El antisemitismo es un término que hace referencia a la hostilidad abierta hacia los judíos como grupo generalizado. Suele manifestarse en una combinación de prejuicios de tipo religiosos, raciales, culturales y étnicos.
La Real Academia Española (RAE), define al antisemitismo como el enemigo de la raza hebrea, de su cultura o de su influencia.
Aunque la etimología del término podría dar a entender que se trate de obstinaciones contra los pueblos semitas en general, el término se usa en forma exclusiva para referirse a la rivalidad contra los judíos.
En 1879, Wilhelm Marr, periodista, agitador y teorético, acunó el término a fin de distanciar el fenómeno de toda connotación religiosa.
Cabe aclarar que jamás se crearon partidos o ideas que combatieran a los "semitas". En una oportunidad, el canciller egipcio Amer Musa preguntó "¿Cómo vamos a ser antisemitas, si nosotros somos semitas?"
Se puede entender que existe un odio particular contra los judíos que se denomina "Judeofobia", en cuyo prefijo se señala el verdadero destinatario de esta aversión, el judío.
El filósofo argentino Gustavo Perednik, comenta en sus ensayos, que “los judíos fueron odiados en sociedades paganas, religiosas y seculares. Fueron acusados por los nacionalistas de ser comunistas y por los comunistas de ser capitalistas. Si viven en países no judíos, son acusados de dobles lealtades; si viven en el país judío, de ser racistas”.
“Los judíos en demasiadas ocasiones fueron maltratados. Cuando gastan su dinero son vistos como ostentosos; cuando no lo gastan, son despreciados por avaros. Si no se asimilan son odiados por cerrarse en sí mismos, y demás injurias”.
Dentro del deporte podemos decir que también se evidencian situaciones de intolerancia y discriminación como en la sociedad en general. En el fútbol las parcialidades se caracterizan por ser, racistas, xenófobas, etnocéntricas y homofóbicas. Detrás de las “letras” de las canciones que se corean partido a partido en las canchas se albergan insultos y discriminaciones.
Es conocida la semejanza entre Atlanta y el judaísmo, debido a que el club pertenece al barrio de Villa Crespo, donde se encuentra la mayor población judía de la Capital Federal. En el 2002, el club All Boys, recibió una multa después de que sus hinchas, entonaran cantos ofensivos contra la comunidad judía acompañados por una bandera que decía “Yo nazi en Floresta” (sic).
En febrero del 2000, el club Defensores de Belgrano recibía al conjunto de Atlanta con jaboncitos al campo de juego, como clara alusión al Holocausto.
Además de dicha acción, se podía escuchar:”lo dijo el tío (Héctor Cámpora), lo dijo Perón, con los judíos hacemos jabón” (sic).
El 9 de marzo de este año, la DAIA repudió los hechos discriminatorios perpetrados por sectores de la hinchada del Club Independiente en el encuentro contra Boca Juniors, el día anterior.
El conjunto local, exhibió banderas de Bolivia y Paraguay con connotaciones peyorativas y denigrantes, y el árbitro debería haber suspendido el encuentro hasta tanto cesara la acción discriminatoria, hecho que no ocurrió.
El artículo 88 del Reglamento de Transgresiones y Penas de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) dice que “se impondrán sanciones al club cuya parcialidad, antes, durante o después del partido, exhiba símbolos discriminatorios o entonen canciones con igual contenido, siempre que estos últimos sean de tal magnitud que resulten nítidamente audibles”.
El artículo 270 indica que “un árbitro puede ser sancionado con suspensión de 7 días a 10 meses si en su informe omite mencionar este tipo de hechos”.
Paradójicamente, en el año 2003, Julio Grondona, presidente de la AFA y vicepresidente de la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA), fue denunciado por un acto de discriminación ante la justicia, debido a sus declaraciones en el programa de televisión llamado “El Sello”.
El ciclo, conducido por Ramiro Sanchez Ordóñez, ofrecía una entrevista a su invitado. Cuando el periodista le preguntó a Grondona por qué no había árbitros judíos, respondió que en el fútbol argentino hay pocos árbitros judíos, porque "a los judíos no les gustan las cosas difíciles".
La discriminación racial o religiosa en los espectáculos deportivos, existe en todas partes del mundo. En el año 2006 el ayuntamiento de la ciudad de Roma, Italia, antes del clásico entre Lazio y Roma, convocó a los dos equipos a participar en reuniones contra el antisemitismo con sobrevivientes judíos italianos de los campos de concentración nazis, para luego poder dar un mensaje a los aficionados.
Una de las grandes razones por la cual el ayuntamiento romano debió juntar a los dos equipos, fue porque un jugador de la Lazio, Paolo Di Canio, siempre confesó ser un admirador del dictador italiano Benito Mussolini y de la política fascista. El jugador, cada vez que anota un gol, levanta el brazo, en clara alusión al saludo nazi. Sus actitudes son acompañadas por sus palabras, alegando que sus ideas no serán cambiadas, pero que “eso no significa que esté a favor de la violencia".
En el 2005, La Unión de Asociaciones de Fútbol Europeas (UEFA), decidió sancionar duramente a los clubes cuando sus hinchas cometan actos repudiables de discriminación.
El club Sparta Praga, de la República Checa, fue multado con 45.600 dólares por el comportamiento racista demostrado por sus hinchas en un encuentro. En España, el club Getafe tuvo que pagar 3.000 euros porque sus simpatizantes hacían sonidos de mono cuando el jugador camerunés, Samuel Eto'o, tocaba la pelota.
Berlín, la capital alemana, recibió en 1936 los XI Juegos Olímpicos. Adolf Hitler aprovechó la instancia deportiva para demostrar al mundo la magnificencia del nazismo. El atleta Jesse Owens, norteamericano de raza negra, consiguió cuatro medallas en los Juegos. En el momento de entregarlas, Hitler se rehusó a hacerlo, mientras felicitaba a los dos que completaban el podio, quienes “casualmente” eran de raza aria.
Los XX Juegos Olímpicos se realizaron en Munich, Alemania. El 5 de septiembre de 1972, ocho terroristas palestinos denominados “Septiembre Negro”, ingresaron en las instalaciones creadas para albergar a los atletas, llamada Villa Olímpica, con el objetivo de atacar a la delegación israelí. Nueve atletas pudieron ocultarse, pero ocho fueron capturados como rehenes. Finalmente terminaron asesinados por los palestinos.
El nadador norteamericano Mark Spitz, fue estrella de los Juegos consiguiendo siete medallas doradas. Terminados los Juegos, expresó que como ser humano y como judío “estaba espantado y entristecido por el ultraje cometido”. Spitz debió salir de Alemania con un alto operativo de seguridad por posibles incidentes.
El fútbol argentino sufre de varios episodios de discriminación.
En el año 2005 en Brasil se disputaba el partido entre Sao Pablo y Quilmes. El jugador argentino Leandro Desábato fue detenido luego del encuentro, por tratar de “negro” a Grafite, jugador del conjunto local. La policía brasileña, lo encarcelo, por violación al artículo 140 del Código Penal que define la injuria calificada con agravante de prejuicio racial. El jugador, debió pasar una noche en prisión y pagar una fianza que le permitió salir del país.
El 20 de septiembre del 2008, Raúl Ulloa, presidente de Gimnasia y Esgrima de Jujuy presentó su renuncia, luego de las palabras del árbitro Saúl Laverni.
Ulloa fue a increpar al juez, terminado el partido contra Argentinos Juniors, debido a que culpó a Laverni de tratar a sus jugadores de “bolivianos”. Además, agregó Ulloa, “cada vez que el árbitro debe dirigir un encuentro en nuestra provincia, se hospeda en Salta diciendo que se siente más cómodo”.
Laverni tildó al presidente de mentiroso y aseguró que sus acusaciones fueron falsas. El 6 de octubre de ese mismo año, la presidenta María José Lubertino del Instituto Nacional Contra La Discriminación la Xenofobia y El Racismo (INADI), reunió al presidente de la institución norteña, al árbitro en cuestión, a Mario Schmoisan de la AFA y Guillermo Marconi como representante del sindicato de árbitros, para encontrar una solución al supuesto acto discriminatorio.
Al igual que Leandro Desabato, el jugador argentino Maximiliano López agredió verbalmente a su rival, Elicarlos. Este año, se enfrentaban por la Copa Libertadores de América, el club Cruzeiro contra el equipo del argentino, Gremio. El delantero, trató de “macaco” (mono) a su rival, y la policía lo detuvo concluido el partido. El jugador, negó haber ofendido a su rival, y argumentó que “la discusión fue producto de las altas temperaturas del encuentro, pero que nunca llamó a su contrincante mono”.
Los hechos de discriminación, como hemos visto, pueden ser producto de agresiones entre simpatizantes, como de jugadores. Este año, se produjo un hecho inusual. Un periodista, Gabriel Anello, fue acusado de antisemita.
El ex árbitro, José Barenboim, presentó pruebas ante el INADI y la DAIA, que mostraban al relator culpable de escribir en Facebook: “Hitler debió haber vivido 10 años más para terminar la obra”. La denuncia fue pública, y Anello intentó desmentir las acusaciones.
El deporte, en su esencia, requiere competitividad. Las confrontaciones generan rivalidades que no deberían salir del terreno de juego. Después de todo, mientras más nos integremos y avancemos a nivel deportivo, más nos integraremos y avanzaremos como sociedad.
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