Dueño de un accionar polémico, que no suele ser calificado en tonos grises, sino con fuertes críticas o gestos de aprobación, lleva ocho meses en su cargo y está a días de su primer viaje oficial a Israel ¿Cómo ven su gestión los judíos argentinos?
El hecho de que Héctor Timerman sea el primer canciller argentino de origen judío, ¿implica una mayor responsabilidad o compromiso hacia la comunidad o hacia Israel? .
A nivel institucional, los principales dirigentes comunitarios prefirieron abstenerse de opinar sobre la figura del canciller, considerando que “juzgar” a un funcionario no es algo que competa a la comunidad judía.
Un grupo de ciudadanos judíos expresó sus opiniones, en las que se nota una clara diversidad al considerar el accionar de Timerman y su impacto dentro y fuera de la comunidad.
Para Gabriel (27, publicista), Timerman es un “excelente intelectual, aunque debería preocuparse menos por inmiscuirse en los temas políticos internos y más en los externos”. Pablo (61, comerciante), al ser consultado, unió directamente la pregunta con su condición de judío: “su gestión como canciller puede ser buena, pero en lo que respecta a su relación con la comunidad judía, principalmente, desde su condición como judío deja mucho que desear”.
Por su parte, Jorge (49, ingeniero), consideró que la gestión de Timerman “está claramente alineada con el pensamiento del actual gobierno y como tal, está cumpliendo su rol con más aciertos que errores”. Para el escritor y ensayista Gustavo Perednik, Timerman “es un hombre sumamente inteligente, pero demasiado confrontativo para ser canciller.”
En algunas personas, las consideraciones sobre su gestión incluyeron su forma de comunicarse en la red social Twitter, como en Claudia (50, analista en computación administrativa), quien lo definió como “un político que sólo se dedica a Twittear”. Ya que esta forma de proceder es cuestionada mediáticamente, buscamos también la opinión en cuanto a su uso de las redes sociales. Perednik admitió que le “sorprende que pase tantos mensajes él mismo, en lugar de contar con la gestión de otros funcionarios, para no desgastar la figura de un Ministro.”
En la opinión de Daniel (42, biólogo), el uso del Twitter es un recurso que “está totalmente fuera de lugar. Creo que si pertenecés al gobierno, y más si tenés exposición internacional, hay que cuidar mucho qué se dice y los canales de comunicación que se utilizan.”
Gabriel, en cambio cree que “debería ser menos confrontativo, pero tiene derecho a utilizarlo en su estrategia comunicacional”. De un modo similar piensa Jorge, quien calificó a las redes sociales como “una herramienta más de comunicación, y como tales, su uso apropiado resulta positivo. Me parece excelente que podamos conocer el pensamiento del canciller y de todo funcionario público respecto a cualquier tema que considere oportuno mencionar.”
¿Influye su imagen sobre la de la comunidad judía?
Se consultó a los encuestados si consideraban que el accionar del Ministro podría tener repercusiones en la visión que tiene del resto de la sociedad sobre la comunidad judía, es decir, si sus decisiones podrían ser capaces de generar comentarios o actitudes antijudías.
Gustavo Perednik opinó que “en algunos sectores de la sociedad sí se juzga a Timerman como judío”, aunque sostuvo que no se trata de un sentimiento general ni de una situación relevante. Para algunos de los encuestados, no toda la sociedad comete ese tipo de errores. Jorge piensa que “la gestion de Timerman no hará cambiar la opinion de nadie -intelectualmente bien formado- respecto a la consideración que tenga sobre los judíos argentinos. Quien tenga mala opinión de los judíos la seguirá teniendo, él no es el primer funcionario judío argentino y no creo que la mayoría del pueblo esté pendiente de juzgarlo como tal.” Daniel compartió esta apreciación, y sostuvo que “en eso, los judíos pecamos de exagerados y de susceptibles. Estimo que su imagen no es positiva para los que disentimos con el gobierno y positiva para sus adeptos, pero independientemente de su condición de judío.”
Para otros encuestados, como Pablo, Timerman sí está más expuesto a las críticas por ser judío, ya que “siempre que un judío se expone en cargos de esta naturaleza, su posición es complicada, y el resto de la sociedad, ante el mas mínimo e involuntario de los errores, culpa de ello a toda la comunidad”.
Si bien en los medios de comunicación más importantes no se ven claras marcas de que se juzgue su gestión considerando su origen judío y, como hemos visto, dentro de la comunidad las opiniones son diversas, se puede observar el uso de su judeidad como “caballito de batalla” en algunos sectores pro palestinos, que equiparan, sin hacer distinciones ni hilar demasiado fino, al judaísmo con el sionismo, y lo llaman “el canciller sionista”.
Aún a pesar de que, en 2010, haya impulsado el reconocimiento de Argentina hacia Palestina como “estado libre”, en sectores contrarios a Israel se lo ve como un enlace del “poder sionista” (imagen que construyen, peligrosamente, cercana al imaginario del “lobby judío”, sostenido por sectores antisemitas) con la política argentina.
En cuanto a este reconocimiento, las respuestas fueron también muy diferentes. Jorge aclaró, con su opinión, un concepto: “Timerman asumió como Canciller de la Argentina, no como Canciller judío de la Argentina. No olvidemos que en Israel mismo hay cientos de miles de israelíes que apoyan la creación del estado palestino, no veo contradicción alguna entre su status de Canciller y su condición de judío. En mi opinión personal, creo que es una medida desacertada y que no representa mi posición, aunque acepto las reglas de la democracia y la potestad que tiene el gobierno de tomar esta determinación. No la considero influyente en el devenir del conflicto.”
Gabriel compartió un pensamiento similar: “creo que se debe a una decisión del bloque de UNASUR y no afectó a la relación entre los dos países (Argentina e Israel) a nivel diplomático. Su accionar es coherente con su forma de pensar y ver al judaísmo, aunque no comparto esa visión”.
Para Perednik, el reconocimiento de Palestina significa “un grave perjuicio al proceso de paz y un premio a los que no quieren negociar un acuerdo. Fue un golpe duro de Argentina contra Israel, no el primero. La posición de Timerman hacia Israel viene siendo crítica desde hace mucho. Publicó en Página/12 embates inmerecidos contra el estado judío, desde una óptica ‘progre’, que ya está trasnochada. Todas las personas democráticas, judías y no-judías, deberían apoyar al Estado de Israel. Pareciera que la línea del gobierno argentino es más cercana a alinearse con los déspotas árabes.”
Claudia también ligó este accionar con su pensamiento político de izquierda, opinando que “la posición de Timerman es la de un judío de izquierda a quien no le interesa Israel. Como judío, debería tomar una posición más objetiva.”, reclama, y advierte que esta decisión “sí deteriora la relación de Argentina con Israel.”
Por su parte, Daniel sentenció que “el reconocimiento muestra una falta total de conocimiento del conflicto palestino-israelí y falta de tacto también. Considero que a Israel le importa poco la opinión del estado Argentino, pero no sorprende, ya que siempre tuvimos respuestas similares de nuestros gobiernos. Creo que la posición hacia Israel no corresponde con la realidad que se maneja en la región, pero por desconocimiento e intereses creados con países petroleros, seguramente.” Sin embargo, aunque condene la posición del Canciller ante Israel, opina que su condición de judío no debería ser un factor determinante, “debería ser neutral, los sesgos no son buenos. Como canciller, debería reflejar los intereses mutuos de ambos países, independientemente de la religión.”
Luego de contrastar las opiniones de los encuestados, y viendo, día a día, su consideración en los medios, es claro que estamos ante un funcionario más que polémico, rasgo que no necesariamente se suele unir a su pertenencia a la comunidad judía, que lo ve desde diversas ópticas. En la mayoría de los ciudadanos judíos, su presencia en el cargo de canciller no genera una expectativa mayor, aunque sí, para algunos, exige una cierta responsabilidad ante la comunidad judía argentina. El tiempo dirá si ese grado de compromiso con su comunidad fue asumido.
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