Esta fue mi cuarta visita a Polonia, quince años después de la primera y diez después de la última.
Polonia versión 2009 es colorida, europea, llena de vida y mirando a un futuro mejor; la de 1994 era gris, deprimente, comunista en muchos aspectos y con más interrogantes que respuestas. Más allá del país, su presente y su pasado, en la memoria colectiva judía el nombre Polonia siempre estará asociado al Holocausto y el Ghetto de Varsovia.
A principios de los 90, cuando los judíos del mundo entero comenzaron a llegar a Polonia ,lo hacían con el propósito de visitar cementerios, campos de exterminio y recuperar algo de todo lo que había desaparecido. Esto continúa hoy en día pero desapareció aquello de sentirse culpable por disfrutar de un espectáculo en el mismo lugar donde se escribió la página más negra de nuestra historia hace tan solo setenta años.
Fui a Polonia al frente de cuarenta personas y tres instituciones una de las cuales promueve y apoya el resurgimiento de la vida judía . Es difícil de creer pero hay judíos en Polonia y siempre los hubo después de la Shoá. Muchos están descubriendo sus raíces ahora ya que sus padres y abuelos se lo habían ocultado tras la Shoá y los cuarenta años de comunismo que le siguieron donde manifestar su judaísmo era prácticamente un crimen.
En Cracovia se organiza desde hace varios años un festival de música judía en el cual participan muchos jazanim de EE.UU. y cantantes israelíes, americanos y otros lugares de Europa. El mismo se realiza en Kazimierz, corazón de la vida judía en Cracovia en donde residían 85.000 judíos antes de la Segunda Guerra Mundial.
A una hora de Cracovia está Auschwitz-Birkenau, epicentro del Holocausto. ¿Qué puedo agregar yo que no se haya escrito sobre este infame lugar? Jamás imaginé que visitaría ahí por cuarta vez y es mi deseo que todos los judíos del mundo lo visiten, simplemente para decir que aquí estamos a pesar de todo…
En Varsovia queda poco y nada para ver ya que ninguna ciudad de Europa fue tan castigada como la capital polaca durante guerra.
Aquí vivían 300.000 judíos antes de la guerra, sin duda el corazón del judaísmo europeo.
Por diferentes motivos el cementerio judío de Varsovia quedó prácticamente intacto durante la guerra y allí viví uno de los momentos más emocionantes de toda mi vida. Siempre supe que ahí estaban enterrados mi bisabuelo, tatarabuelo y otros familiares todos de apellidos Lamstein, única familia con este nombre.
Tuve la dicha de encontrar a mi tatarabuelo Iehuda Iosef Lamstein (Z”L) nacido en 1850 y al hermano de mi bisabuelo, el rabino Abrahanm Itzhak Lamstein (1872-1925). Las emociones no terminaron ahí ya que también encontré a Menajem Mendl Lifshitz (Z”L) (1874-1936), bisabuelo de mi esposa Lisa. Lamentablemente no pude encontrar a mi bisabuelo.
Hace 10 años era casi imposible encontrar un familiar ahí, pero gracias a la filantropía de una persona de Chicago y el esfuerzo y dedicación de cuatro jóvenes judíos polacos ,se ha logrado identificar 70.000 tumbas. Aún quedan más del doble por identificar.
En síntesis fue un viaje para recordar a todos aquellos que fueron asesinados en la Shoá, celebrar la vida judía en Polonia (un tema muy controvertido) y sobretodo tener evidencia física de mi pasado y el de Lisa. ¿Quié sabe si nuestros bisabuelos hicieron tefilá en la misma sinagoga o simplemente se sentaron en el mismo café hace cien años?…
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