mientras afuera estaban los ingleses con tanques. Hicimos un entrenamiento poco profundo y enseguida empezamos a actuar. Hubo muy poco tiempo, porque primero ingresé a la Haganá y después se formó la brigada de elite del ejército, y la unidad donde yo estuve en la jativá alef (división uno), g’dud alef (primer batallón). Estuvimos prácticamente siempre en el frente norte que eran Afula, Nazaret.
¿ Qué misiones que tenían?
Eramos un grupo de 10 o 12 personas, y cada día en el frente norte íbamos al lugar donde nos necesitaban. Por ejemplo, un día las tropas de los grupos palestinos sitiaron el kibutz Mishmar ha’Emek, entonces nosotros tuvimos que pasar, en esa misión éramos 6 o 7 personas, con un civil que era un ingeniero en comunicaciones. Pasamos a la noche, y la línea que nos dieron por donde teníamos que ir no era perfecta, entonces del kibutz se dieron cuenta que íbamos a entrar justo a manos de los árabes, y entonces empezaron con ametralladoras, y así nos dimos cuenta y pudimos romper el bloqueo y hacer contacto con el kibutz por 2 o 3 días. Algo que recuerdo es que en otra oportunidad a algunos nos mandaron a una torre de agua cercana a un kibutz, no muy lejos de Nazaret, éramos 3 personas, dos tenían dos carabinas viejas, y yo tenía únicamente granadas. Y entonces pregunté ¿cómo se usa? Me dijeron: “Cuando grita un árabe de lejos, sacas esto (el espolón) con los dientes, y lo tiras directamente”. Peleábamos por la independencia y éramos felices de esa manera.
- ¿Qué otros momentos de la guerra recuerda?
Me acuerdo que estábamos a 5 o 6 kilómetros de Bet Shean y había un campamento de paracaidistas ingleses. Ellos una semana antes de la fecha que fue proclamado Israel salieron de esta base y nosotros entramos. El ingeniero que estaba en la unidad comprobó con algunos aparatos que la línea telefónica subterránea era perfecta, no estaba cortada, e iba directamente al cuartel general de los árabes, que eran dos batallones iraquíes. Una cierta noche nuestra gente llama al cuartel general y la llamada entró directamente a los árabes y le dijimos “acá va a ganar Israel, si no capitulan vamos a hacer polvo la ciudad”. Nosotros teníamos un solo mortero de 13 pulgadas con pocas municiones y entonces puntualmente a medianoche tiramos justo al cuartel general y ahí les dijimos “ustedes lo vieron, si no capitulan, los vamos a hacer polvo”. Anteriormente, todos los kibutzim de la zona se camuflaron y hacían que preparaban cañones, pero todo era ficticio, con tractores 24 o 48 ,hacíamos que haya movimiento. Eran tractores camuflados; los cañones en realidad no existían, y ellos se asustaron. Tuve el privilegio con la unidad de comunicación de ir con dos jeeps hacia la ciudad y un primer teniente firmó la capitulación de los árabes, y logramos conseguir armas para al menos 1.000 personas. Lo que hicimos fue suficiente para que saliera el Consejo de Ancianos a presentar la capitulación de la ciudad. También participé en la liberación de Nazareth y en las batallas en el Monte Gilboa. Esa fue una de las cosas más importantes en la Guerra de la Independencia.
Después de tanto tiempo llegó el día de la independencia , ¿cuál es su recuerdo de ese momento?
Nosotros éramos un grupo móvil en todo el frente norte, y justo en ese día estuvimos en las trincheras y un avión iraquí nos bombardeó en Afula. El avión después escapó porque recibió disparos de ametralladora. En esos momentos, los chicos que peleábamos allá en el Ejército de Israel comentábamos felices que pudimos llegar nosotros a ese día, y yo especialmente, después que me quedé muy joven sin nada, sin familia, y sin nada, absolutamente nada. Poder llegar a ese momento creo que es inolvidable y yo le digo a mis hijos que tengo un gran orgullo de poder haber podido luchar por la independencia de Israel después de la Shoá.
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