El brillante columnista Julian Shvindlerman finaliza su artículo ( edición 463), aludiendo a la pereza moral a la hora de combatir el mal, nada menos.
Sin embargo, observando nuestra experiencia histórica, vemos que el mal, no ha parecido conmoverse mucho, ni poco, por amonestaciones morales (por valiosas que sean), desgarradoras invocaciones a la justicia, a la valentía intelectual, etc. El mal tiene códigos propios, es artero, cínico, e imperturbable. Con sorpresa e ingenuidad, hemos visto como el mundo ha sido mudo testigo y cómplice de nuestro martirio, y cuando hemos querido defendernos ,por ej. tras 12000 cohetes, tachados de asesinos. Además, el otro lado dice ,que él es el bien ,y él actua en nombre de la moral ¿quién dice que yo tengo razon?, tal vez hay una moral distinta, pero tan válida o más que la mia, desde otra perspectiva. La existencia de un Creador,que trazó un plan y un mapa para la creación, implica una valoración de qué está bien o mal respecto de su existencia y voluntad. Entonces ¿cómo luchar frente a la densidad y sofisticación del mal?,¿cómo lograr concretamente desarmarlo, anularlo?.
A la luz de la Torá explica el Rab Pinto , que previo al encuentro de nuestro Patriarca Yaacob, con su hermano Esav, quien quería matarlo, el ángel de este, lo ataca y al no poder vencerlo, lo lastima justo en el encaje del muslo. ¿Por qué?. Para convertirlo en tzolea (rengo), que en hebreo tiene la misma raiz que atzlut (pereza); quiso quitarle la agilidad para cumplir los preceptos de DI-S, porque el ángel del mal sabía,que solo si lograba mermar el vinculo de Yaacob con DI-S, podía luego Esab vencerlo materialmente. El libro Tania (cap. 37 y otros ), explican que al hacer Mitzvot, logramos bajar al mundo energía desde nuestra fuente. Al hacer lo contrario, nuestro estímulo provoca que la energía sea derivada a la Sitrá Ajra, el otro lado, el mal, el cual no tiene una existencia propia, sino que vive y crece por la energía que nosotros le derivamos. Llega un momento en que ,tras el trabajo de generaciones judías , logramos transmitir al mundo la suficiente energía, para refinarlo espiritualmente, lo que produce la manifestación abierta de la fuente de toda(energía), DI-S, frente a lo cual el instinto del mal, deja de funcionar, el hombre deja de poder elegir hacer lo contrario a la voluntad de su fuente, , por lo tanto,el mal deja de recibir energía y sustento y desaparece. Al manifestarse abiertamente la fuente de la energía y la vida, esta fluye ya, sin ningún impedimento, el bien se expande completamente, dejando de haber enfermedad, muerte, dolor, competencia, etc. Esto es lo que conocemos como la "Era Mesiánica", doceavo principio de la fe judía, explicada legalmente por Maimónides al final de su libro "Iad Hajazaká" (y considerada por todos los cabalistas contemporaneos como inminente). Si bien esto es solo una gota del mar sobre el tema, de acuerdo a la Torá y el judaísmo, es la única forma efectiva de luchar y vencer al mal.
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